Instinto Contagioso
Me sobrevivo en vela, mereciendo que al corazón me apunten al matarme. Bonifaz Nuño También escribo para recordar.
jueves, abril 03, 2025
martes, abril 01, 2025
lunes, marzo 31, 2025
Tres lecciones de 500 pesos
domingo, marzo 23, 2025
martes, marzo 18, 2025
lunes, marzo 17, 2025
Traigo ansiedad, porque algo que ha sido ininterrumpido desde enero, hoy no sucedió. Cuando, la única vez que yo intenté algo así, rápido recibí una llamada para cuestionarme el porqué del cortón. Y eso derivó en una larga conversación que no terminó bien. Como producto de lo ocurrido, he estado escribiendo frases sueltas en post it. Frases con las que pretendo aclarar el motivo, con las que pretendo darme ánimos, y que me llevan a cuestionarme: ¿en realidad estoy tan mal? ¿En realidad estoy tan necesitado de esa atención? En estos momentos me cuestiono y me pregunto si hice algo mal, si se mal interpretó algo que puse, en apariencia, para dar espacio, que pareciera que era un desdén a la conversación. Pero me queda claro que no quiero este tipo de ansiedad para mi vida. Por otro lado, también hoy resolví algo que había salido mal en la semana y que me dio mucha tranquilidad y me dio fuerza. Eso, justo eso diría mi terapeuta: ¿qué te hace fuerte? No los otros, no. Si no lo que radica en ti. ¿O me estarán aplicando una especie de narcicismo? Me suben a las estrellas, y luego empiezan los silencios. Debo estar alerta. Creo que esta idea me puede dar tranquilidad para enfrentar la noche. Mi segunda noche solo en esta casa que no había podido habitar desde octubre, pero que ahora me estoy haciendo la fuerza que me dejaron estos días. Fui muy feliz. Sí, con mi felicidad cauta y apagada, pero ahora esas imágenes ya son las de este sitio. Aquí donde nació mi familia, aquí también queda un registro de estos meses turbulentos y ambiguos.
lunes, marzo 10, 2025
jueves, marzo 06, 2025
miércoles, marzo 05, 2025
lunes, marzo 03, 2025
domingo, marzo 02, 2025
Estos días, en que mi estado de ánimo es muy variable, me pregunto cuál es mi centro, lo que me mantiene enfocado o al menos me da esperanza. Y eso es, creo, que el tiempo pasa. Que no siempre debo tomar yo todas las decisiones. Que a veces sólo queda esperar. Al menos eso me ha dicho la terapeuta: también no hacer nada es hacer. Así que espero, intento avanzar y poner límites poco a poco, aunque con eso me lleve tremendas tundas porque, al mismo tiempo, no tengo las herramientas o más bien, los patrones de acciones que desarrollé a lo largo de tantos años siguen activas. Aunque también, no todo es culpa mía, por supuesto. Con frecuencia me dicen: "recuerda que las otras personas también son adultas y deciden cómo deben sentirse". Aún así no es fácil. A menudo me pregunto también, si las decisiones que he tomado en mi último año año y medio fueron las correctas. Sin duda, las actitudes de los últimos cuatro años no fueron las mejores, pero ¿en realidad estaba taaan mal? ¿No necesitaba algo de comprensión? Llega un punto en donde ya no encuentras el momento donde la telaraña se torció. Eso es cierto. En donde, tras buscar e indagar en tu pasado no sabes en qué momento tomaste la decisión que te llevó a este presente y te descubres con las manos quemadas y sólo el dolor o la ansiedad te permiten, más que tomar algo, estarlo soltando sin dejar que se te caigan. Justo eso. Creo que esa es otra de las imágenes de este tiempo: malabarear con sentimientos, responsabilidades, actitudes, acciones, reacciones, que caen sobre tus manos quemadas. Así son los días. Así es el presente.
miércoles, febrero 26, 2025
Hacíamos colecciones. Si alguien decía un poema sobre la luz, entonces les pedía a alguien que buscara otro poema sobre la luz, a alguien más que trajera un espejo para reflejarla, otro debía contar una historia donde la luz fuera su recuerdo más bonito, otra persona debía hacer un dibujo donde la luz fuera lo más importante. Después, reunidos, compartíamos nuestros hallazgos, la luz vuelta poesía, color, sonido, memoria. A veces, sin embargo, lo que nos motivaba era algo triste, como una tarde que leímos Las muertas de María Ribera. Entonces, buscamos poemas, pero también historias de desaparecidas. Les pedí que hiciéramos un mapa, y en el mapa, en cada estado, nombres de hombres y mujeres desaparecidas. Y poemas que los recordaran, versos, porque cada desaparecido tiene también el derecho de sonar como un poema de amor. Eso hacíamos en Salas de lectura, cuando era docente, cuando de cierta manera era feliz con los libros.