Es difícil leer poesía en el metro, específicamente, leer a Eduardo Milán en el metro. Primero, porque, bueno, Milán intenta hacer poesía, el rastro de su pensamiento arguye la poesía y después porque el metro, bueno, el metro intenta ir contra cualquier elemento poético, lo destruye a las siete de la mañana; en cualquier dirección, más si es Indios Verdes-Universidad. Pero aún así logro abrir el libro y me encuentro esto:
Quiero dejar claro que esto es completamente distinto
a lo que escribí antes. Halo, alas, aura, las que tenía
son otras. Yo sólo quiero que me quieran. Yo
sólo quiero ser un pelícano como mi padre, hijo de pelícanos.
Quiero hacer una escalera peldaño por peldaño. Yo quiero
tener el derecho a decir yo quiero y estar en paz, tú al Tíbet,
ganar el Ganges, delfín en circulación. Yo sólo quiero
hace un daño mínimo en el centro de la civilización.
Pelícanos: peldaños, iconos.
Pelícanos. Pensando en pelícanos, creo, es una buena forma de iniciar el día, de reiniciar el blog.
2 comentarios:
Donde te metas? ya ni te conectas!! ni O :(
Por error abrí este blog (el mouse dio click más allá de donde deseaba) y cuál fue mi sorpresa al ver que habías vuelto.
Felicidades por esta reincidencia.
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