domingo, junio 15, 2008

The happening

Uno
¿Qué ocurriría sin en algún momento a la gente se le inhibe el deseo de la autopreservación? Esta es la terrible premisa de The Happening o El fin del mundo, como se subtituló en México a la última película de Shaylaman. The Happening cuenta la historia de una pareja que huye de Nueva York una vez que se descubre una toxina en el aire que desactiva este deseo. Las muertes inician siempre en los parques. Las escenas son escalofriantes. Tipos se lanzan desde las azoteas de los edificios, en caída libre, con los brazos plegados al cuerpo, chicas que antes leían animadamente, se sacan las agujas para el pelo y se las entierran en la garganta. Un policía se dispara, la pistola cae al suelo, otro tipo la recoge y se da un tiro, la pistola cae al suelo, una mujer la toma y jala del gatillo, la pistola cae al suelo...
La pareja huye en tren junto con un amigo y su hija. A mitad del camino reciben la noticia de que en la ciudad a la que se dirigen también ha llegado la plaga. Sólo les queda deambular por los campos y las ciudades pequeñas, pero incluso ahí los alcanza la maldición.
Mientras veía la película, me di cuenta que le hablaba directamente a mi deseo de preservación. ¿Qué ocurriría si un día decido, simplemente, darme un tiro?
Dos
Y sin embargo, al salir, en lo último en que pensé fue en darme un tiro y pensé, oh sí, pensé en cómo sería la vida si desapareciera el deseo de autopreservación en los políticos. Piénselo bien. Cómo puede caer un político de su gracia: simplemente, diciendo la verdad, no aceptando millonadas o miles de pesos, no yéndose por lo que dice el partido y sirviedo en realidad al pueblo y no a sus intereses. Ahí, el político renunciaria a todo lo que lo define como cualquier de nosotros definiría nuestra vida. El político, tal vez en su afán de darse una muerte política, tal vez, se estaría salvando. Irónico. Lo mismo ocurriría con la policía. Buscarían bien a los narcos o a los delincuentes, ¿qué, acaso buscarlos e ir en contra de ellos, no sería como ponerse una pistola en la cabeza?
Tres
Al final, de cuentas, la película me emocionó. Me asustó también. Me gusta mucho la obra de este director indio que dentro de la categoría de películas palomeras, siempre termina haciendo a uno pensar en algo más, como la chica ciega que va en busca de una medicina al otro mundo, el hombre obsecionado con encontrar a su oponente, la chica que viene a develar el futuro a un hombre o el padre que busca desesperadamente salvar a su hijo de los otros.
Las cintas de Shaylaman bien podrían situarse de esa manera: cómo comprender lo otro, lo extraño, lo que está ahi afuera de nosotros, acosándonos, ya sea fantasmas, una sociedad corrompida, un antagónico, un monstruo infernal, los extraterrestres o la propia muerte. Pero al final, siempre en las cintas de este director, se llega a la conclusión de que lo otro, lo que nos rodea, no se irá. Uno tiene que comprenderlo y al hacerlo y aceptarlo, comprenderse a sí mismo. Y sobre todo, dejar de hacer rabietas porque no nos sale, lo que no nos sale y porque el mundo no hace, lo que uno quiere o lo que uno considera, es lo mejor.