Conozco con seguridad esta sensación de querer contar algo, una historia: es como prisa y como sed, como ansiedad y como deseos de soñar no sólo con la primera línea, sino con la línea final. E imagino entonces los párrafos, las líneas, los golpes contundentes de la historia, ese momento en la historia que llegará, lo sé. Sucede que antes de ponerme a escribir, ya escribo.