La generación de los setenta es egoísta. Estamos ocupados pensando en nuestros temas individuales, renegamos, sin el mayor asomo de ofuscación, de aliarnos como generación porque, en la mayoría de los casos no tenemos una conciencia social fuerte, o sí, pero siempre resulta algo superficial, dicho en entrevistas más bien porque “debe decirse” o porque pensamos que por ahí está en Gran Tema.Escribimos de México, a pesar de México, o sin México indistintamente. Y entre tantas lecciones que aún no certificamos está esa; y se podría leer así: ante la imposibilidad de hablar de México escribamos de otros lados. Pero, entiéndase, esa imposibilidad nace del deseo impostergable de hacerlo.
En Milenio