Me ponen de mal humor los pesimistas. Lo sé. No tolero a aquellos que se van quejando de rato en rato, que todo lo ven mal, que todo tiene un aire de derrota aún y cuando ellos tengan lo que otros quisieran tener. Los pesimistas son como la parte podrida de la vida. No digo que el optimismo sea la parte mejor que caray, también cómo hace daño. No conozco escritores optimistas, tal vez tiene que ver con la forma como te apropias la realidad y al final te das cuenta que en el fondo, todo vale mierda. Yo mismo no soy nada optimista aunque procuro, antes de caer en la ofensa fácil, en la negación completa, mejor quedarme callado. ¿Qué culpa tienen los otros de que uno ande crudo, o ebrio, o que hoy se haya pinchado un dedo, o que tu mujer te haya pedido carta de divorcio o que te hayas dado cuenta que simplemente, no sirves más que para quejarte?
Buscaré un escritor optimista aunque dudo encontrarlo. (Generalmente pasan sus quejas al papel y generalmente con pésimos resultados).