Escribimos. Ejercemos la palabra en las esquinas de las revistas, en los documentos en blanco de procesadores de palabras, sobre hojas tamaña carta. A veces escribimos para revistas. Otras publicamos en antologías o bien en blogs electrónicos. La escritura tiene muchas, muchas salidas. Puedes escribir en lo íntimo sobre la piel de tu mujer o lanzar tus historias en tirajes de 1000 o 2000 ejemplares. Te puedes autopublicar o bien, tener la suerte para ser elegido por las grandes editoras trasnacionales.
Cuando alguien decide ser escritor sólo hay dos caminos: o escribes bien o escribes mal. No hay punto intermedio. Así de injusta o de apretada es la balanza. Lo único que interesa es la obra. Cuando alguien decide ser escritor se ajusta a esa balanza. Salen a su camino convocatorias de becas, de premios, enviar material a revistas y libros a editoriales. ¿Encuentros de escritores? También. Todo lo que ayude a revisar lo que escribes o preparar material sirve.
Lo que no sirve es vanagloriarse de tus becas, premios, publicaciones y contactos entre escritores. ¿Para qué vanagloriarse o creerse superior de algo que simplemente es parte de la chamba y del oficio?
Hay una gran responsabilidad al momento de ponerse el mote de escritor. Tiene la escritura feroces galgos dorados pero también sus mieles. Los grupos literarios a veces son feroces porque muchos inician siendo grupos de amigos y claro... la amistad se tarda en dar. Y todo grupo tiene sus vicios y virtudes por los que serán juzgados como seres sociales. Los grupos de escritores sin embargo, tienen una responsabilidad más fuerte: son puntos de gravedad. A veces pueden cohesionar y dar autonomía pero a veces son tan egoistas que se comen todos los cometas que lo circundan.
Sin embargo, lo único que se le pide al escritor es libros, crónicas, publicaciones periódicos. Y tal vez, en realidad, lo único que se le pide al escritor es que sea congruente y responsable con su decisión: es decir, que sea responsable con su obra y sus palabras. Lo demás, que si sales en lecturas, que si eres amiga de sutana y mengana, que si perteneces a tal o cual grupo literario viene sobrando y es de lo primero que se olvidará la gente al momento de leer la primera frase de tus libros.