Se ha puesto de moda, en diversos equipos de futbol mexicanos y sudamericanos, ofrecer a sus hinchas, aquellos que asisten quincena tras quincena a sus estadios y sufren de victorias y derrotas, la oportunidad de ser enterrados en un ataúd con los colores de su equipo del corazón. El paquete incluye un féretro con el escudo de la institución y los colores del equipo de los amores en los costados, frentes y tapas de la caja mortuoria. Las ventas sí han funcionado, dicen. Yo sólo pienso en la tristeza de esos muertos que han querido irse al más allá con algo que los distinga entre el resto de los que moraremos bajo tierra. Muchos colores en la muerte porque en la vida, tal vez, fueron grises, opacos, sin más pasión que ir cada quincena a ver a un equipo cuyos jugadores, pasados, presentes y futuros, nunca supieron, saben ni sabrán de ellos.