Basados en la famosa "Carta a las familias", escrita por el papa Juan Pablo II en 1983, un grupo de legisladores panistas en Nuevo León aprobó este día en comisiones (es decir, aprobó la ley para que pase a su dictamen directo en el pleno del congreso nuevoleonés, donde los panistas son mayoría) la Ley de la familia, que no es otra cosa que la creación mediante marco jurídico de la idea de que las familias sólo deben de estar compuestas por padre, madre e hijos, dejando fuera de ese ámbito y derechos, a todo el tipo de familias de las que se compone la sociedad, desde las uniones de convivencia y los matrimonios entre personas de mismo sexo o bien, los núcleos familiares compuestos sólo por la madre y sus hijos o el padre y sus hijos o bien las sociedades de unión libre.
La ley pretende la creación, además, de un Instituto de la Familia Tradicional, que se encargaría de regular contenidos en radio y televisión que pudieran afectar el menoscabo de la familia o bien, de todo aquello que fuera en contra de la familia tradicional: padre, madre e hijos. Incluso, en uno de sus artículos, defiende la capacidad de la familia de educar a sus hijos mediante las ideas religiosas que más convenga a los intereses de los padres.
Ahora bien, la ley, por sí misma, es excluyente. Afincada en una ciudad que acaba de pasar por la algarabía y los golpes de pecho de un FORUM Internacional de las Culturas y de una ciudad (Monterrey), que ha intentado ser considera como "la ciudad de Conocimiento", esta ley viene a mostrar el verdadero espíritu de una porción de la sociedad regiomontana: religiosa, llena de taras, con un costumbrismo servil a una tradición no sólo rebasada, sino agonizante. ¿Es la familia conformada por padre, madre e hijos el núcleo de la sociedad?, sin duda, pero en la sociedad actual, es sólo la asimilación de la idea de la familia y en la forma como cada individuo se apropia de ella como la idea de familia con sus valores y virtudes puede lograr éxito en la sociedad.
Lo que la Ley de la Familia en Nuevo León pretende es mostrar un rechazo a todas las otras formas de expresión familiares: a las formadas por madres solteras, a las formadas por uniones libres o entre personas del mismo sexo, a las familias que se conforman por ancianos que se juntan para sobrevivir, en una apropiación contemporánea del beguinaje. Es una Ley que atenta contra la libertad de expresión de la familia, afincada en un escrito religioso que data de 1983.
Sin dudad, es la idea de la familia lo que puede sostener a la sociedad, pero es ya imposible aceptarla bajo los cánones tradicionales. Ya no estamos en un mundo de carabelas ni muros. Esto, aunque duela, este mundo es el mundo de lo diversidicado, de lo efímero, de las nuevas tendencias. La familia, si quiere sobrevivir, no debería de ajustar sus reglas mediante leyes que parten más de ideas costumbristas y mochas. La familia, la sociedad si quiere sobrevivir, tiene que enfrentarse a la realidad: el mundo seguirá cambiando.
Lo que la ley no dice es que, toda ley per se tiene mecanismos de regulación o castigo para quienes no las cumplen. ¿Qué castigos se darán a todas estas familias que no incurren dentro del marco tradicional? Ahí es donde está el verdadero peligro, esta casi erupción fascista entre los panistas nuevoleoneses. ¿Cómo se castigará a las madres solteras, a los padres con familia, a las uniones libres y parejas lésbicas y homosexuales?
2 comentarios:
El empuje de la sociedad no podrá ser detenido por ninguna ley sobre esta tierra, de eso estoy seguro.
Es molesto que unos cuantos burócratas que creen representar a la sociedad se pongan a inventar leyes ridículas como esa.
La moral social nunca es justa si no se basa en el respeto al derecho humano y a la libertad de elección individual, no?
saludos
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