Hablando con una persona a quien apenas conocí hoy vía electrónica, llegué a la conclusión de que, así como se hacen necrologías sobre las personas, deberíamos de hacer las necrológicas de cada editorial que desaparece. En el fondo, necesitamos editoriales y necesitamos editores. No se le puede dejar todo al mundo de los agentes que todo lo inflan y que todo lo tocan. Necesitamos editoriales que publiquen libros de cocina o literatura, libros de mentadas de madre o de filosfía. A propósito de eso, me contaron de un jueguito en internet donde diseñas tu mascota, le das de comer, juegas con ella, etcétera. Y le pones una tienda. Hay gente que en ese mundo virtual, tiene librerías y tiene editoriales y publican libros fantásticos que no se ven en el mercado. Pero lo cierto es que, hay que escribir sobre la muerte de las editoriales. Hay que tener nuestro panteón de los sellos que fueron, fueron importantes y desaparecieron. ¿Acaso no extrañan a Joaquín Mortíz? ¿Qué le hizo Planeta a Joaquín Mortíz? ¿Cómo fue que nos la mató?