A esto, podría resumirse los dimes y diretes sobre la nueva narrativa mexicana. Parece que todos están en competencia. O los ponen a competir entre ellos, los escritores adultos, las instituciones, los que consideran que no están tan visibles ahora, etcétera, etcétera. Yo digo, qué hueva.
Como en los galgódromos, el conejo nunca sabe que lo van a perseguir. Así la literatura y los lectores, ni se enteran.