La ciudad está anegada. La lluvia gris se pega a todo. El tráfico en Monterrey y Viaducto es una oruga metálica con piel de vidrio. El taxista cambia de estación y yo lo miro un tanto aburrido, en este viernes que parece no terminar nunca. Al fin, sintoniza un programa de discusión donde se habla del tema de moda: los 49 mil millones de dólares de Carlos Slim.
Mientras pasamos la joroba de viaducto, la locutora dice que, lo importante de esta cifra, no es que Slim sea multimillonario, qué va, en más, qué bueno por él, lo importante es que define de una forma u otra el estilo de la economía mexicana.
Y el taxista y yo la escuchamos dándole la razón mientras tratamos de desembarazarnos del tráfico metiéndonos entre las calles de la Roma sur.
-Eso está bárbaro, ¿verdad?
-Sí... 49 mil millones de dólares es algo que no puedo ni imaginarme.
-Ni yo.
Después hacemos silencio.
-Y yo que me sentía bien porque me acabo de comprar otro taxi -insiste con la charla el conductor y noto cierto desgano en su frase.
-Yo me sentía contento porque fui al cine y comí palomitas.
Lo entiendo. Saber que no tienes 49 mil millones de dólares te puede causar un gran vacío en el estómago. Uno tiene que aprender a vivir con la riqueza de las cosas pequeñas.
2 comentarios:
Yo. Soy Rica... y no tengo un centavo :)
Yo. Soy millonaria... y no tengo ni un centavo :)
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