Jueves 26. Fecha de entrega del FONCA. Aunque no participo, voy a entregar el proyecto de otra persona. Son apenas las ocho y treinta y encuentro ya a cerca de doce personas afuera de Hamburgo 115. Hace un poco de frío pero llevo mi periódico Record en la mano mientras el resto de los solicitantes llevan libros voluminosos en las manos. E insisto: hace frío. Poco a poco, en la espera, algunos solicitantes empiezan a hablar de las becas y que deberían de darlas al menos por lástima, otro se queja de que den tan pocas. "Es un país de casi 100 millones de habitantes", expresa para ganarse el consuelo o la aprobación del resto. Yo: callado, siguo leyendo el Record donde dice que el Pachuca ahora sí es el equipo de México.
La gente en la fila, toda, podría ser catalogada de inmediato como creadores jóvenes, lo son, por supuesto, pero hay en sus miradas y actitud desde el que toma café y fuma cigarrillo (pido una buena razón para iniciar el día con café y cigarro) y mira con aire despreocupado las paredes del edificio, pero también con el aire de quien piensa en la profundidad de la materia y el ser. Otras chicas se alacian el cabello o una le da un breve masaje a la otra. La mayoría presiente el nerviosismo en el aire. Digo, es otro año. Y cuando miro de reojo en la solicitud de otro, veo que tiene tachados todos los años: todos los años viene por esas fechas a pedir la beca.
Hoy le decía a alguien que, bueno, un escritor se hace de formas tan raras, pero no se hace en definitiva, mediante una beca: la beca te da el espacio, el tiempo, pero si uno no se da el lenguaje y la disposición de batallar con el libro en proceso de escritura, no habrá nunca becas que lo hagan a uno escritor. Pero, ¿quién decide si te la dan o no? El azar, la suerte también. Cuando me voy me llevo la sensación de que todo está bien: ya hace sol y para no ponerme denso mejor me como una manzana.
5 comentarios:
No sé de becas porque nunca me he ganado una y menos del FONCA. Pero sí te puedo dar una buena razón para tomar café en la mañana: te despierta, es muy rico y quita algo el frío. (Tampoco sé de fumar)
Yo iba a lo mismo, yo no sé de becas. Pero el cigarro despierta por acelerar ritmo cardiaco y el café pos por la cafeína para igual abrir más los ojos.
Ya no alcance a pasar al lugar de comida que recomendaste. Me gusta más Zacatecas que Aguacalientes, eso ni dudarlo.
En fin, saludos.
Ay, Toño, andas bien zen. Pues sí, las becas te dan tiempo, cosa que no te dan los premios. Lo sabemos. Saludos,
Òudi-Ló
Ese Toño... tanto tiempo. Primera: razón para despertar con un café y un cigarrillo incluso aún antes de saber en realidad si uno ya despertó o sólo sueña que sigue vivo: la misma que te orilla a sentirte reconfortado con un taco de tripa a las 3 de la mañana o seguir bebiendo aunque ya no encuentres verdadero placer o sepas que estás a punto de cruzar la raya de la cordura... El simple placer de encontrar placer en la autodestrucción y gozarlo... Además de que para quienes fumamos y tomamos café, la combinación de acideces es, simplemente, deliciosa. Y no hay más razón para ella que esa.
Y sí, las becas no sirven para escribir, pero sí para no tener que buscar trabajo, jajajaja... Saludos
Humberto, Oscar, Blanca, Alfredo. Bueno, esta cuestión bequil son cosas tan raras... pero digo eso de que las becas no lo hacen a uno escritor, porque luego parece que vivimos al contrario. Pero, bueno, escribir no tiene nada qué ver ni con conocer gente o estar en las mafias, ni en esos temas que luego a mí me da por escribir pero que son puro desperdicio mental. Escribir, mejor no diré qué es, total, todos lo sabemos.
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