Platicando con una amiga hace días llegamos a la conclusión de que nunca, como ahora, nada puede asegurar que un escritor será escritor años más adelante. Somos una generación efímera, la de los nacidos en los 70, porque entre el peso de los sesenteros y las prisas de los ochenteros, terminarán por arrebatarnos algo de luz, de pisada, etcétera. A mí me sigue preocupando más construir una obra, por disímil que esta sea, pero sí veo que en la celeridad en que vivimos, más dificil será con los años. México es el país donde a los 40 años, ya es dificil que te publiquen si no tienes algo previo e incluso, terminando los 36, ya la cosa se ve complicada. No somos la generación atari, como leí por ahi en Chilango, somos la generación de la incertidumbre. Ni publicar en Letras Libres, ni publicar seis libros o ganar un premio en España o en buenas editoriales mexicanas son sinónimo ya de nada: sólo de ascuas, de silencio, de sorpresa, tal vez con la misma sorpresa con la que nos enfrentamos ante la página en blanco sin saber en realidad a dónde ir.