Hace días me tiré al piso al oír la noticia del bebé de 15 días asesinado por su aparente padre. Hoy la verdad no sé ni qué pensar. La madre del pequeño muerto acaba de dar una rueda de prensa para pedir que saquen a su esposo de la cárcel, que ok, que el bebé murió, pero que ella quiere de regreso al padre de sus hijas, que quien las va a mantener, que ellas aman al hombre y que total, pues fue un error y que cualquiera lo comete "lloramos mucho por él", dice, pero no por el bebé, sino por el tipo que jaló del gatillo. Sí, esta señora es la imagen, es la sociedad que somos ahora: la que llora por los delincuentes, la que olvida a los muertos, a los levantados, a los mutilados. Por eso no es bueno ponerse a llorar.