Voy camino a un trabajo. El taxi se detiene en una esquina. En la banqueta, un hombre sube a su hija pequeña a la parte superior de un buzón. Después, la hija salta a los brazos del padre. Hasta mí llegan los gritos en la mañana, las risas. Epa, dice el padre y vuelve a subir a la niña hasta el buzón y ésta vuelve a saltar. A un lado, la madre sólo se dedica a sonreír y mirar los saltos de la pequeña.
La niña no salta, aprende a volar.
2 comentarios:
me gustan tus letras
En verdad me agrada lo que escribes y como lo haces, tienes el don. Sin duda alguna, uno de mis blogs favoritos.
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