lunes, diciembre 31, 2007

Escribo para no olvidar que escribo

Debería de ponerme a leer en lugar de querer escribir. Hace mucho que no leo. Dirán algunos amigos, que nunca en mi vida he leído. Por eso me apena en ocasiones cuando en alguna reunión alguien me pregunta que si ya leí lo nuevo de Zaide Smiths y yo simplemente subo los hombros en señal de no. Entonces, mi interlocutor, me pregunta si he leído ya La caverna, de Saramago y hago una mueca de que no, en realidad no he leído ya La caverna. Tratando de salir del atolladero, trato de desviar la plática a otros libros, esos viejos libros que leí hace tiempo. Me encantó El ensayo sobre la ceguera, indico. Y mi interlocutor, entonces, hace una mueca de satisfacción, como si finalmente nos pudiéramos entender, como si al final hayamos podido hacer contacto.
Pero los personajes de El ensayo sobre la ceguera me son ya vagos. Leí esa novela hace mucho tiempo. Aún vivía en M. Incluso, la recomendé ampliamente en una conferencia que di sobre qué es la literatura. La sala era impresionante. Un sitio para casi trescientas personas. Nunca había hablado ante un público tan amplio. Una maestra me había invitado ahí, aduciendo que yo era un joven escritor y que sería de buena utilidad hablar con los chicos de contabilidad. Ni lo pensé ante la invitación, dije que sí. Yo voy, pero, cuando me presenté ante el auditorio las piernas me temblaban. Más al oír la voznería aburrida con la que respondió la clase cuando la maestra informó que ese día tocaba la clase de literatura. Aquellos abucheos me hicieron palidecer. Cuando subí a la mesa, mis primeras palabras fueron: “Antes que nada, debo de pedirles una disculpa porque a mi, bueno, a mí me gusta la literatura.”Ahora que lo pienso bien, ¿qué tenía qué hacer yo ahí, un chico de veintitrés años que escribía? Nada. Nada. Sólo el ridículo. Porque hablar de literatura sólo causa ridículo, como ese interlocutor mío que me preguntaba sobre la novela de Saramago. Yo qué sé de Saramago, debí de decirle en ese instante. Me importa un comino Saramago.
En cierta ocasión, un buen amigo me preguntó si ya había leído a otro escritor europeo (de europa del este, creo y de cuyo nombre no recuerdo nada), le contesté que no. No he leído nada de él. Así quedó el asunto. A las semanas, ambos, coincidimos en un taller literario. Cuando tocó su turno de llevar texto, no soportó las críticas. No eran críticas acérrimas, acaso algunas mal pensadas, ¡pero qué taller no tiene críticas mal pensadas! Mi amigo no soportó la presión y cuando llegó a mí, me dijo: ¿y dices que quieres ser escritor, y no has leído a…? No me cayó en gracia el comentario.
De cuando acá, para ser escritor, había que leerse a todos los autores principales del siglo xx. Hasta la fecha, no lo he leído. Varia gente me dice que me pierdo de algo importante. Sin duda. Pero hasta ahora no he leído a Chéjov, ni a Baudelaire como debería, ni a Joyce. Ah, conozco gente que se levanta el cuello porque ha leído a Joyce no sé cuántas veces o cuando cita a autores raros. Está bien por mí que los lean. Vaya, que los lean. Por mí que lean el libro de los mormones o la biblia completa o el Corán, pero que no vengan conmigo a alzarse el cuello y decir con autosuficiencia que ya se han leído no sólo a Joyce, sino a Musil o las noveletas de Juan García Ponce o los ensayos de Gabriel Zaid. Bien por ellos.
Sin embargo, durante una temporada, no me consideré un mal lector. Leí casi cinco novelas del nobel norteamericano William Foulkner. Lo había comentado con unas amigas, apenas llegando a C. me pondré a leer a Foulkner. Inocente de mí, dije: yo creo que en una semana me aviento toda su obra. Iluso. Me tomó casi dos meses y no terminé más que una breve porción: Las palmeras salvajes, Absalom, Absalom, Mientras agonizo, Luz de agosto y ahí quedé. Que gran novela es Luz de agosto. Aún recuerdo pasajes y sensaciones de aquella chica robada que aguarda en una casa de campo. Y qué decir de los pasajes húmedos y gélidos que vienen en Las palmeras salvajes.
Al tiempo leí o intenté entender La muerte de Virgilio. No recuerdo quién me la recomendó, pero viene a mi mente el diálogo entre Virgilio o Augusto cuando discuten sobre a quién le pertenece La enneida, si a Virgilio o al estado. Gran obra, sin duda. Y la leí o medio la mastiqué en dos semanas. Avanzaba a cuenta gotas, aburrido pero terco por terminarla. Se me agotaban los ojos a las dos horas. A la media me empezaba un tic nervioso en la pierna. Yo quería terminar La muerte de Virgilio, pero se me pegaban los ojos a las letras, los ojos derretidos sobre las apófiges y las traviesas de las letras.
Esa temporada también leí Bomarzo, de Mujica Laínez. Mi amigo R. me la había recomendado con mucha insistencia. Hablaba de Bomarzo como la gran novela. Influido por él me compré luego un librito de Laínez, uno de pasta amarilla, con una historia escueta que no me impresionó sino hasta mucho después, cuando ya había leído también El Unicornio, del mismo escritor. Y las tres obras me habían parecido sorprendentes. La capacidad del autor para crear ambientes, la pausa exacta entre tensión, paisaje, diálogos. Todo eso me agrada. Tiempo después, en otro taller literario, escuché a una chica espetar, con singular dominio propio, que Mujica Laínez era un pésimo escritor. Escritor de fancines, dijo.
A mí me sorprende la capacidad que tiene la gente para destruir con sus comentarios el esfuerzo de toda una vida. Por ejemplo, es lugar común cagarse en la obra de Gabriel García Márquez. De años para acá, hablar o alabar al Gabo es cosa misteriosamente castigada. Claro, también me da ternura, casi lástima aquella gente que lloró cuando cumplió 80 años y que le compró pasteles y toda esa parafernalia de la fiesta aunque el Gabo ni los conozca; pero de que Gabo ha sido un escritor coyuntural, no cabe duda alguna. Vamos, muchachos, dejemos por un lado la envidia y démosle al césar lo que es del césar.
Tal vez, en ese mismo orden de ideas, deba decir que soy fan del viejo Carlos Fuentes. Sólo por ser fan del viejo Carlos Fuentes merezco ser apedreado, creo. Cambio de piel, La muerte de Artemio Cruz, Gringo viejo incluso, fueron novelas que me ataron a la lectura durante una temporada. Incluso diré que leí Los años con Laura Díaz. Sin comentarios.
Así que yo era un buen lector, o al menos, intentaba ser un buen lector, pero de una temporada para acá, simplemente no leo. No dejo por ello de buscar en las librerías y de entretenerme leyendo el inicio de las novelas o buscando tramas interesantes, pero de ahí al hecho de sentarme a leer ha pasado un gran trecho o más bien, muchas páginas. Eso no me asustaba. Estuve consciente del suceso. Simplemente dejé de leer poco a poco, marchitándome. Ahora no puedo escribir. También me marchito. Por eso escribo. Escribo para recordar que escribo.

Recuento de dudas

Yo no quiero calzones rojos para avivar mi vida sexual. Lo que quiero es una pluma bick roja y plumones rojos y marcadores rojos para reavivar mi vida como escritor.

viernes, diciembre 28, 2007

Radiografía de las letras

La apófige de la p está entristecida, pero la lágrima de la g anda feliz. En cambio la gracia de la f y el cuello de la g andan malhumoradas por que el vientre de la q está a punto de explotar, en tanto el fuste de la n y la traviesa de la k esperan emocionadas que el vienre de la q explote antes que el impresor las coloque en una frase tan mala que oculte el malestar de la q.

jueves, diciembre 27, 2007

Ya, hay que atraer la buena suerte, vamos por las uvas, hay que tirar las cosas viejas, recibamos el año con ropa nueva, recien bañados, compremos ropa interior amarilla y roja, limpiemos las esquinas de la casa...
Estos días, cuidado, hay que andar con cuidado que la buena y la mala suerte dependen incluso de uno de nuestros guiños.

sábado, diciembre 22, 2007

Ahora tengo que lidiar con mi propia insatisfacción cuando me siento a intentar escribir. O escribir. Hilvano algunas historias, aprieto algunos inicios y después viene el silencio. La ruptura entre ese que intenta escribir y este que es incapaz de hacerlo. Me gana la repetición de la fórmula, como el cansancio de mis viejas palabras que ya están otra vez aquí en mis dedos, brincoteando cansinamente sobre el teclado. Y entonces dejo de escribir. Me paralizo. Busco un discurso tangencial, como éste, pero la historia ha sido abortada. Hace tiempo me sentaba y la historia salía. Algo de fascinación existía al momento de escribirlas. Nada me detenía. Nada me era ajeno entre ese malabar de contar al personaje o de llevarlo por rutas desconocidas. Mi padre me dijo que me debo de hacer hombre, decía un personaje y la historia era sencilla. Se abría ante mí con singular sencillez hasta que no terminaba con el derrotero de aquel personaje, sus aventuras o desventuras.
Me acostumbré por un tiempo a vivir con mis borradores. Los borradores de mis cuentos estaban ahí, esperándome, siempre listos para alguna corrección. Eso también era escribir. Como si mi trabajo se planificara por un diagrama laboral bien establecido. Una tarde lo dedicaba a escribir un cuento, la mañana siguiente a corregir otro. Y en ese ritmo casi febril aparecían más historias. Un hombre que hace un juego de mesa de luchadores, los últimos minutos de El Santo, un niño cuyo padre canta en los funerales, una historia vaga sobre un mascarero. Yo no sólo era un escritor de historias, sino un amontonador de historias. Tenía mis carpetas en orden. Primeras, segundas, terceras versiones. Impresos se amontonaban en mi escritorio. Mis borradores eran mi ahorro, mi capital, esa cuenta en el banco que sólo veía cómo se abultaba. Si hay algo que haga a alguien escritor creo que es la cantidad de material que tiene en sus cajones. Yo tenía mucho material durante un tiempo.
Ahora, casi todos mis libros han salido. Se han ido de mí. Uno sólo volvió para hacerle una corrección. Otro lo dejé al amparo amoroso de una editora. Con lo que me quedado es con lo más viejo, con lo más feo de mis escritos de dos años. ( o tal vez he dejado ir lo más feo en realidad). Lo que he perdido estos días era esa emoción casi inocente de corregir. Hay un cuento de Cecilia Rojas, una escritora de La Paz, que habla sobre un sujeto que pierde su capacidad para escribir. Lo último que escribe, es esa radiografía de la pérdida. “Lo último que he escrito, es esto que leen. Después no habrá nada”, creo que dice, mal cito es la verdad, pero esa es la idea final de ese cuento. A veces creo que esa sensación la tienen todos. No es original. Y sin embargo, todos los días, me despierto con ese candor de encontrar ahora sí, en este nuevo día, algo que contar. Y esas frases que iniciarán el cuento o la historia vuelven a aparecer pero son sólo un libelo baladí. No me causan fuego. No prenden la hoja, ni el teclado, ni la emoción. En el fondo es que la historia no se resiste, pero la técnica sí. Es la técnica cansada, reutilizada, la maquinaría gris lo que me impide volver a escribir cuanto antes. Tengo que encontrarme la manera de volver a tener mis hallazgos en lo que escribo. Lo sé. No importa en el fondo lo que se dice. Siempre importa el cómo es.

viernes, diciembre 21, 2007

Navideñas 2

Una chica de la oficina se mandó a hacer su vestido para la comida de navidad de la empresa. No sé si sentir compasión, ternura o escepticismo ante eso. Sin duda, me gustan las comilonas empresariales y navideñas. En mi último trabajo en el ILCE aquello era un aquelarre con rifas de motos, computadoras, viajes a Huatulco y un auto... sí, un auto. Me gustan porque además, si te sabes mover bien entre las fosas y exclusas de toda empresa, puedes encontrar a gente afin a ti. Y entonces se hace la fiesta.
Pero, creo, no deja de ser sólo una fiesta. Creo que te mandas hacer un vestido o comprar un traje cuando te casas o en algún evento especial. Pero hacerte un vestido para la fiesta de navidad de la empresa...

miércoles, diciembre 19, 2007

Beatriz Vidal

Beatriz Avidal fue muy generosa en ilustrar mi nuevo libro, Los cazadores de pájaros, editado por Editorial Progreso. Vuelvo a ver una de las bellas imágenes que le hizo a mi novela y no puedo más que agradecerle.
Gracias, Beatriz, con tu permiso subo esta imágen: http://www.beavidal.com/

Ley de la familia

Basados en la famosa "Carta a las familias", escrita por el papa Juan Pablo II en 1983, un grupo de legisladores panistas en Nuevo León aprobó este día en comisiones (es decir, aprobó la ley para que pase a su dictamen directo en el pleno del congreso nuevoleonés, donde los panistas son mayoría) la Ley de la familia, que no es otra cosa que la creación mediante marco jurídico de la idea de que las familias sólo deben de estar compuestas por padre, madre e hijos, dejando fuera de ese ámbito y derechos, a todo el tipo de familias de las que se compone la sociedad, desde las uniones de convivencia y los matrimonios entre personas de mismo sexo o bien, los núcleos familiares compuestos sólo por la madre y sus hijos o el padre y sus hijos o bien las sociedades de unión libre.
La ley pretende la creación, además, de un Instituto de la Familia Tradicional, que se encargaría de regular contenidos en radio y televisión que pudieran afectar el menoscabo de la familia o bien, de todo aquello que fuera en contra de la familia tradicional: padre, madre e hijos. Incluso, en uno de sus artículos, defiende la capacidad de la familia de educar a sus hijos mediante las ideas religiosas que más convenga a los intereses de los padres.
Ahora bien, la ley, por sí misma, es excluyente. Afincada en una ciudad que acaba de pasar por la algarabía y los golpes de pecho de un FORUM Internacional de las Culturas y de una ciudad (Monterrey), que ha intentado ser considera como "la ciudad de Conocimiento", esta ley viene a mostrar el verdadero espíritu de una porción de la sociedad regiomontana: religiosa, llena de taras, con un costumbrismo servil a una tradición no sólo rebasada, sino agonizante. ¿Es la familia conformada por padre, madre e hijos el núcleo de la sociedad?, sin duda, pero en la sociedad actual, es sólo la asimilación de la idea de la familia y en la forma como cada individuo se apropia de ella como la idea de familia con sus valores y virtudes puede lograr éxito en la sociedad.
Lo que la Ley de la Familia en Nuevo León pretende es mostrar un rechazo a todas las otras formas de expresión familiares: a las formadas por madres solteras, a las formadas por uniones libres o entre personas del mismo sexo, a las familias que se conforman por ancianos que se juntan para sobrevivir, en una apropiación contemporánea del beguinaje. Es una Ley que atenta contra la libertad de expresión de la familia, afincada en un escrito religioso que data de 1983.
Sin dudad, es la idea de la familia lo que puede sostener a la sociedad, pero es ya imposible aceptarla bajo los cánones tradicionales. Ya no estamos en un mundo de carabelas ni muros. Esto, aunque duela, este mundo es el mundo de lo diversidicado, de lo efímero, de las nuevas tendencias. La familia, si quiere sobrevivir, no debería de ajustar sus reglas mediante leyes que parten más de ideas costumbristas y mochas. La familia, la sociedad si quiere sobrevivir, tiene que enfrentarse a la realidad: el mundo seguirá cambiando.
Lo que la ley no dice es que, toda ley per se tiene mecanismos de regulación o castigo para quienes no las cumplen. ¿Qué castigos se darán a todas estas familias que no incurren dentro del marco tradicional? Ahí es donde está el verdadero peligro, esta casi erupción fascista entre los panistas nuevoleoneses. ¿Cómo se castigará a las madres solteras, a los padres con familia, a las uniones libres y parejas lésbicas y homosexuales?

martes, diciembre 18, 2007

Frases idiotas 1

"Los inmigrantes degradan realmente el medio ambiente. He visto imágenes de desechos humanos, basura, botellas vacías y otros residuos en zonas que antes estaban limpias…Créanme, eso es lo peor que se puede hacer al medio ambiente.”
Michael Chertoff, secretario de Seguridad Interna de Estados Unidos.

lunes, diciembre 17, 2007

Navideñas

1
Viene la navidad y la gente se desespera por gastarse su aguinaldo. Y todo mundo anda de buenas porque tiene su aguinaldo. Todos mis trabajos han sido por servicios profesionales y no, no sé qué sea eso del aguinaldo. Me parece palabra extraña, como aguijón. Y sueño entonces qué podría hacer con ese aguinaldo. Compraría un gran pastel. O me lo gastaría en juguetes. O me iría a cenar a un buen lugar y diría: mi aguinaldo paga. Sería egoísta con mi aguinaldo. Pienso ahora que la mayoría de la gente lo gasta en regalos para los otros. Libros, ropa, juguetes, bisutería varia. Ahí se va. Yo lo gastaría en mí. Sólo en mí...
Pero ahora que lo pienso, creo que no sabría qué hacer con él.
2
La gente en las oficinas hace sus intercambios navideños. No sé qué de bueno tenga eso. Generalmente intercambias con el tipo gris que no te habló en todo el año. Con la sujeta indeseable que se pasea por la oficina como la dueña de la editorial. Intercambias con los desconocidos tus pocas ganas de festejar. Pero qué bonito es ir a la farsa del sorteo de regalos. Como en la infancia o la adolescencia, asistimos a la ruda expectación de los que nos deparará el futuro y ash... sale mi nombre o tu nombre en el papelito en tu mano: estás condenado.
3
Hay gente que se enoja porque no decoran sus oficinas con motivos navideños. Habría qué decorar mejor el alma de cada quien.

viernes, diciembre 14, 2007

No quiero
que mi cadáver
haga una última
aparición
ante la gente.

Quiero
el fuego.

La tradición

Sale hoy una nota el periódico de El Universal donde se dice lo obvio: los libros escritos por artistas de televisión, sexólogas y payasos tenebrosos vende más que los libros de Pitol, Enrigue y Ana Clavel. A mí me parece bien que vendan todo lo que vende Gaby Vargas y el Yordi Rosado. Pero parece como si, veladamente, los escritores pensaran que sólo ellos pueden escribir y hacer literatura, que sólo de ellos es el reino del lenguaje y el resto de las palabras son basura, tiradas a la basura, en la basura. ¿Quién les dijo que las palabras sólo se usan para hacer literatura, que sólo arte debe salir de la enunciación de sujeto + verbo + predicado? Cada quien a su nicho. Ni Anabel Ochoa pasará a la historia como novelista, ni Yordi Rosado como (lo que sea que intente hacer con sus libros, salvo hacer dinero). Pero Pitol, Enrigue y Ana Clavel, bueno, ellos ya desde hace rato se ganaron su espacio en el diccionario de los narradores mexicanos, en la tradición de la literatura mexicana, algo que ni los miles de pesos que se echa El Brozo u Ochoa lograrán en un buen tiempo.
A la parte de esto... entonces, llego a otra pregunta: ¿de cuando acá lo que los escritores escriben debe de impactar a un gran público? Si lo hacen bien, si no lo hacen también.

jueves, diciembre 13, 2007

Bonito día

La policía encontró el cadáver de un hombre muerto, atado de las manos y con el cuerpo con sendas marcas de tortura. El cuerpo fue hallado en un monte baldío en la colonia Victoria de esta ciudad. Presentaba además de la tortura, las mutilaciones de los dedos. En la colonia Hacienda Los Morales, en cambio, fue hallado sin vida el cuerpo de una chica de aproximadamente 25 años de edad. Los péritos dicen que fue violada antes de que los asesinos le quitaran la vida mediante la asfixia, producida por ahorcamiento. Junto al cadáver se encontró una credencial de elector con el nombre de Guadalupe Jímenez, con domicilio en esta ciudad. Esta muerte viene a sumarse a las de los dos hombres ultimados, se cree que por motivos de ajuste de cuentas, en el poblado de Vallecillo. Los dos cadáveres presentan tiro de gracia. Esta misma semana, también, al serles negados un par de muertos en la SEMEFO de esta ciudad, se presentó un levantón por parte de casi cincuenta hombres armados quienes entraron en las instalaciones de la morgue de esta cuidad para recoger los cuerpos de quienes, se presume, eran sus compañeros. El comando armado entró por la madrugada y se llevó junto con los cadáveres al par de hombres de guardia. Sus cuerpos ya fueron encontrados esta mañana, sin vida, en las orillas del arroyo de la Talaverna. En tanto, en la colonia Juventino Nájera, se reportó el asesinato de una mujer a manos de su esposo. El hombre tomó un cuchillo de la cocina y apuñaló catorce veces a la mujer en el tórax, cuello y en brazos, manos y piernas. Esta muerte se viene a sumar con la de la chica cuyo cuerpo fue tirado de un auto en marcha, cerca del paradero de camiones de la ruta Estancia. El cuerpo quedó a merced del ministerio público y presentaba herida de bala en el seno izquierdo. En Reynosa, además, fue muerto un hombre mientras intentaba asaltar una sucursal bancaria. El atraco se llevó a cabo a primeras horas de esta mañana cuando el gerente se disponía a la apertura de las instalaciones bursátiles. El occiso amagó al gerente pero éste se defendió y dio la alarma. El hombre fue tiroteado a mitad de la calle, mientras intentaba abrirse paso entre los autos... En la colonia Indios verdes, en cambio, fue descubierto el cadáver de un jóven de 23 años...

lunes, diciembre 10, 2007

Zapatos

Mis zapatos. Qué gastados se encuentran mis zapatos. El talón ya está casi hundido por mi peso de todos los días, una orilla del tacón ha dejado su lustre en banquetas y caminos. Procuro limpiarlos, pero ya es imposible sacarles brillo alguno. Pero, por alguna razón, no cambio estos zapatos. Los veo, los veo, los guardo bajo la cama. Son tan míos, tan yo: un tanto desastrados, como con un viejo brillo de nuevo. Cuando los compré no me quedaron y fue necesario amoldarlos con las semanas. Me hicieron ampollas. Cada que veo zapatos pienso en otros, los zapatos muertos de mi tío Roberto, la forma como los encontré a los días del entierro. Estaban tristes, sucios de polvo y cemento, escondidos en un buró de herramientas. Los tomé con cuidado y entonces me dolió ver el estado en el que se encontraban, la manera como también a ellos los alcanzó la muerte. Mi tío Roberto y sus zapatos viejos son un recuerdo, un alfiler de dolor durante todos estos años. Y cada que veo mis zapatos sucios, no sé porqué, pero intento saber de nuevo la vida de Roberto Revillas. Lo escribo. Escribo su nombre, recuerdo sus ideas tan llenas de locura y religiosidad, de esa falsa esperanza en los otros pero al instante veo de nuevo sus zapatos viejos, tan terrenales que sólo puedo llegar a una conclusión: los zapatos muestran lo que somos. Siempre, muestran lo que somos.

domingo, diciembre 09, 2007

Camino a casa me encontré a una anciana que mendigaba algo de dinero. La vi desde la esquina y cuando nos cruzamos la vieja alzó la mano y dijo: "joven, una ayudadita por favor". La ausculté rápidamente. Llevaba unos viejos pantalones de mezclilla, el pelo anudado por elásticas donas rojas. Algo en su semblante me desconcertó y negué con la cabeza, uno de esos gestos de indiferencia que nos son tan cotidianos. Pero al llegar a la puerta de cristal del edificio, pensé en todo lo que había caminado ese día esa anciana, pensé en su casa lejana, quién sabe dónde, en quién sabe cuántos camiones y metro tuvo que tomar para llegar hasta esta colonia. O tal vez pensé que venía de muy lejos, no lo sé, y era un timo, como el de los gabonitas a Josué.
Volví sobre mis pasos y encontré a la anciana sentada en el filo de la banqueta, echa como bolita y contando sus monedas, en fruto de su trabajo. Decía, una, tres, cinco, nueve y le veía en las otra mano otras monedas de 50 centavos y de peso. Tenga, le dije y le entregué dos monedas de cinco pesos, pero ni siquiera esto distrajo a la anciana de su conteo de monedas. Gracias, señor, bueno, joven, dijo al fin. Me alejé sin cuestionamientos. Sé que vas a quererme sin preguntas, sé que vas a quererme sin respuestas, dice un poema de Sabines. Así da uno a veces el dinero en la calle, confiando, ciegamente confiando todavía.

viernes, diciembre 07, 2007

Bajan

Hoy en la mañana me di el lujo de jugar, bajé por unas escaleras electricas que no bajaban, sino subían. Durante varios segundos bajé y bajé y bajé y nunca descendí. Una pareja pasó en ese momento y se me quedó viendo y se rieron. Que ridículo me veía así, dando grandes zancadas, la mochila nerviosa tras de mí. Voy bajando me decía y sólo sentía cómo volvía al segundo piso.

Felicitaciones

a Jaime Villarreal por su premio del Magdalena Mondragon y a Coral Aguirre por el Nuevo León de literatura en novela. Sin duda se lo merecen. Ah... y a Rodolfo Naró por su novela El orden infinito, que fue finalista del premio Planeta en Argentina.

jueves, diciembre 06, 2007

Esos pequeños trozos de naranja que se pueden chupar como si fueran dulces...
En un momento un hombre se detiene a ver un video de golpizas, una chica sonríe y alza la mirada al cielo mientras su acompañante le pasa la mano por la cintura; en un momento se mueve una bolsa de plástico que tapa el sol y una plasta de luz cae sobre el muro con posters para un concierto dark. Y pasa la gente y en el puesto de al lado un hombre rebana aguacate sobre una tortilla con picadillo y el caldo del guiso embarra el blanco del plato desechable. Y miro. Miro cuidadosamente a esas mujeres que se golpean en televisión y luego al hombre que avanza con la indiferencia completa y veo cómo se apaga la sonrisa en la chica al tiempo que la mano se retrae y cómo la luz se esconde nuevamente y el aguacate cae con tosquedad sobre la comida y resbala, como varado y sólo entonces sigo, avanzo por ese pequeño espacio del callejón y meto las manos en las bolsas de la chamarra y me siento robado, robado por lo efímero de las cosas, por lo efímero de la mirada que se desploma, de nuevo, en la grisura de lo indiferente.

Un regalo a la humanidad

La sala es oscura pero con telones y capas rojas que combinan con las sillas del mismo color. Al fondo, sobre la pared, se ven los pendones con las imágenes de Anabel Ochoa y de Josu Iturbe, autores de El conversador y de El cadáver crítico, respectivamente. En medio de las sillas vacías ya se cuela una charla tranquila, apenas susurros que se enredan con el metal plateado que sobre sale en respaldos y patas, junto con el casi cobrizo color de las copas de cristal. Entramos y nos sentamos en las filas de atrás. Llega la gente, llega. En la esquina vemos a Anabel vestida de negro con gruesos y largos collares, la mirada entrecerrada como quien esconde los ojos. Josu entra más tarde. Diana Bracho hace su aparición y la presentación tarda en iniciar. Al rato los meseros llenan las copas de vino con un tinto seco y fuerte mientras las carcajadas de Anabel Ochoa se desparraman, gordas y felices en todo el lugar.
Y la presentación se tarda, se tarda, se tarda. Es que viene gente, avisó que viene gente pero el tráfico está increíble, dicen por ahí. Un papelito con la imagen de Ochoa, colgado en la pared de fondo, se despega del muro y cae, tal vez, un tanto desesperado. Cuando finalmente da inicio la presentación aún quedan sillas vacías. Primero habla Diana Bracho sobre el amor de Josu y Anabel y pasa a leer el prólogo del libro que Josu escribió sobre el conversador. Después habla la hija de Ochoa y Josue, Diana y lee el prólogo que Anabel escribió para El cadáver crítico. En todo momento, Ochoa se ve autosuficiente, fuma, se acomoda en la silla, observa al público sin por ellos abrir un poco la mirada, siempre sus párpados pesadamente sobre sus ojos. Cuando Diana habla de penurias, Anabel Ochoa llora, pero es imposible verle las lágrimas pero sí los movimientos nerviosos de la mano hacia la mejilla y después su sonrisa blanca, dura, casi postiza.
Bracho y Diana leen ahora fragmentos de las obras, Bracho entona muy bien los fragmentos, puntualiza emociones, contiene la voz, le da a su lectura esos giros cómplices, Diana lee un tanto más opacada, monotonal aunque le brille la mirada por lo que lee.
Después vienen los autores, pero ambos deciden no hablar de sus libros. Es una reunión de amigos, dicen cada cierto tiempo, como dándonos a entender que ellos son, hoy, los homenajeados y como homenajedos, pueden hacer lo que se les antoje. Y hablan de su exilio intelectual, de cómo empezó Anabel Ocho la sexóloga o cochinóloga. Habla de que ella era antes, la señora de Iturbe y casi se iergue con orgullo al decir que ahora, Iturbe es el señor de Ochoa. Y en todo momento, Anabel no abre los ojos, sonríe, sí, pero es una sonrisa casi congelada, como un ensayo. De vez en cuando suelta palabrotas como para despertar a la gente y dice vaginas, penes, coños, mierdas, etcéteras, esas palabras que asustan a los infantes.
La sesión de preguntas se vuelve una sesión de halagos. "Me felicito a mí misma por conocerlos", dice una chica. "Felicito a la humanidad por que ustedes existen", dice alguien más. "Los mexicanos somos muy afortunados por tenerlos con nosotros", refuta alguien más. Un tipo, ya un tanto borracho, le exige a Iturbe que le de la pócima mágica para sostener un matrimonio por veinte años. Ayúdame, gime.
Y los minutos se vuelven pesados, tanto como la mirada entrecerrada, como el vozarron duro de Anabel Ochoa y las bromas que se juegan entre Ochoa e Iturbe. El público quiere seguir hablando. El público está feliz. Uno habla de su revista de hace veinte años, otro habla de las conquistas del 68, otro más, un señor de 75 años, declara su amor por la sexóloga y le arranca otras lágrimas que al igual que las anteriores, es imposible ver entre pestañas, sonrisas blancas y dejos de autosuficiencia. Somos anarquistas, afirman con orgullo. Es imposible no sentirse incómodo cuando los elogios llegan a casi media hora, cuando todos se felicitan por ser amigos por Anabel Ochoa. ¿Cuanto tiempo ininterrumpidamente, puede vivir un hombre oyendo que es genial? Afortunadamente Diana Bracho corta el explaye para dar pauta a las reinas chulas. Para esa hora el vino ya se ha terminado, los canapés ya rondan de mesa en mesa. Para esa hora, bueno, ya nada nos queda, dólo regresar a casa, maltrechos, dolidas las nalgas, con hambre también pero llevándonos para siempre, en la memoria, esos ojos entrecerrados, ese regalo a la humanidad que se felicita así misma, por conocer a Ochoa.

domingo, diciembre 02, 2007

Un fuerte, fuerte, fuerte aplauso al gobernador de Puebla Mario Marin... el mal llamado gober precioso. Marin, la justicia se hizo y todo mundo ya sabe que tú eres un hombre honesto y que puede tirar la piedra cuando quiera...

Felicidades, felicidades, felicidades...

Hombres y mujeres de la pornografía infantil: vengan, México está listo para recibirlos y la Suprema Corte de Justicia de la nación lo avala...

(por supuesto, estoy siendo irónico)

miércoles, noviembre 28, 2007

Que miedo este... tener tantas historias y tan poca vida para escribirlas. A veces pienso que cuando la muerte me alcance, primero me alcanzará la impotencia de que no lograré escribir esa última historia de mis días entonces, ya, viejos.

Jova

Jova Gregoria, así se llamaba la hermana muerta de Homero Aridjis. Y al leerlo, pienso en qué será del recuerdo casi incorporeo de los niños muertos a los días de nacidos, de las semanas. ¿Envejecerá con uno? ¿Se volverá más grande y al mismo tiempo más etéreo? ¿Será un dolor sin geografías pero con un punto al que siempre retornar? Pienso en esos niños que no crecieron.
Digo Jova Gregoria como puedo decir cualquier nombre. Digo Jova Gregoria como puedo decir también los otros nombres secretos.

Madonna en camino a la ciudad de México

No me había dado cuenta pero la música me duerme en los autobuses. Esta noche del lunes y del martes viajé a Guadalajara. Me puse ls audífonos y escuché Hung up de ida y de vuelta. Madonna me durmió. Iba la noche afuera inmóvil pero yo iba escuchando a Madonna. Y escondido en el sillón del autobús sólo pude pensar en música, notas, Madonna, Madonna de camino a la ciudad de México: qué experiencia.

Ya lo compré...

Sí, ya compré el nuevo libro de Minerva Reynosa: La íntima de las cosas

Hay edades
vidas
vicios

Yo
ayer
un día
cualquiera
crei
pensé
supuse
que el tránsito
los puntos
el suspenso a respirar
valían
y daba aspereza y esperanza
y tomaba intenciones y colores

Anden, búsquenlo en Mantis Editores

domingo, noviembre 25, 2007

Kala... editorial

Se llama Kala editorial y es un proyecto de chicas regiomontanas y chicos peruanos para buscar entre los bloggers, una nueva serie de escritores o escritores seriales. El proyecto es ambicioso: llevar a bloggers a ser escritores, publicarles libros, crear un nuevo puerto editorial y literario dentro de la internet. César y Claudia se encargan de él. Kala editorial tiene una frescura interesante, tiene energia y sobre todo, está abierta a muchos tipos de expresiones artísticas y gente de todo el mundo. En este primer número hay chicos y chicas de Argentina, centroamérica y México. Los invito a su página www.kalaeditorial.com
Encontrarán muy buenos textos, pero sobre todo, una casa y una puerta abierta para la creación, que es al fin de cuenta, lo que une a bloggers y escritores: el placer llano por escribir.

Reincidencias, Eduardo Zambrano

"Fui el otro Midas con esa terca obsesión
Todo lo que toqué se volvió literatura."

Hace mucho que no escribo sobre libros, pero estos días tuve la oportunidad de conocer Reincidencias, del poeta regiomontano Eduardo Zambrano. He leído su libro por fragmentos y lo llevo siempre en la mochila. A veces lo ojeo en el metro o bien, mientras espero que me traigan la cuenta en algún restaurante y aprovecho en esos momentos muertos para abrirlo y decirle a O algunos de los versos:
"Sólo cuando me veo a punto de renunciar
entro en el agua helada.
Es entonces que puedo maldecir
a mis anchas... y destrozar el jabón
como una franca advertencia
para ahuyentar a esas hienas
que ahora rondan la carroña de mi destino."
A veces, algún poema del libro no me dice nada, pero a la vuelta de la hoja me encuentro con algo que dice algo profundamente de Eduardo Zambrano, pero es tal su manera de decir, que es como si yo lo hubiera pensado. Creo que la poesía tiene muchas formas de ser y de compartirse con los otros. Yo tomo la idea del plagio: esa poesía que te gusta porque te arrebató lo que tú querías decir.
El libro, Reincidencias, está lleno de apuestas, de confirmaciones de ser algo o alguien. Es un callado canto al optimismo que nace después de estarse mucho tiempo callado, mucho tiempo con ganas de decir algo. Con un lenguaje franco, sencillo, mas no por ello menos poético, Reincidencias, de Zambrano, sigue en mi mochila. A veces me pregunto por qué lo sigo cargando. No me sé responder, pero espero que, cuando salga de mi mochila y entre al librero, me haya dejado todas las ganas de volver a él, de reincidir en sus palabras.

sábado, noviembre 24, 2007

Lentejuería

Fie a mi género sexual, odio todo lo que tenga que ver con mercerías. Ese mundo de cositas bonitas, listones, cosas brillantes y olanes me produce lo mismo que una cruda. No entiendo esa pasión por la lentejuela, la casi perversa fascinación por los hilitos o las cosas cute que se pueden apilar por docenas en cajas de cartón. ¿Han visto cómo a veces, se pierden valiosos momentos de la vida tratando de meter un hilito por el ojo de una aguja? ¿Qué placer puede existir en chupar el rabito del hilo, ensalivarlo, cerrar con perfecta sincronía el ojo para ajustar el espacio y finalmente, meter y sacar el hilito por el hoyito hasta que quede?
Creo que odio las mercerías y las mercaderías desde que en la infancia, mi abuela me sometió a tardes rigurosas de compras de olanes, rellenos y patrones para hacer muñecos de peluche. Los plástico, lo brilloso, los cute, esas pequeñas campanillas o florecitas que a veces picaban se metieron en mis nervios hasta casi hacer palidecer mi nostalgia.
Cuando paso por las mercerías le agradezco tanto al lóbulo izquierdo de mi cerebro por imponer la razón sobre mi lóbulo derecho. Si no, ya vería yo esa arquitectura de lo bonito y chafa y cursi en esas montañas de cositas plateadas, de flores e hilos e hilazas y listones y pelusitas doradas o color plata. A, mi lóbulo izquierdo.
Por eso, cada que paso por una mercería debo contener el vómito, el desgano. Y espero y espero ya sea a mis hermanas, a O o a mi madre que hacen filas, emocionadas con hilos, campanelas o botones o prendedores o incaibles o.... bueno. Esos momentos agradezco ser hombre. No batallamos, escogemos la cerveza entre tres tipos de marcas, o es carne de res, cerdo o pollo. Son estos pantalones y ya.

jueves, noviembre 22, 2007

Extraño eso, que iba a la secundaria y a la hora del recreo mi máxima felicidad era comprar una coca-cola bien helada, unos nachos y sentarme en el piso, recargado en alguna pared y ver cómo los maestros entraban a la sala de maestros y mis amigos contaban chistes y las chicas... y las chicas... ah, aquellas chicas...

Ropa vieja

Qué ridículo es a veces, ese tiempo que dedicamos a vestirnos, esa elección sentimental de la ropa del día a día, como si estuviera en ella el optimismo diario o la desgracia de la tarde. Frente al espejo, es imposible no entrar al terreno de la incredulidad o de la cursilería. La ropa nos hace. Procuren tener un espejo de cuerpo entero para detener morosamente, la mirada, en esas imperfecciones que nos hacen y nos construyen.

martes, noviembre 20, 2007

Tengo miedo. A veces tengo un miedo que me engarrota los dedos y las piernas. A veces el mundo se me cae encima y sólo puedo ver el terror al que me acerco, el que me vaticinaron en horas felices. Mi instinto se adormece. Sólo es posible, entonces, vivir el terror, ese miedo de las películas que a veces no necesita de monstruos malignos o seres fantasmales. Basta una mirada distinta en alguien querido, basta cierta obsesión que terminará por volver al pánico tan temido, al pánico que ya sabíamos que iba a ocurrir.

sábado, noviembre 17, 2007

Madedito

Madedito no puede decir Monterrey, dice Montedey.
Madedito entiende los chistes a la media hora, me dicen.
Los tránsitos de Madedito andan todos nerviosos, alborotados.
-Ya están buscando su aguinaldo para ellos y para sus jefes -escucho por ahí.
El viernes a mi hermano lo detuvo un tránsito, le pidió para las cervezas
y luego le dio una clave: 35.
35 significa: a este huey ya me lo chingué, déjenlo pasar.
Así que, 35, repitió mi hermano más adelante con otro tránsito y sí, nos dejaron pasar.
Madedito no podría decir 35. Diría: teintacinco.
Todo mundo lo dice: los tránsitos de Monterrey andan nerviosos, perros.
-Es que ya quieren pagar el costo del FORUM -repite alguien más por allá.
Son bonitas las nuevas motos de tránsito de Monterrey: espectaculares, diría yo.
Tansito de Montedey, podría decir Madedito si le preguntaran cual es la organización municipal de la que se siente más orgulloso: tansito de Montedey, creo, debería decir.
Sí, basta un día para darse cuenta de eso: los oficiales de tránsito en Monterrey andan nerviosos, como con un hambre larga, otoñal, como si mañana fueran a quitarles las placas.
Lo peor es que, sí, Madedito buscará la gubernatura.
Lo peor es que, sí, los regios se la van a dar.

Perdón, Norman...

Me parecía un poco estúpido de mi parte hablar sobre la muerte de Norman Mailer, sobre todo teniendo en cuenta los tantos muertos en Chiapas y los miles de damnificados en Tabasco. Me parecía un poco ciego u obtuso de mi parte, claro, hacer un breve recuento de la obra de uns de los autores, creo yo, emblemáticos de la literatura norteamericana. Y recordé ufanamente, claro, aquellas páginas en "Los desnudos y los muertos", que me provocaron tremenda alegría y frustración al reconocer esas grandes páginas. Alegría por aquella buena escritura, gozosa, machista, frustración al reconocer las obvias diferencias entre ellas y las que yo escribo. Pero después pensé en Tabasco y en Chiapas y en este país donde cincuenta matones rescatan el cadáver de un pistolero muerto o este país donde la aduana deja pasar un tráiler lleno de cocaína pero en cambio, no dejan entrar al país un convoy de agua, colchonetas y ropa para los damnificados de Tabasco.
Así que Norman Mailer y su muerte, bueno, tendrán que esperar un rato más a que pueda sentirme un poco menos fuera de lugar, o un poco más animoso para hablar de literatura y esas cosas que nos gustan mucho a todos los que nos gusta de literatura: sus autores y los chismes de estos autores.
Perdón, Norman, perdón, por esta verguenza social que me da al hablar de tu muerte o no.

jueves, noviembre 15, 2007

Nuevo León

Observo, por primera vez, lo que es Nuevo León. Nuevo León es esas carreteras viejas, llenas de baches y boludas, son los pueblos pequeños, con plazas sin árboles y negocios de venta de pan de elote, carne seca y gordas de harina. Me gusta este Nuevo León con sus casas silenciosas y las calles absurdamente limpias en General Terán y Melchor Ocampo, o esa suciedad de carretera que parece meterse en China y en Zuazua.
Estos días he andado Nuevo León y he descubierto sus páramos resecos y olvidados, a los vendedores de naranjas y de miel en Allende, los escasos ríos y puentes, el cauce ligero y terroso del río en Los Herrera y las secundarias pequeñas en Doctor Coss. Hemos salido, gracias a Jaime, al encuentro de casi un centener de chicos de preparatoria y secundaria. Algunos bostezan cuando les cuentas un cuento o escuchan un poema, otros, los menos, tal vez los que importan, asienten sorprendidos ante las palabras. Hacen preguntas, se aglomeran a nuestro alrededor. En Pesquería una araña colgaba del techo mientras yo hablaba de insectos, en China las chicas y chicos compraron libros de Eduardo Zambrano y míos.
Es curioso este Nuevo León ante los ojos de cualquier regio que no ha salido de la ciudad, que sólo conoce las carreteras camino a MacAllen, las carreteras camino a Saltillo. No han tenido, ni tienen o se dan, la oportunidad de conocer las huertas silenciosas, las paredes de adobe y sillar colmadas de sol y vapor. La gente hace gorditas, pan de elote, atoles, empanadas de tomate. Me está gustando mucho este Nuevo León de pueblos tan grandes como una mano, pero de raìces profundas. En Melchor Ocampo hablan de la batalla de Río Seco, en Montemorelos nos cuentan de las fuentes de agua que dan en realidad, jugo de naranja.
A cada pueblo al que llegamos pregunto en voz alta: ¿Cuánto costará una casa aquí, llámese Congregación Anahuac, Cercado, Cerralvo o El Carmen? A cada pueblo al que voy me voy quedando, me voy quedando. En realidad, en cada pueblo donde lees algo de tus palabras algo se queda de ti, algo tomas, al menos un recuerdo de sol y de adjetivos.

miércoles, noviembre 14, 2007

Dice mi amiga Elida que este blog se ha puesto, decididamente, aburrido. También dice que no cumplí mi palabra de no volver a escribir aquí. Y ahora ya volviste, me dice entre hiriente y divertida. Voy a pensar cómo hacerle, Elida, te lo prometo. Te lo prometo solemnemente.

jueves, noviembre 08, 2007

¿A quién le escribes cuando no quieres escribirle a nadie? ¿A quién le dices las cosas que no puedes decirle tampoco a nadie? Como si quisieras encontrar un lector anónimo pero comprensivo, una marca de agua que no te moje, un fuego que no te brinque nervioso en las manos y te escupa. A veces dan ganas así, simplemente, de escribir sin escribir. Tomas la pluma o el teclado y escribes y borras, escribes y borras hasta que al final, después de un largo ejercicio de escritura sólo queda una página en blanco. Pura como al principio pero de alguna forma manchada por las letras, con el fantasma de las confesiones y de las historias enterradas bajo ese secreto del delete. Sería bueno escribir de esa forma, también. Pero, no, el mundo exige historias. Las editoriales están buscando siempre autores nuevos, novelas nuevas que cumplan su ciclo de una semana, organizadores de concursos que buscan sus premios para publicarlos y cumplir con la difusión y el presupuesto, proyectos editoriales independientes para sacar más y más plaquettes de autores que llenen los diccionarios con sus biografías mínimas en el Wikipedia. Somos también máquinas. Ojalá hubiera libros blancos en todas partes, celosamente guardos, celosamente revisados por un editor o un corrector de estilo, celosamente impresos los libros blancos y después puestos en las mesas de novedades y también autores blancos, limpios de toda palabra, limpios de toda intención creadora.
Ayer atropellaron a un viejo. Un tsuru se lo llevó después de dar la vuelta violentamente. Nada más vimos cómo cayó. El chofer intentó huir pero una patrulla lo detuvo. Yo sólo vi al viejo, detenido en la acera, como muerto. Y después vi al chofer del tsuru. No sé porqué, pero sentí más el embrollo del chofer del tsuru. Era un tipo gordo, con gastado traje de oficinista, corbata mal ajustada y de un color plomizo. Se bajó del coche con aire preocupado ante los policías, como queriendo engañarlos de que no había visto al viejo. Se fue corriendo tras de ellos hacia donde el viejo había caído, hacia donde el viejo con su sueter verde y pantalones de algodón yacía en el suelo. Así, en un instante, por descuido o por gandallez, habían unido sus destinos.

martes, noviembre 06, 2007

Ternura

En suma, ¿no te podría llenar de ternura la sola idea de encontrarte con un chicuelo que a los 20 años quería ser escritor, y soñaba y se afanaba en tener al menos un texto publicado en alguna revista de la Universidad, en al menos terminar un cuento o algunos cuentos o que al menos alguien dijera que sí, que lo que escribía estaba bien o al menos prometía, no se sabía qué, pero prometía?

domingo, noviembre 04, 2007

Escribir esta noche

Anoche, después de hacer las compras del supermercado, pasé por la casa de un amigo que es escritor -en realidad no es una casa, sino un edificio de apartamentos, en realidad, mi amigo también es guionista. Una luz parda iluminaba el techo y esa misma luz alcanzaban a darle una luz percudida y tenue a la cocina. No sé por qué, lo imaginé escribiendo en esa semi oscuridad, frente al resplandor blanco de la pantalla de la computadora. Yo iba con jamón, pan, jugo de uva para la cena y en ese momento me dieron ganas de sentarme a escribir, fue apenas una semillita, un débil deseo de ponerme a escribir.
En suma, uno no puede negar lo que es aunque lo intente.
Desde entonces he estado pensando en la escritura. Desde anoche que imaginé a mi amigo escribiendo (quién sabe qué historias prodigiosas, quién sabe qué mundo inesperado), he estado con la idea de escribir. Pero no lo he hecho. Sólo le doy vueltas a las ideas, me aproximo desde distintos ángulos y nada. No escribo. Me acordé de ese adagio que todos los escritores dicen cuando los entrevistan o cuando no los entrevistas. Leer causa más placer que escribir, para escribir hay que leer, etcétera, etcétera.
Me parece una idea clara, pero al mismo tiempo, sumisa. Escribir da placer y creo que da más placer que leer. Sí, claro, los libros son inesperados, aparecen frente a tí, como lector, ideas luminosas, secciones de la realidad atípicas y dulces, pero, en el fondo, no hay como la emoción que da ponerte a escribir. Sí, saldrá algo mediocre o no, pero ah... el placer de escribir debe de estar más supeditado al del lector. Al menos para los escritores, eso creo. Un escritor que siente mucho más placer al leer, tal vez, es más lector que escritor.
Pero eso pensaba anoche, en el frío, mientras caminaba de regreso a casa. Al dar una vuelta en una esquina, pasé frente a un módulo de captación de ayuda para los damnificados en Tabasco. Los gritos llenaban las aceras y los árboles, las luces de los coches. Los aplausos festejaban la llegada de botellones de agua, las cajas repletas de colchas y mamelucos, los botiquines médicos. A un lado del centro, estaba un traíler grandísimo con las luces encendidas.
Sí, claro, pensé en la tragedia, pero después me dije: debo de escribir esta noche. Simplemente, escribirlo. Aquí estoy, al vuelo, haciéndolo.

sábado, noviembre 03, 2007

El vuelo

Voy camino a un trabajo. El taxi se detiene en una esquina. En la banqueta, un hombre sube a su hija pequeña a la parte superior de un buzón. Después, la hija salta a los brazos del padre. Hasta mí llegan los gritos en la mañana, las risas. Epa, dice el padre y vuelve a subir a la niña hasta el buzón y ésta vuelve a saltar. A un lado, la madre sólo se dedica a sonreír y mirar los saltos de la pequeña.
La niña no salta, aprende a volar.

miércoles, octubre 31, 2007

Si te vienen a contar cositas malas de mí

40,000 años de condena obtuvieron los encargados del ataque terrorista en los trenes en Madrid. Cero condena recibió el terrorista español que atacó a una latinoamericana en uno de los vagones del metro de Madrid. Ambos actos terroristas son deleznables.
Al menos un castigo también lo es.

martes, octubre 30, 2007

Leer poesía

Es difícil leer poesía en el metro, específicamente, leer a Eduardo Milán en el metro. Primero, porque, bueno, Milán intenta hacer poesía, el rastro de su pensamiento arguye la poesía y después porque el metro, bueno, el metro intenta ir contra cualquier elemento poético, lo destruye a las siete de la mañana; en cualquier dirección, más si es Indios Verdes-Universidad. Pero aún así logro abrir el libro y me encuentro esto:
Quiero dejar claro que esto es completamente distinto
a lo que escribí antes. Halo, alas, aura, las que tenía
son otras. Yo sólo quiero que me quieran. Yo
sólo quiero ser un pelícano como mi padre, hijo de pelícanos.
Quiero hacer una escalera peldaño por peldaño. Yo quiero
tener el derecho a decir yo quiero y estar en paz, tú al Tíbet,
ganar el Ganges, delfín en circulación. Yo sólo quiero
hace un daño mínimo en el centro de la civilización.
Pelícanos: peldaños, iconos.
Pelícanos. Pensando en pelícanos, creo, es una buena forma de iniciar el día, de reiniciar el blog.

jueves, septiembre 20, 2007

Este blog se va

Inicié este blog en junio de 2004, justo cuando tuve acceso diario a internet en el ILCE. Es 2007 y después de 434 post debo de decir un stop. Estos dos últimos años han sido los más frenéticos y de mayor cantidad de textos escritos entre entrevistas, cuentos, novelas, artículos, retratos y post en este y otro blog, etcétera. He escrito tanto, no importa la calidad sino el ejercio, que estoy cerca de la fractura o de que me cobren la factura.
Por lo mismo, decidí dejar los blogs, dejar la escritura un rato. Entre otras palabras, descansar.
Dejo este blog tal y como está por si alguno quiere visitarlo para bien o para mal o en lo que decido volver. Originalmente no supe porqué empecé con un blog, pero sí sé una cosa: gracias a quienes vinieron aquí. Les estoy agradecido.

lunes, septiembre 17, 2007

Apoyo a

A mí no me da tristeza ver de nuevo a Britney Spears, sino todo lo contrario. Me da un poco de ternura verla agitarse, medio borracha, frente al público y las cámaras de televisión. Hay que admitir que hacer eso es para darle un aplauso, no uno que ovacione, pero sí uno que le de al menos algo de calor humano. Britney, al igual que muchos de nosotros, está necesitada de afecto, de que le digan: ánimo, todo está bien o en su defecto, ánimo, ni que fuera tan terrible la situación en la que estás.
Esa primera Britney en tablones, con aquella singulares piernas y después la del vestido rojo -encajadísimo- de Oops i didnt again, me merecen todo el respeto del mundo, pero la Britney de los últimos premios MTV me causa ternura, apoyo, ánimo, como si al dárselo me diera un poco a mí mismo.
Ok, Britney se enamoró de un manipulador ¿quién no ha estado, en algún momento, enamorado de quien nos manipula? Ok, Britney tuvo dos hijos, engordó, se divorció, tuvo su "segunda vida loca", nos mostró lo que ocultaban sus calzones, engordó, perdió un poco de su lozanía (que tal parece es el verdadero pecado en todo esto), pero no por eso dejó de ser aquella juvenil Britney que decía: Oops i didnt again.
Así que, desde este pequeño espacio en la web, le mando un fuerte abrazo a Britney. Britney, estamos contigo.
En Liverpool, desde el quince de septiembre, llegó la navidad. Ya hay pinos, esferas, muñecos de nieve y demás. ¡Qué ganas estas de recordarnos que estamos envejeciendo!
Por supuesto, no faltará el romántico que ya se llevó a casa algunos de esos productos .

miércoles, septiembre 12, 2007

Anoche tuve una muy buena charla sobre libros con un taxista. Hablamos de cómo hacerlos, de como cuidarles la edición, de picas, pies de foto, etcétera. Terminamos hablando de los cuentos de Cheever y de Rubem Fonseca. Yo le contaba historias al taxista, historias que me gustan y al final sólo me quedé callado. Hay tantas cosas tan buenas en los libros, sabe, pero tan buenas, que sólo de recordarlas se me eriza la piel. ¿Por lo buenas que son?, quiso saber el hombre mientras llegábamos a mi destino. Nombre, le digo, por la necedad de escribir todavía más. Como si no bastara leer a (ponga aquí aquella novela que lo motivó, que lo cambió, el poema que se sabe de memoria), como para todavía intentar arrebatarle algo más a la vida.
Ahí terminó la charla y empezó lo bueno: ¡la taquiza!

lunes, septiembre 10, 2007

El asesino de estatuas

En una colonia en Monterrey, se robaron los bustos de tres de los niños héroes ubicados en una plaza. Los serrucharon con maestría, limpia la separación gracias a a la segueta. Ya imagino a los ladrones en la noche, calladitos pero dale y dale al cuello de Francisco Márquez o de Agustín Melgar. La noticia ha sido la nota principal del día junto con la explosión de un trailer en Nadadores, Coahuila y que dejó más de 25 muertos y decenas de heridos.
Hace un rato capturaron al asesino de estatuas y Cuauhtemoc Zamudio, el escultor, salió al encuentro del cercenador mientras calculaba al aire el costo de la pieza. El asesino de estatuas no es más que un pepenador quien vio la estatua, calculó cuánto le pagarían por ella en la compra de metales y se puso manos a la obra.
Fue imposible no acordarme del capítulo de Los Simpson donde Bart le corta la cabeza a Jeremías Springfield y todo el pueblo va tras él.
Otra cosa en la que Los Simpson nos tomó la delantera.
Por lo demás, nada se sabe aún de las otras cabezas.

lunes, septiembre 03, 2007

Me dice O que no hablé de ella en el post anterior. Es cierto. No hablé de ella porque tan sólo la vi llegar a casa para la ceremonia civil y me rostro de sorpresa lo dijo todo. No hablé de ella porque apenas la vi entrar a la iglesia y supe que valió la pena esos días que pasamos en república de chile comprando el vestido y después buscando papel para las invitaciones y el tiempo para tomarnos las fotos y para pegarlas y las tardes que invertimos en las mesas de regalos y los pleitos y las carreras y todo eso. Por eso no escribí sobre ella, pero en www.fcavazos.blogspot.com hay tres fotografías de nosotros que valen más que una crónica extensa o poco original.

jueves, agosto 30, 2007

La reseña bodística... o como salió

Previo
Ok, al final hubo pleitos, no entre O y yo, sino entre algunos invitados a la fiesta y pensé, después de todo, cuando hay cerveza hasta altas horas de la madrugada, es inevitable que el optimismo y la felicidad duren hasta entonces. Y hubo gente que vomitó y presencié un beso tríple entre unos amigos, pero antes de todo eso, Fabian nos tomó unas fotos en la calle, O con las alas que el mushasho le hizo, yo casi resplandeciente con mi traje gris oscuro plateado. Y antes de eso llegamos a casa de Rube a visitarlo. Que una novia baje en una calle semivacía llama siempre poderosamente la atención. Pero yo quería visitar a Rube y al vernos subir por la escalera yo creo que se puso muy contento y tenía unas cervezas sin alcohol y creo que debí de tomarme una, pero no lo hice. Y antes de eso, Elida estaba dormida en el coche mientras casi toda la familia se había ido entonces nos acordamos que ¡El pastel! ¡No hemos partido el pastel! Y regresamos corriendo al menos O y yo y nos tomamos una foto con el olvidado pastel aunque ya la gente se había ido.
Ok... no estoy contando bien esto.
Quiero decir que mi boda, contra todos los pronósticos, tuvo tres fiestas: fiesta el día del civil donde Polo hizo una discada para rechuparse los dedos y mi tía María unos frijoles a la charra para comer frijoles a la charra toda la vida y el juez en algún momento se engolozinó y O y yo sólo lo mirábamos mover la boca pero en realidad, no decir nada. Y mis tíos se burlaron de mí porque apenas y O me hablaba y yo iba corriendo con ella. Compré las flores, las puse en las paredes, me tomé fotos con mi abuela, cenamos rico.
La segunda fiesta fue en la iglesia.
A las siete de la mañana estábamos O y yo comprando cosas en el Sams y en el Wal-Mart donde nos encontramos a Carreño. Todo ese día fue, literalmente, correr, pero no olvido nada, detalles, etcétera. Teníamos una fuente de chocolate y una de queso y varia gente metió fresas a la fuente de queso y verlos morder esa extraña combinación fue algo raro.
La tercera fiesta.
En cambio, fue donde mejor me la pasé. Música, sonido, cañoncito de niebla, tacos al vapor (gracias Daniel, Yarezi, Odvidio, Laura) y cerveza (gracias Rilva). Bailamos, nos reímos, mis hermanas bailaron, Samuel, el hermano de O se la pasó videograbando a amigos. Claudia dijo que quería vomitar al ver mi felicidad, mi primo Ismael e Irma, su novia, ocuparon luego luego unos silloncitos en el rellano de la escalera y desde ahí recibieron el fresco de la madrugada, Oudiló y la Miner baile y baile, Lacho igual, las amigas de O... etcétera.
Promesa que no se cumplió.
Semanas antes de la boda, O y yo miramos con insistencia un programa que se llama Novias Neuróticas y veía a O de reojo y toda su ilusión por convertirse en novia neurótica y ya me miraba yo como un novio sobajado y gritoneado... pero no, no tardamos en darnos cuenta que en el fondo, las bodas, sirven para aliviar lazos, sirven para recibir el apoyo de la gente que se quiere sumar. Después de ver la ayuda de tanta y tanta gente, la felicidad de tanta y tanta gente que asistió, los niños que corrían por el patio, mi amiga cansada de manejar, a mi amigo Fabian Cavazos, super fotógrafo (si quieren algo original, en serio, búsquenlo, nos tomó unas fotos en la calle, O con sus alas agitándose por el viento y yo corriendo junto a ella), etcétera.
Pero el caso es que, después de ver tantos esfuerzos de la gente, lo menos y mejor que puedo decir es que mi boda fue un esfuerzo colectivo, que fue la unión de muchas personas que nos regalaban sencillas tazas de vidrio o toallas, pero que ahí estaban, de amigos que sacaron la chequera, de O que se fue sola al palacio de gobierno a tomarse sus fotos porque yo no quería verla, del discurso de Karla, mi tío Lalo y Nahum, del pastor que me llamó Juan Antonio y mi tío que le dio la bienvenida a la familia Revillas Alarcón y de O saliendo a una calle sin chiste para ir a visitar al Rubelesque.
Gracias por ayudarnos. De entre tanta gente que se sumó a nuestras fiestas, como dijo Mariana, una amiga, a una fiesta en el corazón, es bueno saber que también hubo mucha que se acercó, puso sus manos humildes para ayudar y todo salió perfecto.

domingo, agosto 19, 2007

Supe de una chica a quien la contrataron en una editorial de revistas por ser blog star...

Caray... yo nunca seré blogstar, pero he hecho buenos amigos aquí, ¿verdad?

miércoles, agosto 08, 2007

Madre

La foto del periódico es escueta: una mujer gorda, con el vientre expuesto y la cabeza cubierta por hematonas, los dientes amarillentos y rotos, la sangre seca en los cabellos ralos.
Después, dice la nota: "A la madre."
Un hijo mató a su madre dejándole caer una baldosa de mosaico.
Y veo a la madre, ese cadáver expuesto en el periódico y sólo puedo asistir morbosamente ante ese espectáculo: el de las madres muertas, el de los hijos asesinos, el siempre nuevo terror de cada día.
Hoy me dijo, en una entrevista de trabajo, quien pudiera ser mi nueva jefa, que no le llenaba el ojo y que debía de convencerla. Me quedé callado. Qué cansado querer convencer a los otros de que eres lo que muestras en el curriculum, lo que llevas indeleble en la mirada.

lunes, agosto 06, 2007

Volver a casa no siempre es volver a casa, porque después de cada viaje uno pierde el sitio del que se fue. Se aleja, toma el autobús o sube al avión con la certeza de que al volver todo estará en el orden dispuesto antes de la partida, pero lo cierto es que al regresar hay un desajuste o un ajuste en las cosas, en el aire de la habitación, en la mirada de quienes nos dicen hola. Yo así he vuelto muchas veces de mis viajes, desencontrándome en mi habitación siempre familiar pero que a veces, me es irreconocible. A veces encuentro cosas nuevas. A veces soy yo quien regresa algo nuevo, con la mirada un tanto despierta o un tanto apagada.
Ni mi casa ni yo nos volvemos a encontrar entonces. Así andamos huérfanos los dos por lo que cambiamos.

domingo, agosto 05, 2007

Buenavista

Omar Prestegui es un restaurador de arte nacido en Buenavista de Allende, en la costa chica de Guerrero. "Hay que transformar a la gente", es casi uno de sus lemas, pero no sólo de sus lemas, sino de sus acciones. Desde hace 10 años, Omar tiene y mantiene el Centro Cultural y Museo de Buenavista, una asoción civil sin lucro, que tiene como punta de lanza la construcción del primer museo rural (no la exposición, sino en la ubicación) de México. La exposición tiene como piezas de partida, objetos romanos, fenicios y aztecas, así como cuadros y serigrafías de pintores reconocidos.
El proyecto Buenavista también consiste en llevar y dar cursos de cocina, arte, danza, literatura, etcétera, todo con el fin de apoyar y transformar a la gente.
Buenavista de Allende es un pueblo verde, con un trazado regular en sus calles, casi junto a un pequeño valle. Si hay gente que quiera ayudar y dar cursos, no dude en escribirme.

viernes, julio 27, 2007

Paso tanto tiempo en esta casa
convivo siempre con la misma gente
y vuelvo a pasar tiempo en esta casa.
A veces, creo,
algo o alguien
me dice.
¡Vive!
¡Vive!
¡Vive!

lunes, julio 23, 2007

Ayer domingo llovía por la tarde. El aire se hallaba frío, en la calle semivacía sólo asomaba un viejo afuera de su edificio. Era una lluvia menuda, delgada, poco insistente y sólo miraba cómo se adhería a los coches y al pavimento, como si de pronto los coches y el pavimento, en realidad, se estuvieran despelando. Y todo eso lo miraba desde la puerta de mi edificio. O trabajaba en casa y le acababa de preparar un té de mango con naranja, uno de esos tes listos para hacer y Mía estaba escondida bajo la cama después de su operación y Nadja intentaba darse calor bajo el sillón. Y entonces pensé que ese momento, era un momento cinematográfico o un momento carveriano, donde el personaje principal descubre, en esa aparente normalidad, cierta belleza que sólo le es digno revelar ante él.
Y miré, miré la calle, la luz difusa, la lluvia, olí el té de mango con naranja, sentí los puntos meltiolatados en el vientre de Mía y me lancé a la lluvia a comprar algo. No supe qué, pero sentí que por un momento, en esa compra, estaba la cereza de ese momento que intuí mío, digno de ser revelado sólo a mí. Y avancé cruzado de brazos a causa del frío y al llegar a la tienda vacilé entre los estantes.
Y lo compré.
Era, definitivamente, la cosa más maravillosa para una tarde como esa.

sábado, julio 21, 2007

Tú eres Pedro

De niño, me gustaba mucho conocer las historias bíblicas. Sobre todo, todo aquello que no estaba dentro de los límites duros e irreprochables de la biblia, sino con esta historia secreta, pagana, herética. Sobre todo, me gustaba la vida de Pedro, no el Pedro santificado por la iglesia, sino aquél hombre sencillo, o que intuía sencillo, a quien de la nada (o más bien por muchas cosas), le cayó una gran responsabilidad para salvar vidas.
Sí, yo era fan de Pedro.
Tal vez por eso su muerte me parecía insólita, mística, ejemplar. Como saben, Pedro murió en la cruz, pero con la cruz invertida, porque no merecía morir como su señor.
A veces imaginaba a Pedro con el pelo hacia el suelo, con todo el peso del cuerpo sobre los hombros, sosteníendose peligrosamente mientras esperaba la muerte.
Más tarde leí las palabras proféticas de Jesús para él: "cuando eras joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras."
Así le pasó a Pedro.
Pero, guardando toda distancia entre este hombre (personaje, realidad, apostol, pescador), siempre que leo esta sentencia en la biblia, no pienso en lo lejanas que son, en el momento en el que fueron dichas o grabadas, sino pienso en mi pequeña vida y la veracidad de ellas. Ahora soy joven. Voy a donde quiero. Como donde quiero.Tengo mis amigos, la gente que me detesta; pero, ¿quién sabe qué seré de viejo? ¿quién sabe quién me aguantará con mi senecetud? ¿quién blasfemará de mi vejez porque es cansado cuidarme, mimarme, atenderme? ¿quién me acompañará en aquella soledad, en ese llorar y crujir de dientes silencioso?
Y entonces me digo, a pesar de mi a veces optimismo irracional, que ojalá cuando este viejo, cuando sea aborrecido por mi vejez, tenga alguien el cariño para no llevarme a donde quieren, para no ceñirme con lo que no quiera, para al menos, mucho o poco, me permita no convertirme en Pedro.

jueves, julio 19, 2007

La reina del regeton

Curva con Recta tiene, por estas semanas, su gran concurso para sacar a la nueva reina del regetón. El programa tiene éxito. De todas las colonias bravas, de las orillas de la ciudad, de los regios que no están contemplados en el FORUM de las Culturas, han llegado más de trescientas jovencitas para disputar tan honroso premio. Las eliminatorias no son nada complicadas. En tandas de seis u ocho participantes, las chicas exhiben lo mejor de sus quiebres fantásticos de caderas y el sangoloteo impudoroso pero cachondón. Se mueven como bailarinas exóticas, quiebran las miradas de quienes intentan seguir el rápido movimiento de sus caderas. Son muchas: todas con shorcitos, todas con los cabellos oxigenados, cargadas de aretes, con tops que aprietan más lo que deberían.
Las cámaras toman el subir y bajar de las nalgas, el movimiento de las piernas separadas, los labios que se aprietan para mandar besos mientras un jurado (nadie sabe cómo es que llegaron a ser jurados) las califica en cuestión de segundos. También mandan saludos. Saludos a la Fome, saludos a la Niño Artillero, saludos a la raza de Escobedo, a la clica de Tres Caminos, a la banda felona de Unidad Piloto. Curva con Recta muestra a ese Monterrey oscuro, a los de Garralupe, a ese Monterrey que atiborra las periféricas, que come en el pollo Jon, que echa la casa por la ventana en quinceñeras de mal gusto, en pasteles inesperados, en los regios que sólo se ponen traje para una evento inesperado y se les nota que el traje les incomoda, los sofoca, los hace sentir ridículos: un Monterrey silvestre acaso, dulcemente silvestre.
Lo que llama la atención es la edad tan variopinta de las concursantes. Algunas son tan jóvenes que su cuerpo todavía parece el de una niña, en cambio otras se ven de carnes excedidas, seguro con cesáreas tímidas bajo la ropa apretada. Este concurso le da voz a ese Monterrey que grita, que tiende a estar escondido, a vivir en la periferia. Y mientras escribo esto veo el programa sin saber qué ven los jueces para descartar a ganadoras potenciales, para darles sitio en las finales a flacas.
"Mamá chula, chula, tú eres la que me da la cura y me iré a Tapachula", dice la letra de una de las canciones que salen en el programa. Mientras las chicas siguen bailando: se agitan mientras sus rostros intentan simular placer, orgasmos, mientras sus rostros toman gestos de "ven, tómame, mírame, deséame". No sólo lo dicen ellos: es todo un Monterrey que dice: veanme, mírenme, deséenme.
Antes de que termine este post lo diré: ya tengo mi favorita para ser la reina del regetón.

miércoles, julio 18, 2007

La noveldad

La "novedad" en la literatura siempre ha provocado excelentes experimentos narrativos y también, poéticos: elaboradas estructuras, juegos en cambios verbales, encabalgamientos refinados, ausencia de metros y rimas. En suma, la búsqueda de la "novedad" en la literatura siempre ha dado plusvalías insospechadas. Sin embargo, reducir la literatura o la escritura o el alma, si es que la literatura tiene un alma, -yo creo que sí-, a un simple ejercicio de novedad es también obligarla a andar siempre con poses de restiramiento quirúrgico, como esas señoras viejas que intentan verse jóvenes a la fuerza.
La escritura precisa de moldes inesperados para cada autor, pero no es sólo la novedad en cuanto a estructuras lo que hace a un escritor permanecer en el marco de sus contemporáneos: sino su visión del mundo (hecho harto dicho e incluso lugar común, pero no por ello poco verídico). La novedad es también, incluso, un aspecto de eyaculación juvenil, de "noveldad", cosa de muchachos. Antes de los treinta años todos queremos cambiar la faz de la literatura, escribir como nadie más lo ha hecho y una larga serie de bla, bla, bla. El intento es loable, la crítica sistemática de todo lo que no es novedad, creo, sí. Insisto, antes de los treinta (o de los cuarenta o de los cincuenta, ¿todo depende de a qué edad nos demos cuenta en realidad del yugo terrible que pesa sobre cada escritor), todos queemos cambiar la faz de la literatura. Después, miramos a los lados, nos distraemos, conjeturamos otras salidas, vemos otro tipo de gentes y de literatura. Es entonces, cuando dejaremos de cambiar el destino de la literatura y cuando, mansamente, entonces, la literatura (la escritura) empezará a dejar su sello sobre nosotros, a darnos, con sus viejas herramientas, la novedad que siempre buscamos. Y nunca, creo, si el ejercicio sale bien o es bien encauzado, esa novedad se verá reflejada en los textos, sino en la vida propia, íntima, violenta o desahuiciada que tengamos.

jueves, julio 12, 2007

De César Silva Andrade

Poeta ecuatoriano, vivió como poeta, murió como poeta. Ofrezco este pequeño fragmento de su obra.

¡Esta es la comarca soñada por los malechores blancos!
¡Mi corazón presintió sus navíos, como cáscaras
roídas por los vagabundos del Océano!
¡Pájaros de las grandes aguas, sobre maderos perdidos,
flotando a la deriva de la sabiduría,
sobre cruces y cortezas vinieron!
¡Por el mar que se nutre de hojas transparente
y profundos pastos atados a las heces del abismo!
¡En medio del maizal, temblé al oírlos reír en la lejanía del aire!
¡venían fibrosos de sed y de lujuria!
¡Tenían dentera de hambre,
mandíbulas para las hazañas,
testiculos de machos cabríos para penetrar selvas vírgenes
y cambiar los ojos de las mujeres por gemas agonizantes!

Tomado de Catedral salvaje

Acerca de la teoría

Imagino que el matrimonio no tiene qué ver con el día de la boda, sino con lo otro, con las revisiones. Igual que en los cuentos, imagino, el matrimonio precisa de posteriores revisiones, de cambios inesperados en la tension, adjetivos puntuales, cortes de historia, gozosos momentos de inspiración, pero también ese hartazgo momentáneo del cuento trabado, confuso en anécdota y metáforas para luego encontrar de nuevo su lanza, su flecha dorada que termina por dar en el blanco. Imagino que es ese goce, pero también, como el cuento, la fidelidad a un personaje que se nos entraña como un buen golpe o una sutil caricia. Espero que eso sea: hay muchas cosas fallidas en la literatura y en la vida: pero creo, cuando se intenta comprender la vida del otro, para amarlo o para describirlo, es cuando, sí, la inspiración está rutilante y gozosa en la pluma y en los labios.

lunes, julio 09, 2007

Hoy me acordé de Anarik. Era una muchacha de tez blanca, pelo rubio y manejaba un coche deportivo del año del caldo. Anarik estudiaba en Ciencias de la Comunicación y nunca supe si yo era o no era su amigo. Alguna vez la ayudé y después ella me pidió ayuda para escribir unas cartas de feliz navidad. Yo esperé la mía pero nunca llegó.
Me caía muy bien Anarik. Era una época donde yo no sabía quién era yo, así que andaba buscando mi reflejo en muchas personas. Me gustaba cómo sonaba ese nombre: Anarik. Ahora no sé qué se habrá hecho, pero me acordé fugazmente de ella mientras intentaba cruzar la calle de Sullivan. Y pensé por un momento en tanta gente que deja uno de lado, imposible por seguirle el paso. Me acordé de Alfonso, de Nora, de Mayra, de José Luis, del otro José Luis, de una chica que era burócrata, de un pastor de una iglesia de quien me hice amigo durante un viaje. Tanta gente que deja uno sólo para quedarse con los imprescindibles.

sábado, julio 07, 2007

A propósito del post anterior, recuerdo que alguien me dijo que el optimismo es un rasgo de debilidad. Me dicen que, lo de hoy, es hablar del fin del mundo, de las corrupción de las cosas, del siempre nuevo ostracismo de la bondad. Me dicen que lo de hoy, es rasgarse las vestiduras y palpar en el aire la llegada de los cuatro jinetes del apocalipsis y contemplar cómo el hombre se destruye, como la hipocrecía no cambia y no sé qué más desgracias cotidianas. Ser pesimista es lo de hoy, es lo in, lo que nunca pasará de moda. Yo escucho eso con cierta solemnidad. Y no sé porqué, pienso entonces en los poetas parnasianos. Qué buenos eran los poetas parnasianos. Deberíamos de leerlos un poco más, a menudo.
Hoy venía contento el metro. Contento porque tengo 30 años, contento porque doy clases para adultos, ligeramente feliz por mi vida. Luego, en el vagón apareció un olor, ácido, penetrante. No tardé en notar de dónde venía. Era un hombre, maduro, astroso, que caminaba con paso tambaleante. Llevaba el pelo corto, casi al rape. Su saco estaba roto. El rostro de la gente cambiaba ante la proximidad del mendigo. Luego el tren llegó a la estación y el hombre bajó. Lo vi cuando el tren reiniciaba la marcha, quedándose como un bote varado. Intento ser un hombre práctico, pero sólo pude pedir, en una breve oración por él, porque le fuera bien, por que tal vez, alguien le diera unas monedas que yo no le di.

viernes, julio 06, 2007

Al

No recuerdo sus nombres pero se presentaron conmigo el pasado mes de mayo, en el sala del Palacio de correos en Monterrey. Eran tres hombres y habían ido a la presentación de mi libro, invitados ya no recuerdo por quién. Pero se presentaron con mucha seguridad y me invitaron a su taller de cuento en el restaurante Al, en la calzada Madero. Los oía hablar sobre sus cuentos con algo de prisa, porque algunos familiares se iban y otros llegaban y si bien del otro lado de la sala mis amigos bebían y comían, yo estaba con estos tres escritores adultos. "Venga, ande, venga al taller, será un gusto que vaya un día de estos". Me excusé alegando obvias razones de residencia, pero al final uno de ellos me entregó sus cuentos, eran apenas copias, de hojas escritas a máquina, como esos libros que venden a veces nóveles escritores en la plaza de Coyoacán.
La dedicatoria dice:
"Vayan estos poemas para Antonio Ramos con especial afecto del autor Martín Bermejo, 'El rey de los vagabundos'.
Guardé las copias y hoy que escombro en mis papeles aparecen con su radiante felicidad. Hay también un teléfono. En mi próxima visita a Monterrey les hablaré, no sé por qué, pero les hablaré. Descubro, al final, un poema a Monterrey. Es escueto y no emitiré juicio sobre él. Lo transcribo como un pequeño gesto de gratitud por esa invitación.
"La ciudad llora conmigo
la ciudad goza conmigo
la ciudad es lluvia de todos los mundos
y estas calles y avenidas de Monterrey
-acuíferas en personajes y sucesos-
son un constante peregrinar de mis sentidos."
Salud.

lunes, julio 02, 2007

En algún momento me parece absurdo contar las cuartillas que he escrito. ¿Vale la pena decir un número: 100, 200, 300 o 500 cuartillas escritas hasta los 30 años? ¿Ahí reside algo digno? Esto pienso al ver las doscientas cuartillas de mi novela de las batallas. Puro papel. Ojalá tambien tenga mis obsesiones.

domingo, julio 01, 2007

Todo por ti: Melani

La señora está con sus dos hijas en la fila del cajero del Waldos. La señora lleva cuatro yogurts en la mano. Chaparra, con un vientre voluminoso y una mirada de quien lo ha perdido todo, la mujer aguarda justo tras de mí. Sus hijas juegan con una guitarra de plástico y la más pequeña mueve paquetes de dulces de sus lugares.
-deja en paz eso, Estéfani -grita la mujer ante la indiferencia de la niña mayor.
-Melani, ya deja de joder o te voy a dar de golpes.
Y la niña pequeña no dice nada, ignora el regaño.
Qué ganas de golpear a esta niña, dice entre dientes la mujer.
Yo imagino a la mujer cuando tuvo a las pequeñas e imagino que tal vez, viendo su futuro, deseó algo mejor para ellas y al desearlo pensó en los nombres, nombres bonitos, nombres que no significaran tal vez la derrota o un estado de pobreza. Y les puso Estéfani a una, Mélani a la otra y me pregunto si en sus actas de nacimiento los nombres están bien escritos cuando la mujer, en un ataque de furia, toma a la más pequeña -Melani- de los cabellos de la frente y la jala hacia el piso, lanzándola contra el suelo.
La niña llora, suelta un berrido y todos en la fila nos conmocionamos lentamente por la violencia, pero todos nos callamos, no sea que tambien seamos de alguna manera Melanis o Estéfanis.
-Ya oiste, Estéfani -dice la mujer a la niña mayor- si lo rompen hay que pagarlo, por algo les digo.
En tanto nosotros pagamos nuestras chucherías y nos vamos. Mélani y Estéfani se quedan con su madre: se quedan con sus nombres pomposos, otras Melanis y Estéfanis que tal vez, nunca serán.

Harem out

Enfrente del Celtics, en la Condesa, hay un antro-disco-bar, que se llama Harem. ¿Qué de bueno hay en el Harem para que se llene los fines de semana? ¿Será el trato nefasto que dan los trogloditas en la entrada? ¿Será el 20% de propina que se cobran a lo chino por el servicio? ¿Será la cuenta de 800 pesos por cuatro vodkas, tres cervezas y un tequila? ¿O será el gusto de estar en un antro de moda donde gastarse la quicena para después presumir durante 15 días que estuviste en el Harem?
No, no es nada de eso: es la ignorancia lo mejor del harem: la ignoracia de cualquier noctámbulo que no sabe que, en la Condesa, sin duda, hay mejores lugares que éste.

domingo, junio 24, 2007

Amigos

También extraño a mis amigos como extraño la lectura de un buen libro. Hecho de menos salir con ellos un domingo cualquiera a tomar un café y hablar de nada y de todo, de las esperanzas y frustraciones que nos son propias, pero, principalmente, nos son compartidas. A veces creo que yo puedo ser un buen amigo; pero me descubro en estas épocas con un insano deseo por permanecer alejado, porque nadie se meta conmigo, con hacer mi vida sola.
Pero yo quiero y amo a mis amigos. Cuando los veo estoy también con mis escritores favoritos aunque muchos de ellos no escriben. "Mi vida es la literatura", les decía ayer a mis alumnos del INEA. "Y ya no me puedo salir de ahí", pero no, mi vida son mis amigos. No espero nada de ellos. No espero su ayuda en ningún sentido, tal vez eso me hace quererlos un mucho más.
Yo no quiero morirme. Reafirmo mi deseo de no morirme, al menos no morirme ahora, ahorita, no clavarme un cuchillo o atarme una soga al cuello. Tampoco quiero ver el fin del mundo que se publicita con tanto gozo en la televisión. Tengo ganas de una helado, un gran helado, un helado que dejaría mil bocas destempladas, un gran helado con crema chantilly, cerezas, chocolate escarchado y jalea de fresa.
No, yo no quiero morirme. Que se mueran otros. Que otros pidan atención por su muerte o deicidios. Quiero un helado e iré por él.

Ocio

A veces tengo tantas ganas de criticar a los demás, pero pienso, ¿qué gano con eso? Sólo vierto la ponzoña contra mí mismo. Por eso, en lugar del sano viboreo y los golpes de pecho, mejor vivo, como algun platillo delicioso, me río un poco, entro al messanger para encontrarme amigos. Hoy iré a un buen restaurante argentino y pediré alfajores. Me los comeré en casa mientras leo, detenidamente, las Tv y Novelas.

Actividades para ser considerado joven escritor en México

Sólo escribe y ya.

sábado, junio 23, 2007

Cuando una persona se te acerca, preocupada porque no sabe cómo pasar la materia, pero desea pasar la materia, uno no puede más que sentirse agradecido por su grupo de alumnos. Esta señora va a pasar, es lo único que me puedo decir, y la animo, la animo a pesar de que su esposo se queja porque estudia, la animo a pesar de que ella dice que no puede a sus casi sesenta años, entender qué es la poesía o la novela. Pero lo intenta. Estoy disponible para usted las 24 horas del día, le digo a mi alumna y sólo alcanza a decir un gracias breve pero honesto, creo. Hoy habrá exámen. Espero que le vaya bien.

martes, junio 19, 2007

domingo, junio 17, 2007

Veo un programa donde un par de profesionales cambian el estilo, limpieza, la concepción de sí mismo y la forma de vestir de un tipo cualquiera. "De vagabundo a príncipe", dice el slogan del programa. Y claro, me miro, me observo. ¿Puedo ir a su programa? ¿Pueden cambiar también mi vagabundo andar a un principesco parecido a algo que no soy? ¿Pueden enseñarme a vestir correctamente?

miércoles, junio 13, 2007

¡¡¡¡¡Ayer tuve un día emocionante!!!!!

Vi a Ana de la Reguera, chaparrita, con chaparreras, abrazada de su novio que le lleva como 30 años, un tal Ramos, conductor de noticias en Telemundo.

Y después se puso mejor.

Vi a Tomas Boy hablando sobre la pintura de su coche.

Como ven, tuve un día súper...

viernes, junio 08, 2007

Ella da verdaderamente en el clavo.

(Orfa como Orfa, . como To)

Orfa dice:
qué hace??
. dice:
pues...
. dice:
parpadeo
. dice:
respiro un poco
. dice:
muevo un par de dedos
. dice:
hago como que estoy interesado
Orfa dice:
¿y porq ué tanta hiperactividad, mi chiquilo?
. dice:
ya ves, siempre estoy pensando cómo cambiar el mundo.
Orfa dice:
pues sí
Orfa dice:
chiquilo feliz
A veces me pregunto qué caso tiene escribir en un blog. Pero vuelvo a él con una mansedumbre casi marcial. Y escribo. Y a veces me leo a mí mismo. No sé si les pase a otros; pero encuentro al amparo de esa lectura cierto abrigo, cierta felicidad pasada. A veces me dicen o preguntan por cosas de mi vida y antes de que responda dicen: es que no necesitaba saberlo, soy lector de tu blog. Y pienso: caramba. Una amiga me dice que este ha sido el único medio que ha tenido para saber qué exactamente pasa conmigo. Otros me hablan del amor de O que ha contagiado mis letras y en charlas me dicen que cómo me fue con x o y cosa antes de que yo, acaso, les cuente que hice x o y cosa. Es en ese momento cuando me digo: ¿qué caso tiene escribirme en un blog, más que escribirme, describirme? Soy la geografía de este par de blogs que mantengo. Hasta ahí llegan mis fronteras: el resto es vacío.

jueves, junio 07, 2007

Eureka Seven

Creo que se le llama otaku al fan del ánime japonés, o al fan de una serie en específica. Si bien, nunca he declarado mi callado gusto por el ánime, en estos días he encontrado una serie que me hace salir del clóset. La serie se llama Eureka Seven, producida por los estudios Bones y retrata un mundo opresivo (como todos los del ánime), pero con sus bellezas, donde existe una sustancia que se llama trapar, una sustancia invisible pero sobre la cual se puede surfear. Las naves, ok, no vuelan, surfean.
La historia trata sobre la educación, digamos, sentimental y moral del joven Renton, hijo de Adrock Thorsthon, el salvador del mundo, y la relación que mantiene con Eureka, la piloto del LFO Nirvasha typeZero. ¿Qué es el Nirvasha? Es un auto que se transforma en robot y que tiene una tabla de surfing sobre la que se eleva entre las nubes de colores para acabar con otros LFO militares. Eureka Seven es otra vez la búsqueda de la libertad y del amor sobre las opresiones de este mundo colonizante.
¿Pero, qué me hace levantarme del sillón para alabar esta serie? La calidad de los dibujos, el excelente manejo psicológico de los personajes, las ambientaciones lúdicas y atmosféricas de los LFO y los chicos surfeando entre las nubes: los contrastes entre los personajes y en sí, el aprendizaje emocional de Renton y Eureka.
La serie tiene puntos de quiebre, raros cuadros de belleza y poesía oriental, creo, en medio de las batallas y envidias. Ver a los chicos surfear entre las nubes es fantástico, lo mismo que estar ante una historia bien contada, con sus tensiones y distensiones. Hay un capítulo en especial que me emocionó: Renton busca a Eureka en un bosque de bastones gigantescos y encuentra a un chico que cuida a una chica con la enfermedad de la desesperación: enfermedad que inmoviliza. Renton le dice que la chica tiene "desesperación", pero él le contesta que no: "la desesperación no cae en los enfermos, dice, sino en quienes los cuidan y yo, yo no estoy desesperado."
Es sólo un momento. Y sí, después de los Mazinkaiser, de Robotech, de Gundam Seed y Destiny y de Appleseed, empiezo a escribir de ánime partiendo de una sóla imagen: un par de chicos que surfean en las nubes y dejan tras de sí una estela rojiza o morada de trapar que en mete en los ojos del espectador.

Instrucciones para ser feliz II

Debo admitir una cosa: rompí un poco las reglas. Pero creo que el manual ya lo sabía. O lo intuí de alguna manera extraña. Ayer, antes de que diera la medianoche volví al manual. Lo abrí. Sólo pude sentir fortuna al leer la siguiente regla:

"A las dos de la mañana, métase bajo la sábanas y tápase como si estuviera enterrado o muerto. Agudice los oídos, tense un poco los músculos y oiga. Después piense que sí está muerto y que nunca más oirá esos sonidos."

Y lo hice.

Oí la respiración de O, oí un zancudo, oí el pasar de un camión por avenida Chapultepec y después una ambulancia y otra vez la respiración de O y de nuevo el zancudo hasta que lo aplasté.

Y, ok, me sentí un poco más feliz.

miércoles, junio 06, 2007

Instrucciones para ser feliz

Hoy me llegó una invitación para tomar un curso para ser feliz. Yo creo que sí necesito ser feliz. ¿Quién no lo necesita? Así que me apunté solícito. Al cabo de unos minutos llegó a mi computadora un manual. Lo abrí con toda la buena sensación del mundo y la primera parte del manual contiene las reglas del curso.
"Única regla del curso".
"Haga una sóla vez la indicación para cada día y al final alcanzará la felicidad o, al menos, algo parecido a la felicidad o, al menos, se engañará un poco con que es feliz."
Me parece una regla que puedo cumplir. Así que bien, voy a la primera parte del manual y dice:
"Piense en algo malo que nunca le ha ocurrido y diga: "soy feliz porque nunca nunca me he...." Repítalo tres veces.
Así que pienso y bien, cumplo la primera regla.
Soy feliz porque nunca nunca me he roto un hueso.
Soy feliz porque nunca nunca me he roto un hueso.
Soy feliz porque nunca nunca me he roto un hueso.
¡Ah, ya siento un poco de felicidad!

martes, junio 05, 2007

Más bonito

Escucho la noticia y no puedo evitar sonrojarme, contener un poco el llanto. La noticia dice de un hombre que permaneció dormido durante 19 años y despertó hace un par de meses, gracias a los cuidados de su esposa. "Noté que quería hablar", dice la mujer, quien llevó a su esposo al hospital sólo para verlo despertar.
La nota hace después un relación de cuántas cosas no vivió este hombre en 19 años. No vio el ataque a las torres gemelas, no supo del boom del internet, ni vivió las dos guerras del Golfo, ni Chernobil, ni la caída del muro de Berlín: pero encontró un mundo dividido, terrorismo, enfermedades peores a las de hace 19 años. Y lo imagino dormido, tensas las piernas, con la mirada puesta hacia una ventana por donde el mundo iba y venía a su antojo.
Pero, ¿qué es lo que dice este hombre al despertar, al notar el pulso nuevo de este mundo viejo?
Dice:
"El mundo es más bonito a como lo recordaba."
Hay que vivir, creo entonces, como si saliéramos de un letargo de décadas para descubrir este viejo y floreciente mundo.

sábado, junio 02, 2007

Ya debería saber
que el mundo está separado
por los que se dan golpes
de humildad
y los de incomprendida genialidad.
Andamos entre genios
entre sabios
e inmaculados
en medio de locos
que exigen su lugar.

¿De qué línea
quedaremos
los ignorantes
los lerdos
los practicos
y carentes
de toda pulcritud?

viernes, junio 01, 2007

Este viaje me sirvió para darme cuenta de una cosa: la literatura no acepta definición alguna: no acepta taxonomías: es inútil el tiempo gastado para descifrarla: en el fondo es algo íntimo, que, como la risa o la respiración no encuentra su motivo, ni su respuesta: sólo es.
Hoy vi un río. Y pensé:"lengua de agua", "codo líquido", "serpiente undosa", "capricho", y seguí pensando cómo podía nombrar el río y sus riberas y su agua que se veía verdosa desde lo alto. Pero después me pregunté: ¿Y para qué hacerlo? Sí sólo es un río, un gran río: no existe mejor descripción que esa: río, río, río: palabra tan líquida, tan graciosa.

jueves, mayo 31, 2007

Ayer pensaba que sólo soy un hombre frente al mar: uno frente a la selva, el mismo en la soledad de una carretera. No hay nada de mágico en ello: o tal vez sí. Sin embargo: hoy pasó algo sorprendente: mientras esperaba para entrar a un cajero automático, un insecto de alas pequeñísimas y cabeza y cola de un color azul casi fluorescente se posó en mis hombros. No hice por molestarlo mientras se limpiaba las patas, los ojos inmensos, mientras sus antenas tanteaban la tela de mi camisa: yo era ese insecto: quería tener esas alas diminutas: ese color inexplicable que me ardía suavemente en la boca.

miércoles, mayo 30, 2007

Hoy desperté viendo caricaturas en la televisión. Me acomodé mejor entre las sábanas. Volví, por un momento, a ser un niño.

lunes, mayo 28, 2007

Lo que tengo en una casa
me falta en la otra.
Luz, alcohol, amistad umbría
no habitan en la
vieja tan llena
de nostalgia y sol.
Y sin embargo
siento las venas
enterradas
en las tuberías
de la vieja:
siento los cabellos
enmarañados
en la nueva.
Un pie apunta
a las baldosas nuevas
el otro al eteréo sonar
de la memoria.
Soy la construcción de ambas.
En una me pierdo,
en la otra me vivo.

sábado, mayo 26, 2007

Hoy en la madrugada, mientras venía en el taxi, camino a la casa y la ciudad se encontraba mojada y la niebla invadía los carriles de la avenida Juárez en Guadalupe, pensé en qué díficil se pondrán las cosas.
Voy a necesitar ayuda para recordarme constantemente lo que soy.

lunes, mayo 21, 2007

Descubro que escribo: no en ese afán de multimedia, ni en el afán de la heredad: ni en el afán de decir: yo estoy de este lado de la barda; simplemente descubro que escribo y que nunca estaré a mano con el lenguaje, ni estaré cerca de las historias que deseo contar y que todo es un balbuceo aún más torpe; pero aún así, escribo incluso ya sin saber qué significa esto, ignorante de todas sus aristas o dobles mensajes que tiene la escritura: escribo como si cambiara una bicicleta o pidiera un café o me quejara de lo extraño que empiezo a ver la vida. No tengo ciencia alguna al tomar el teclado ni viene un númen. Espero que pasen más los días y si al final aún tengo las palabras en la boca, mi mente no tan extraviada por la vejez, podré decir que tuve mis palabras y mi tiempo y con ellas maté ocio y soledad.

jueves, mayo 17, 2007

Sentado
deslizo los dedos
sobre el brazo
de plástico de la silla
acariciándolo.
No en esta sala:
pienso en ti.

martes, mayo 15, 2007

Sincera invitación

A todos los amigos que están en Monterrey
y áreas circunvecinas.
Los invito el próximo jueves 24 de mayo
7: 00 p.m.
Edificio de correos
(frente a El Norte)
A la presentación de mi libro
Necrologías
(editado por la Universidad de Guanajuato)
Presentan:
Carolina Olguin
Odvidio Reyna
Habrá vino de honor
(creo)

viernes, mayo 11, 2007

¿Y si me vence una muerte repentina, que deje atorados en mi garganta,todos los adioses? ¿Quién irá a decirle a mis amigos, a mi mujer, a mi familia, mis últimas palabras?

lunes, mayo 07, 2007

Tengo ganas de ver Kill Bill y su violencia estética: limpia: sangrienta.
Ya me cansé de los descabezados sin función lúdica,
de las ancianas violadas con palos y macanas sin noción de dramatismo narrativo.
Tengo ganas de ver Kill Bill y sus japoneses muertos como en coreografía.
la sangre que mana como fuentes de Neptuno.
Ya me cansé de la sangre salpicada en el polvo
sin sentido de la composición artística,
de los cadáveres que ni al ser cadáveres llaman atención del arte.

viernes, mayo 04, 2007

Galilea

En días pasados, la prensa sensacionalista y de espectáculos llevó a todos los hogares y radios la noticia de que Galilea Montijo había estado cogiendo con dos hombres. "De una forma escandalosa", decía una comentarista. "Se los paso en comerciales porque está de no creer." De inmediato, la sexy tapatía dijo que ella no era, ella no era y que ella no era. Hasta se dio el lujo -inteligente sí es- de hacer una parodia de la situación en el programa del mismo nombre. Mientras ella actuaba, sus abogados peleaban con la nada que es este monstruo llamado internet. "Pero si no es, es igualita", dijo otro comentarista de sensacionales.
Yo miraba las notas y suspiraba. Una mujer es violada en Zongolica, los sindicatos quieren parar el país y mucha gente sigue viviendo en las cloacas... así es la vida mientras Galilea Montijo desmiente cosas que no hizo en ese momento, cosas que tal vez sí hizo en la privacidad, con quien quiere: donde básicamente sí le está permitido.