jueves, agosto 30, 2007

La reseña bodística... o como salió

Previo
Ok, al final hubo pleitos, no entre O y yo, sino entre algunos invitados a la fiesta y pensé, después de todo, cuando hay cerveza hasta altas horas de la madrugada, es inevitable que el optimismo y la felicidad duren hasta entonces. Y hubo gente que vomitó y presencié un beso tríple entre unos amigos, pero antes de todo eso, Fabian nos tomó unas fotos en la calle, O con las alas que el mushasho le hizo, yo casi resplandeciente con mi traje gris oscuro plateado. Y antes de eso llegamos a casa de Rube a visitarlo. Que una novia baje en una calle semivacía llama siempre poderosamente la atención. Pero yo quería visitar a Rube y al vernos subir por la escalera yo creo que se puso muy contento y tenía unas cervezas sin alcohol y creo que debí de tomarme una, pero no lo hice. Y antes de eso, Elida estaba dormida en el coche mientras casi toda la familia se había ido entonces nos acordamos que ¡El pastel! ¡No hemos partido el pastel! Y regresamos corriendo al menos O y yo y nos tomamos una foto con el olvidado pastel aunque ya la gente se había ido.
Ok... no estoy contando bien esto.
Quiero decir que mi boda, contra todos los pronósticos, tuvo tres fiestas: fiesta el día del civil donde Polo hizo una discada para rechuparse los dedos y mi tía María unos frijoles a la charra para comer frijoles a la charra toda la vida y el juez en algún momento se engolozinó y O y yo sólo lo mirábamos mover la boca pero en realidad, no decir nada. Y mis tíos se burlaron de mí porque apenas y O me hablaba y yo iba corriendo con ella. Compré las flores, las puse en las paredes, me tomé fotos con mi abuela, cenamos rico.
La segunda fiesta fue en la iglesia.
A las siete de la mañana estábamos O y yo comprando cosas en el Sams y en el Wal-Mart donde nos encontramos a Carreño. Todo ese día fue, literalmente, correr, pero no olvido nada, detalles, etcétera. Teníamos una fuente de chocolate y una de queso y varia gente metió fresas a la fuente de queso y verlos morder esa extraña combinación fue algo raro.
La tercera fiesta.
En cambio, fue donde mejor me la pasé. Música, sonido, cañoncito de niebla, tacos al vapor (gracias Daniel, Yarezi, Odvidio, Laura) y cerveza (gracias Rilva). Bailamos, nos reímos, mis hermanas bailaron, Samuel, el hermano de O se la pasó videograbando a amigos. Claudia dijo que quería vomitar al ver mi felicidad, mi primo Ismael e Irma, su novia, ocuparon luego luego unos silloncitos en el rellano de la escalera y desde ahí recibieron el fresco de la madrugada, Oudiló y la Miner baile y baile, Lacho igual, las amigas de O... etcétera.
Promesa que no se cumplió.
Semanas antes de la boda, O y yo miramos con insistencia un programa que se llama Novias Neuróticas y veía a O de reojo y toda su ilusión por convertirse en novia neurótica y ya me miraba yo como un novio sobajado y gritoneado... pero no, no tardamos en darnos cuenta que en el fondo, las bodas, sirven para aliviar lazos, sirven para recibir el apoyo de la gente que se quiere sumar. Después de ver la ayuda de tanta y tanta gente, la felicidad de tanta y tanta gente que asistió, los niños que corrían por el patio, mi amiga cansada de manejar, a mi amigo Fabian Cavazos, super fotógrafo (si quieren algo original, en serio, búsquenlo, nos tomó unas fotos en la calle, O con sus alas agitándose por el viento y yo corriendo junto a ella), etcétera.
Pero el caso es que, después de ver tantos esfuerzos de la gente, lo menos y mejor que puedo decir es que mi boda fue un esfuerzo colectivo, que fue la unión de muchas personas que nos regalaban sencillas tazas de vidrio o toallas, pero que ahí estaban, de amigos que sacaron la chequera, de O que se fue sola al palacio de gobierno a tomarse sus fotos porque yo no quería verla, del discurso de Karla, mi tío Lalo y Nahum, del pastor que me llamó Juan Antonio y mi tío que le dio la bienvenida a la familia Revillas Alarcón y de O saliendo a una calle sin chiste para ir a visitar al Rubelesque.
Gracias por ayudarnos. De entre tanta gente que se sumó a nuestras fiestas, como dijo Mariana, una amiga, a una fiesta en el corazón, es bueno saber que también hubo mucha que se acercó, puso sus manos humildes para ayudar y todo salió perfecto.

domingo, agosto 19, 2007

Supe de una chica a quien la contrataron en una editorial de revistas por ser blog star...

Caray... yo nunca seré blogstar, pero he hecho buenos amigos aquí, ¿verdad?

miércoles, agosto 08, 2007

Madre

La foto del periódico es escueta: una mujer gorda, con el vientre expuesto y la cabeza cubierta por hematonas, los dientes amarillentos y rotos, la sangre seca en los cabellos ralos.
Después, dice la nota: "A la madre."
Un hijo mató a su madre dejándole caer una baldosa de mosaico.
Y veo a la madre, ese cadáver expuesto en el periódico y sólo puedo asistir morbosamente ante ese espectáculo: el de las madres muertas, el de los hijos asesinos, el siempre nuevo terror de cada día.
Hoy me dijo, en una entrevista de trabajo, quien pudiera ser mi nueva jefa, que no le llenaba el ojo y que debía de convencerla. Me quedé callado. Qué cansado querer convencer a los otros de que eres lo que muestras en el curriculum, lo que llevas indeleble en la mirada.

lunes, agosto 06, 2007

Volver a casa no siempre es volver a casa, porque después de cada viaje uno pierde el sitio del que se fue. Se aleja, toma el autobús o sube al avión con la certeza de que al volver todo estará en el orden dispuesto antes de la partida, pero lo cierto es que al regresar hay un desajuste o un ajuste en las cosas, en el aire de la habitación, en la mirada de quienes nos dicen hola. Yo así he vuelto muchas veces de mis viajes, desencontrándome en mi habitación siempre familiar pero que a veces, me es irreconocible. A veces encuentro cosas nuevas. A veces soy yo quien regresa algo nuevo, con la mirada un tanto despierta o un tanto apagada.
Ni mi casa ni yo nos volvemos a encontrar entonces. Así andamos huérfanos los dos por lo que cambiamos.

domingo, agosto 05, 2007

Buenavista

Omar Prestegui es un restaurador de arte nacido en Buenavista de Allende, en la costa chica de Guerrero. "Hay que transformar a la gente", es casi uno de sus lemas, pero no sólo de sus lemas, sino de sus acciones. Desde hace 10 años, Omar tiene y mantiene el Centro Cultural y Museo de Buenavista, una asoción civil sin lucro, que tiene como punta de lanza la construcción del primer museo rural (no la exposición, sino en la ubicación) de México. La exposición tiene como piezas de partida, objetos romanos, fenicios y aztecas, así como cuadros y serigrafías de pintores reconocidos.
El proyecto Buenavista también consiste en llevar y dar cursos de cocina, arte, danza, literatura, etcétera, todo con el fin de apoyar y transformar a la gente.
Buenavista de Allende es un pueblo verde, con un trazado regular en sus calles, casi junto a un pequeño valle. Si hay gente que quiera ayudar y dar cursos, no dude en escribirme.