sábado, junio 25, 2005

Salva el amor

Uno de los poemas de Benedetti que suele ser muy citado y aún más después de la internacionalización que hiciera del mismo la película "El lado Oscuro del Corazón" es el que lleva por título: " No te salves". No congeles el júbilo, no quieras con desgana de pienses sin labios no te juzgues sin sangre pero si pese a todo no puede evitarlo y congelas el júbilo y separas del mundo sólo un rincón tranquilo y te quedas inmóvil al borde del camino y te salvas, entonces, no te quedes conmigo. Líneas más, líneas menos, el poema conjura una rebeldía sin fin, una sensación de mantenerse siempre en la lucha porque por sobre todas las cosas el amor es una lucha inaudita.
No te salves, dice el poema y no congeles el júbilo. Uno no debe de salvarse pero el amor salva. Uno no puede dejar de pelear para que el amor por sí mismo, -esa fuerza creadora, ese caos y suicidio del intelecto- nos salve. El amor te salva. Quienes hemos amado sabemos que frente a esa posibilidad no existe nada. El amor te salva de mirar entre la gente y no encontrar a nadie. El amor te salva de tener un cuarto de habitación en un hotel y saber que al abrir la puerta encontrarás no sólo tu ropa sin orden sino también esa mujer y ese hombre por el que estás precisamente compartiendo un cuarto de hotel en un lugar lejano.
El amor crea para ti una coraza donde rebotan los dardos, las murmuraciones y el tiempo mismo. Dice en la Biblia que las partes más débiles del Leviatán -especie de bestia mítica, preedénica- son como mil escudos fuertes y soldados. Así es como el amor te deja. Aún las partes más débiles se vuelven fuertes en el amor. Hay que ver a los ojos de quien amas y que te ama (el amor es dual, solo no es más que una obsesión y también esperanza) para al instante saber y sentir que incluso tus nervios dolidos o atrofiados resurgen por ese fuego.
Cuesta amar porque cuesta mostrar al otro lo que somos en realidad: ese margen de inseguridades y orgullos, esa mancha de claroscuros. Cuesta. Cuesta. Cuesta. Cuenta la canción que dicen que por las noches nomás se le iba en puro llorar, dicen, que no comía, nomás se le iba en puro tomar. Juran que el mismo cielo, se extremecía al oír su llanto. Como sufría por ella que hasta en su muerte la fue llamando. Cuando escucho esta canción no pienso en ese dolor sino en ese amor. ¿Qué amor tan grande para dar todo ese dolor? ¡Qué amor tan grande! Esa es la cuestión.
Lo lamentable es que muchas veces en realidad amamos con desgana y congelamos el júbilo y el amor se ve precisado por fronteras de sociedad y buenas costumbres. Amamos luego por tradición y por paz y estabilidad mental. Incluso heredamos nuestras obsesiones y frustraciones amorosas más allá de lo necesario como una pareja que no se cansa de darse daño porque si incluso ella se va ¿quién me dará esa mitad del dolor que ella me daba? Sólo nos mantiene vivos el dolor y el amor tal vez por que, cuando se dan con honestidad ambos (no me refiero a la conmiseración ni al deseo), es cuando en realidad operan los cambios drásticos en las personas.
El amor salva. Sí. Es una definición. Lo que no tiene definición es que encontrar una mirada que se empareja con la tuya en la multitud; que ver una mano que viene al contacto con tu mano y la aferra; que escuchar tan sólo un ¿cómo estas? por una línea telefónica lo anula todo, incluso estas palabras.
Ojalà existiera un mundo, le dije a un amigo cuando omití mi regla de no meterme en lo que no me importa, donde tú amaras a tu mujer y no anduvieras de pájaro carpintero. Eso lo dices porque tú no amas a nadie, me espetó. Yo asentí repasando los nombres de mis amores, uno tras otro y en ese momento me sentí a salvo. Tienes razón. Luego miré a la gente y una y otras chicas con quienes había pasado charlas y indagaciónes y supe esto: el amor te salva de todo pero sobre todo de la búsqueda. Mi amigo se fue y yo me volví a sentar y volvì a escribir estas palabras sabiendo quienes me han amado y a quienes he podido corresponder de la misma manera. Esa dualidad y nexo me pareció sorprendente. No te salves, dice el poema. No congeles el júbilo. No separes del mundo sólo un rincón tranquilo, no dejes caer los párpados pesados como juicios. Y si te salvas, entonces no te quedes conmigo.

martes, junio 21, 2005

XVIII

Veo mi viejo trompo
la escuela que ahora es chica
el color de los sabalitos
que ahora ya no es el mismo
Veo mi calle tan limpia
y extensa, el gesto
de mi padre llamando a la mesa
Hay un coche de plástico
esperándome bajo la cama
otro tiempo donde este
trompo
escuela
sabalitos
calle limpia
llamado a la mesa
son apenas un recuerdo.

Bután

—Quiero conocer Bután —dijo Elena apenas cerró el libro.
—¿Bután? ¿Eso que es? —le respondió Carmen mientras terminaba de darle al vuelta a los canales de televisión.
—Es un país de Asia. Está a más de 4,000 metros de altura.
—Uy, eso está muy alto.
—Sí. Muy muy alto. Mira.
Elena extendió un libro donde se veían unas cordilleras nevadas y gente embozada en gruesas mantas y bufandas que a Carmen se le antojaron calientes. Pasaron otras fotografías donde se veía una explanada de losas blancas y limpias y filas de monjes budistas con sus cabezas a rape y los bordones anaranjados de sus túnicas.
—Ya va a ser hora de la novela —le dijo Carmen a Elena y esta cerró el libro.
—Un día voy a ir a Bután.
—Ajá —le respondió Carmen—. Anda, ya cambiale.
Elena se puso en pie y miró por la ventana. En la calle no había nadie. Decidió salir y comenzó a caminar. Bután quedaba muy lejos. Con que llegue a Ruiz Cortínes la hago, se dijo Elena mientras caminaba. Nunca antes había caminado sola hasta allá.

lunes, junio 20, 2005

De los veinte que tenía nada más quedaron seis

Los deportes que el hombre realiza en el orbe son en realidad una versión evolucionada del juego que de niños nos producía alegría como la roña o las escondidas. Mientras que en el juego vale la diversión y también la picardía, en los deportes esta diversión y picardía desaparecen por "los motivos deportivos" del triunfo. Ganar no es lo máximo, es lo único, dice la máxima. Con el afán del triunfo se subordinan otros valores y también, necesidades, protecciones, etc.
Los deportes son ahora la versión más tecnificada y "civilizada" de la guerra. Aún faltan mucho por cambiar y para muestra el partido donde el "Co-Chino" Benitez, técnico del Boca Juniors, escupió a un Bofo Bautista que como niño héroe se enredó en la camiseta de Chivas después de ser expulsado en tan tenebroso juego.
Como todo producto del hombre, el juego también contiene y define al hombre y es víctima de los valores y los errores del hombre. Es una mentira que el deporte se debe a sus espectadores. En realidad lo que menos importa ahora para el deporte mundial, es el espectador. Lo que importan ahora son los sponsors, los derechos de televisión, los contratos con las marcas de proveedores. ¿Se imaginan un pleito entre Adidas, Nike o Umbro contra la FIFA?.
El día de ayer este pleito entre proveedores y federaciones tuvo un momento álgido e histórico en la fórmula Uno. El problema fue que Michelín, la proveedora de llantas para siete de las diez escuderías de la F1 no metía la mano por la seguridad de los pilotos que participaran en la carrera en el circuito "sagrado" del automovilismo norteamericano de Indianápolis. El motivo eran las explosiones de neumáticos en los coches de la escudería Toyota. Tal sólo la primer explosión había mandando contra el muro al Ralf Shumacher. La segunda explosión también lanzó al piloto de pruebas de la misma escudería contra la barda.
Michelin encontró la falla. Las llantas tronaban ante la velocidad y el peso del auto a más de 300 kilómetros por hora al tomar la peraltada (la curva con un grado de inclinación). Sugirió dos cosas: poner una chicana (una pequeña "S") en esta altura para obligar a que bajara la velocidad los pilotos o bien, dejar que se les entregaran una nueva dotación de neumáticos nuevos a los equipos. Bridgestone, la otra proveedora de neumáticos se quejó y la FIA no aceptó los cambios. Aún así Michelín mandó un avión con más de 100 repuestos de llantas hacia Indianápolis con el fin de hacer presión. Jarno Trulli, piloto de BAR había ganado el día anterior al "pole positión" a un Montoya de Mclaren que había quedado rezagado hasta la mitad de la grilla. Era apenas el tercer pole positión del italiano en sus años en la F1.
Cuando empezó la carrera los veinte coches salieron a la pista y en la primer vuelta uno a uno los autos de Renault, McLaren, Williams, BAR, Red Bull, Sauber y Toyota entraron a pits. Sólo quedaron en la pista los humillados Ferrari que este año no han dado una, y dos equipos pequeños como Minardi y Jordan. La carrera empezó sólo con seis coches. El públicó protestó lanzando botellas de plástico y aluminio (Barrichello tronó una de ellas al pasar en una curva lenta). El los pits el resto de los pilotos se bajó, tomó sus cosas y se fue a su casa. Al final Michael Shumacher ganó la carrera y en tercer lugar quedó Tiago Monteiro, un ex Champ-Car donde nunca había ganado ni una carrera. Hoy la prensa lusa dice que Monteiro hizo una carrera inteligente y alaba el podio histórico de su piloto.
No importa que el público haya visto una carrtera de seis coches. No importa que el deporte se haya visto sacudido por el problema entre la FIA, Michelin y el gremio de pilotos. Monteiro obtuvo un triunfo histórico, Michael Schumacher volvió a ser el "esclavo" de Ferrari y al espectáculo desapareció. Aún así ¿cuántos millones de dólares se agenció la FIA con la carrera? Eso importa ante una F1 que muchos consideran desaparecerá en el 2012. La carrera de Indy del 19 de junio del 2005 sienta un precedente también, importante. Las reglas son las que importan en el juego y nadie está por encima de ellas ya sea Michelin o las escuderías más importantes. Pero también sienta un precedente peligroso. Las reglas se deben de cumplir así y el perjudicado sea el público, un público que quería ver si si Alonso se mantenía en lo alto de la clasificación o si Kimi Raikonnen lo alcanzaba. Pero al menos ayer no pudo ser porque las reglas no estaba hechas para el público.

jueves, junio 16, 2005

Curiosidad

A veces cuando te veo
ir y andar con tu aire de inmortal
entre los pasillos
me detengo en tus labios,
en la marca de ellos en tu semblante
y me pregunto como antes de mi
otro pensó en estivales tardes
medievales cuando, al ver a
una mujer como tú
con ese aire inmortal
paseándose por las murallas,
¿cómo será el beso que te tengo
guardado?
¿cómo será el beso que te tienes
ya palpitando en los labios?
¿Cómo será el beso que ya de
mi a tí aletea infructuso para
tornarse ave?

miércoles, junio 15, 2005

Siempre nuevas herencias y viejos vicios

"El Norte es lo importante, todo lo demás es Literatura".
Paty Blake, extracto de su ponencia presentada en el
I Encuentro de Escritores Jóvenes del Norte,
"Voces Convergentes en la Silla"
La literatura como todas las demás artes o ejercicios del ser humano conlleva a una búsqueda de la identidad pero también a una reseña de la identidad. Te defines a partir de tu entorno, te definen tus amores, tus odios y lo hechos que vas dejando en el camino. Somos una amalgama de oficios y afectos, de calores y fríos. La palabra nos define también. Sin embargo, nos define más nuestra vida que nuestros ejercicios laborales y artísticos. Todo lo demás es literatura. Yo simplemente daría una vuelta de tuerca más a la frase de Paty Blake. La literatura es importante, todo lo demás es la vida.
En días pasados se llevó a cabo en Monterrey en I Encuentro de escritores jóvenes del Norte "Voces Convergentes en la Silla". El evento se llevó a cabo en el patio central del Museo Metropolitano de Monterrey y tuvo como institución convocante al Consejo para la Cultura de Nuevo León. La unión de ambas instituciones tuvo, sin embargo, su origen en el deseo de cuatro jóvenes escritores y poetas de Monterrey por unir los lazos del norte y dar a conocer su obra y conocer otra obra. Me refiero a Minerva Reynosa, Gabriela Torres, Oscar David López y Herman Gil.
El encuentro fue un claro ejemplo de lo que puede hacer la voluntad y el respaldo de instituciones fuertes. Los tres días que duraron las mesas de presentaciones de libros, ponencias y lectura de obra se llevaron con un estricto orden donde nada faltó. Desde los desayunos en el hotel, las comidas en El botanero y las cenas en el Museo de las Culturas Populares, la organización del encuentro, Minerva y compañía, el equipo del Conarte y más gente, fueron escribiendo un diez con letras firmes e indelebles.
Fue un encuentro donde además, se ejerció y se respiró la unión entre los invitados a participar. Fue un encuentro de amigos que sólo los hermana el Norte y la escritura pero que al verse, se reconocieron todos como iguales sin ánimo de revanchismos, envidias o protagonismos. Desde la poesía firme de Sara Uribe, la ponencia sobre la violencia de Diana Zamora, los cuentos pornógrafos de Luis Valdez y Gaby Torres y la siempre limpia visión de Julian Herbert hasta la claridad de las ponencias de Paty Blake, Mariana Martínez, el verso cuidado de Oscar Dávid López asistimos a una encuentro donde por sobre todas las cosas se mantuvo una visión clara del norte como tema literario.
Todo lo anterior son las nuevas herencias de los jóvenes narradores y poetas que desde el Norte plantan su voz con firmeza. El ejercicio de su palabra es una forma de cambiar rumbos y separarse de sus antecesores. La cuestión siempre es cometer parricidios con nuestros maestros. Si esto no ocurre se puede caer en los siempre viejos vicios que también estuvieron en el encuentro.
Me refiero con esto a protagonizar una barbarie protagonista de injurías y rebatingas literarias como sucedió en las mesas de ponencias matutinas del viernes. Me refiero con esto a improvisaciones a la hora de leer, a ponencias donde no se tomaba en cuenta al público y se extendían y se extendían. Como vicio me refiero también a esa capacidad de perderse e irse a otros lugares y no concentrarse en los eventos (vicio en el que admito todas mis culpas).
Sin embargo hay un vicio mayor al que quiero hacer alusión: el desaire del gremio de escritores de Nuevo León. El público se mantuvo gracias a los mismos participantes y otros grupos de jóvenes (curiosamente rivales de los organizadores). Fueron pocos los creadores regiomontanos que asistieron al encuentro. Ahí estaba la plana mayor de la Mancuspia y varios más pero la gran mayoría brilló por su ausencia.
Dijo Cuitláhuac Quiroga en su mesa que el norte no existe, al menos no el norte literario, al menos no existirá mientras no se conforme un cuerpo de la obra. Estoy de acuerdo con él. Agregaría tan solo que el Norte existirá en el momento que todos los escritores se integren a eventos tan loables como el desarrollado. El Norte también existirá mientras los jóvenes escritores se tomen en serio su participación en eventos como este no improvisando, no pensando que la risa fácil es sinónimo de una buena ponencia.
El I Encuentro de Escritores Jóvenes del Norte "Voces convergentes en la Silla" sale, sin embargo, con notas muy muy altas gracias a la labor de Herman Gil y compañía, del Conarte y de los autores mayores que apoyaron y dieron cauce a este encuentro como las visiones de la misma Mancuspia y de Leticia Herrera. Es cuestión de los participantes estar a la altura de estos esfuerzos. Habrá que hacer ahora un forzoso análisis e iniciar ya una valoración del siguiente encuentro que esperemos, sea pronto una tradición que termine por darle a este encuentro el valor que esperemos, pronto tendrá por encima de los encuentros de tierra adentro donde siempre siempre van los mismos. Mientras tanto ahí está el Norte y la escritura como importancia. Mientras tanto, en realidad, está la vida.

martes, junio 14, 2005

El Polemista

Texto leído durante la presentación de la revista El Polemista dentro del I Encuentro de Escritores Jóvenes del Norte "Voces Convergentes en La Silla".
Amamos los libros como un tesoro preciado. A ellos les dedicamos buena parte de nuestra vida o al menos una parte considerable de nuestra vida. Al principio son sólo el instrumento gracias al cual accedemos al placer que nos proporciona el lenguaje o las historias que se cuentan en ellos. Después accedemos al libro como instrumento no sólo de ornato sino también de colección. Domingos atrás mientras buscaba un libro en los puesteros aledaños a la Ciudadela me encontré con una primera edición de La región más transparente editada por el Fondo de Cultura Económica. El libro estaba protegido celosamente por una cubierta plástica. Hice el intento por tomarlo pero la mirada sesgada y cuidadosa del vendedor me contuvo. Es una primera edición, me dijo. Yo hice una mueca de ok y vi el libro. Sus pastas ámbar se mantenían limpias y casi pude leer con el recuedo ese inicio de “Soy Ixca Cienfuegos. Pregunté con ingenuidad el precio. Entonces capturé la atención del vendedor y me dijo: Vale 900 pesos. Es una primera edición. No soy codo pero apenas dijo el costo deposité el libro como si fuera un niño Dios en su cuna.
También sucede que uno, como seguidor de los libros, cae en otras manías. Cuando visitas a conocidos lo primero que haces después de los saludos es darle un repaso a la biblioteca del dueño de la casa. Asientes con gesto grave cuando descubres libros que consideras interesantes y cuando encuentras en la estantería alguno que tú ya leíste una pequeña sonrisa te invade y creas un nexo con la persona a quien visitas.
Leer presupone un acto íntimo pero también un acto de revelación ante lo que lees. Por lo mismo no se lee cualquier cosa. Vemos la lectura tal vez como un acto inmediato pero si estableciéramos una pirámide para catalogar lo que cuesta crear un material de lectura tendríamos en la punta, cubierta de una estela dorada como se supone se cubrían originalmente las pirámides, al libro. Luego, disminuyendo por esa escala mas no por ello sin disminuir en el placer que nos proporcionan, seguirían las revistas y después los fancines, plaquettes, y finalmente los planfletos.
Conozco muy poca gente que además de tener libros en su casa colecciona o busca revistas. No me refiero con esto solamente a quienes buscan una revista en el ámbito en el cual desarrollan su actividad laboral. Me refiero a gente que ama las revistas tanto como los libros. Las revistas son también otra forma como accedemos a la información. Me refiero a coleccionar y leer revistas sobre helicópteros, sobre cocina, acerca de política o chismes de la farándula. Yo no colecciono revistas. Alguna vez intenté y alcancé a juntar más de 18 números de la revista H para hombres pero un buen día me aburrí y las vendí a un puestero.
Como en toda oferta y demanda, las revistas están siempre sujetas al mercado, a las necesidades de los lectores y las facilidades o no de su publicación. A diferencia del libro que crea es juzgado con la primer lectura, las revistas requieren de más tiempo para ser erigidas como el portavoz de un área. Es necesario esperar, comparar sus números, leer sus secciones con cuidado, asimilándolas. Formar una tradición de cada sección y por ende, una magia que impregne a la totalidad de los artículos es el reto principal de este tipo de publicaciones.
El polemista, y me he tardado para mencionarla por primera vez, es una joven apuesta por darle voz y forma a una visión sobre cómo debe de ser al menos la revista que Julían Etienne tiene en mente. Como en la creación que ejerce un demiurgo sobre la materia, Julián y su grupo de colaboradores intenta llevarnos con su revista a una opinión más amplia y clara sobre la cultura, sea cualquiera la definición de esta. Primero la viste con una apuesta de Elena Fortes donde la palabra no sólo es forma de conocimiento sino también imagen y después le da rigidez con un esqueleto armado con las secciones despachos, alegatos, conjeturas, invenciones y críticas. El Polemista, como su nombre lo dice, busca que mediante el diálogo se cree una iteración de pensamiento que modifique ideas. El Polemista es, en ese sentido, no sólo una revista informativa donde uno puede leer un artículo sobre la economía del amor, la entronización de la cultura pop o sobre la disidencia en el nombre de Dios, sino también una revista donde el lenguaje coincide con los tres postulados que Alfonso Reyes dice que debe de tener el lenguaje: orden, significado y emoción. Esta revista está hecha con emoción y amor y se lee con emoción e interés.
Como en una biblioteca de Babel donde los hombres buscan el significado o el libro último, El Polemista es una mirada vasta y concentrada al mismo tiempo de muchos temas. Lo mismo puedes encontrar en ella un artículo sobre cómo se desarrolló el revolución de Tianammen, el cuento de un joven narrador como Guillermo Núñez o bien hallar una entrevista con el Dr. Lazcano sobre la creación de la vida sintética y el siempre apasionante origen de la vida en la tierra.
Hace semanas tuve el gusto de asistir al Open Office de la revista en sus oficinas en la Col. Condesa. Cuando llegué me sorprendí al ver gente joven como yo que discutía con ánimo satisfecho y alegre sobre política, pedagogía y modus vivendi de escritores. Esta revista la hace gente joven que aún no ha solidificado sus ideas y sus teorías. Sus colaboradores tienen la inquietud de escribir algo honesto e interesante y la gente que la edita, revisa, corrige e imprime se anima por el mismo ímpetu. Y a esta energía se le agregan las colaboraciones de gente ian Buruma, Christopher Hitchens, Laura Kipnis y Slavoj Zizek con textos seleccionados por Julían, me imagino.
Hay que formular también una tradición de las revistas no sólo literarias. La búsqueda del conocimiento es una necesidad a veces pantagruélica. El libro puede ser en ese sentido como un asado o bien un zacahuil. Las revistas y otro tipo de publicaciones serían entremeses, entradas, etc. Pero El Polemista como lector en un bocado exquisito, de esos que crean adicción y desplazan platos fuertes.Ojalá un día cuando vayamos a las casas no sólo veamos los libreros sino también el lugar donde se acomodan las revistas y al encontrar El Polemista sonriamos con brevedad estableciendo un nexo con el dueño de la casa. Ojalá que un día, mientras ande otra vez buscando un libro en los puesteros de la Ciudadela me encuentro con el No. 0 de esta revista y al intentar tomarla el despachador me miré con toda su avaricia y gusto por vender y me diga: Es una primera edición del Polemista. Yo entonces sacaré el dinero (si tengo, como todos imagino un futuro sin necesidades pero vayan ustedes a saber) y le diré: ¿cuánto? Pues tres mil varos. Ahistán. Démelas le diré.
www.elpolemista.com.mx

lunes, junio 06, 2005

Historias de explotación I

Virginia Dorantes tiene alrededor de 42 años. Divorciada. Un día lee en el periódico acerca de una oferta de trabajo. El anuncio dice que se necesita un asistente profesional, no ventas y cuatro horas diarias. Llama al teléfono y la citan para el día siguiente a las 10:00 a.m. Venga bien presentada, le dicen. Cuando llega al lugar encuentra una gran sala atestada de otros aspirantes como ella al empledo. Un desfile de muchachitos que no pasarán de los 23 años se pasean por los pasillos o hacen corro en las esquinas del lugar. En general viste con sacos desrraídos y sin planchar y las frentes les sudan brillosas. A Virgina le entregan una ficha con el número 42 y le sugieren que se siente en una de las sillas donde otros esperan. Los pisos no se encuentran muy limpios y puede ver manchas negras cerca a los soclos. Le ordenan llenar un formato donde escribe sus datos y un hombre blanco, pelo rubio y entrecan, ojos azules y el único que lleva un traje combinado la mira fijamente mientras llena la solicitud.
A eso de las once, junto con un grupo que no pasarán de las cincuenta personas, pasa a otra sala esta sí más iluminada, con las ventanas cubiertas por cortinas gruesas de color vino. Después de tensos 10 minutos hace su aparición un mozalbete de 23 años que trae anillos y reloj de oro y el mejor traje de 100 metros a la redonda. Con sonrisa de galán y mirada de conquistador, el conferencista se presenta como Marcos Rodríguez. Dice que él antes estaba como ellos: no tenía chamba, buscaba por todas partes y no veía un futuro para su vida. Luego les pregunta: ¿Ustedes quieren cambiar eso? Un sí nervioso y espaciado se escucha y Virginia observa a sus compañeros de lado que apenas musitan la respuesta. Marcos Rodriguez se pasa la mano por el cabello y dice: Gente como ustedes no merece este empleo y hay en su rostro como desvergonzada tristeza. Vamos a ver, otra vez, agrega, ¿Quieren ustedes cambiar todo eso? Ahora el sí se vuelve más rítmico y compacto.
La charla avanza a la sazón de ustedes pueden y de otras leyendas sobre la superación personal. Todos quieren ser como ese joven de 24 años que habla de los viajes que ha hecho y de su dinero en una cuenta bancaria con el que paga su nuevo coche. El grupo ha dejado de ser una masa indiferente de miradas y sin sabores y resplandece con la certeza de quien ha encontrado un camino. Al final les hacen un último examen psicométrico y preguntas varias. Marcos dice: las preguntas del examen psicométrico las voy a hacer rápido para ver su reacción y Virginia tiembla. Ojalá y no me equivoque, dice. Le pasan la hoja y la prueba inicia. Al principio Marcos lee las preguntas con lentitud pero conforme avanzan los reactivos también lo hace la velocidad. Virginia contesta lo más rápido que puede. Al finalizar una edecan, uno de los muchachos nerviosos de la sala general pasa a recoger las hojas ante la supervisión del hombre de ojos azules. Todo lo hacen con celeridad y orden y Marcos dice que el orden es lo que mueve al mundo.
Minutos después llegan los resultados. Las personas que nombre por favor salgan de la sala dice Marcos. Menciona tres o cuatro nombres y Virgina suspira de alivio cuando los "perdedores" como los designa el conferencista, salen guiados por el hombre de los ojos azules. Ahora bien, alardea Marcos, los que se quedaron aún tienen que superar otra prueba. mañana tienen que venir a una capacitación de una semana que corre por cuenta de la empresa. Deben de traer lápices, una libreta y sobre todo la disposición para triunfar en la vida. Virginia sale de la charla motivada. Cuando llega a su casa tiene la sensación de un vacío que crece desde su estómago hasta llegarle a la boca. ¿De dónde sacaré para comprar la libreta y comer en la calle una semana si no tengo dinero?
Las empresas fantasmas donde se vende la solución a todos nuestros problemas es una más de las formas como la maquinaria de la explotación ocurre en nuestra sociedad. Cruel porque juega con las necesidades y la esperanza de la gente, este tipo de bufets de empleo son un cáncer dentro de la rama de la economía de este país y que, sin embargo, parecen no tener ningún control, o en el peor de los casos, ser auspiciadas por las instituciones jurídicas y hacendarias. La regulación no existe. Este tipo de organizaciones deberían de ser tan condenadas como el tráfico de niños o la trata de blancas. Habría que investigar quiénes son los dueños o quienes son las cabezas de esta red de prostibularios de la esperanza. La mayoría del giro de estas empresas resulta estar en el nicho de los laboratorios farmaceúticos o de belleza y ninguna termina ofreciendo lo que promete. Muchos caen en estas redes pero siempre están cayendo más y más.
Resultado de la poca imaginación o la tendenciosa habilidad de otros para encontrar trabajo estas empresas se mueven bajo una ley muy simple mas no por ello vil: Quitarle a quien tiene menos. Así se va creando la cadena. Son los gargantúas contemporáneos que arrasan con todo: dinero esperanza. Lo que importa es saciar su hambre, sin importarle si mujeres como Virgina llegan a su casa con la certeza de que van a necesitar otro trabajo para alimentar al trabajo donde acaban de ser aceptadas con trucos y promesas de una tierra prometida que jamás descenderá del cielo.

viernes, junio 03, 2005

Darwin

He visto grabados de Darwin.
A los doce su rostro es liso como
una manzana
A los treinta se le ve apostado y
feliz sentado en un sillón.
A los cuarenta ha engordado
y las patillas victorianas resplandecen.
A los setenta su rostro está cubierto
por raíces blancas donde no queda
rastro algo de ninguna manzana
Me dolió entonces mi vejez
¿Qué forma tendrá mi rostro
cuando a los ochenta sonría?