martes, diciembre 16, 2008

Ir tres veces desde san cosme, al huipulco, en un día, no tiene madre, pero en el trayecto me di cuenta de la cantidad de puestos de comida que hay en esta ciudad. Ok, ya lo sabía, pero darme cuenta, pensar en esa posibilidad, resultó en algo alarmante. No por la cantidad de puestos en la calle, que lo mismo venden quesadillas, tlacoyos, que los indispensables tacos de suadero, del dietario voluble del mexicalango; no, sino por la certeza de la limpieza de esos tacos. Finalmente comprendí la cantidad de smog, polvo, suciedad, saliva, pelos, etcétera, que pueden y son parte de esa amorosa olla en la que se cocinan las cosas. Y todo eso, ah, a la boca.
Así que de ahora en adelante, no comeré en los puestos callejeros a un lado de las grandes avenidas. Sólo en los modestos en la esquina oa fuera de casas en colonias. Porque me quiero, me cuido.

lunes, diciembre 15, 2008

Significado idiota de navidad

esa ansiedad de buscar un regalo para que todo acabe con la rapidez con la que cae la envoltura navideña al entregarlo.

sábado, diciembre 13, 2008

"Debe de haber millones de escuincles idiotas llorando cada día por idioteces, o porque les tocó una vida idiota."
X. Velasco

jueves, diciembre 11, 2008

Los Polidiotas

Qué puntadas tiene Aldo Fasci, secretario de seguridad pública en Nuevo León. Acaba de bautizar a los policías que balearon a una familia regiomontana como los "polidiotas". Aldo, dice, con tristeza, con amargura y pena en el corazón, que la ley es la ley y si los polidiotas pagaron la fianza, pues ya ni modo.
Qué buen tipo es Aldo Fasci. ¿Y qué haremos entonces ahora con los polidiotas en la calle? Creo que nada. Ya tenemos alcaldidiotas, futbolidiotas, transidiotas, buracridiotas y un largo etcétera, etcétera, etcétera.

Hoy, en Springterrey

http://www.milenio.com/node/129994

lunes, diciembre 08, 2008

Mientras más inteligentes

Acaba de salir una nota en el periódico que dice que "mientras más inteligentes, mejores espermas" !Doh! eso ya lo sabíamos desde que un esperma de Homero, torpe, lento y borracho entró por equivocación en el óvulo de Marge y nació Maggie.

miércoles, diciembre 03, 2008

Me pregunta un amigo, triste, ¿Qué significa que el Premio Tusquets haya quedado desierto? La respuesta es simple, le digo, que actualmente en latinoamerica, escribimos mal, muy mal. Somos pésimos escritores que escondemos la obra con la ideología y la experimentación. No encontramos nada que nos gustara, dice alguien del jurado. Así es, por eso vivimos actualmente la época dorada de los críticos y reseñistas francotiradores. Tienen mucho de dónde escoger.

lunes, noviembre 24, 2008

Hace tiempo que no escribo nada en este blog. Antes me he amenazado con dejarlo, pero siemplemente no lo hago. Persisto aquí, tercamente, escribiendo. Antes me cabía la posibilidad o la ilusión de que alguien, al leer estas breves semblanzas de futbol, literatura, o de nada, encontrara algun guiño de complicidad en la palabra. He encontrado de todo, desde buenos y posibles amigos hasta gente que ha entrado, como se dice, a ensuciar la casa.
Hace días recordaba a don Rubén Bonifáz Nuño. Leía una entrevista que salió publicada en la revista del Búho o algo así, que dirige René Avilés Fabila. Fue una grata sorpresa encontrar en aquellas páginas la sólida convicción poética de un hombre como él. Esa tarde, andaba dando vueltas por la ciudad buscando ejemplares de Dejaré esta calle para una inesperada presentación den Tulancingo. Hacía mucho que no me movía tanto por la ciudad. Fui del edificio de Conaculta a la Vasconcelos, de ahí en camión al Metro Balderas, después a la educal atrás del Auditorio Nacional y en el metro, el bus y la calle me encontraba con las cálidas palabras de Nuño, hablando de sus pasiones por la poesía, por la palabra, sus ensayos con la materia prima del lenguaje.
Y me sentía torpe, muy torpe. El tráfico estaba inmerso en su tarea de siempre. Las luces de un avión parpadeaban en el cielo nocturno. Luego, me encontré con una amiga en el metro auditorio. Además, ese día estrenaba zapatos-tenis, después de casi un año sin querer comprame nada para mí: nada de ropa, ni zapatos, ni libros. (Bueno lo último último que me había comprado había sido el Pointer que luego me encargué de destruir en Xochicalco).
Pero ante todo eso la tarde se había vuelto sorprendentemente tranquila. Imaginaba que caía un avión y no tenía para donde correr. Cuando llegué a la casa me tiré a ver la televisión y sólo hasta la noche, antes de dormir, terminé de leer el artículo de Bonifáz Nuño. Qué nostalgia sus palabras, sin duda. Qué nostalgia me da la vejez al imaginarme en ella. Ojalá pudiera expresarme como lo hace el viejo en esa entrevista; con las convicciones donde deben de estar.

viernes, noviembre 14, 2008

viernes, noviembre 07, 2008

6 Policías rebeldes.

Consternación a causado el día de hoy el hecho de que seis policías de Monterrey se hayan equivocado de objetivo mientras perseguían a los ladrones de un Oxxo y terminaran baleando un chevy rojo con vidrios polarizados en los cuales viajaba una familia compuesta además de por los padre, por una chica de 12 años y una pequeñas de seis, cuatro y dos años de edad.
Que los policías hayan baleado sin preguntar, sin indagar incluso quienes iban el chevy es sólo una muestra más del nivel de inexperiencia y de estress colectivo al que nos ha llevado la violencia cotidiana en la ciudad.
Ante objetivos armados y bien definidos como narcos, ya esta misma policía estatal había huído, cuando, hace un par de meses se presentó una balacera en la colonia Independencia, en el mítico cerro de la Campana, y donde los chotos, en lugar de asistir a la población -la balacera fue en la hora pico de la entrada a las escuelas, dos muy cerca de donde fue el tiroteo- aplicó el "es mejor aquí corrió que aquí murió".
Lo terrible del asunto del día de hoy, es tener la amarga certeza de que una familia de clase media; que con seguridad había comprado ese chevy ya usado, imposible de comprar nuevo o en pagos dadas las prácticas depredadores de las cadenas automotrices quienes encadenan a un hombre, literalmente al volante de su coche por cuatro años o más mientras lo pagan, se parece mucho a asaltantes cualquiera.
Hemos pasado como sociedad, a ser sospechosos de una policía regia que tiene miedo de los verdaderos delincuentes y que exime sus ansias masturbatorias de disparar con familias de clase media que su única culpa era polarizar los vidrios de su coche para que no se los robaran al ver alguna cosa de valor en su interior.
Es de dar miedo esto que la Policía Estatal tenga ya tanto miedo que dispara primero y luego investiga.
Para el absurdo. Facci, director de la policía estatal, renunció hoy ante el gobernardor por esta falla lamentable. Natividad no le aceptó la renuncia. Incluso mal entramada estuvo esta obrita de teatro para limpiar conciencias.

miércoles, octubre 29, 2008

En suma, no se debe de confiar en nadie. Haces mal si confías. Cada día entiendo más, la existencia de los abogados.

martes, octubre 28, 2008

martes, octubre 07, 2008

Alguien tiene que perder


(La portada no se ve con los colores originales de la edición)
En Alguien tiene que perder, de César Gándara, se narran las dos caras de una misma moneda: la búsqueda del éxito con sus consecuencias imprevisibles. En la primera historia: La senda de David, se nos presenta una fábula contemporánea: el hombre que decide volverse escritor después de leer El Quijote. David Reynosa, de quien no sabemos su nombre antes de emprender tal aventura, es un triste ingeniero industrial que cambia su vida y el destino hasta cierto punto cómodo de su familia, hacia uno más cáustico y trágico.
Reynosa empieza a leer todo lo que puede y apunta en un diario de tapas negras sus ideas sobre lo que es escribir y las historias que algún día contará. La ciudad, pequeña e incómoda para el desarrollo del arte, ofrece pocas posibilidades de éxito, pero Reynosa se logra entrometer en los vericuentos de la cultura regiomontana. Conoce a un librero que lo ayuda con libros y guía lectora, asiste a un taller de un tipo rengo y borracho, pero sabio y finalmente escribe su primer novela que pronto es rechazada por editoriales de la ciudad de México.
El éxito, esa macarela huidiza, se presenta en la vida de Reynosa gracias a una divertida confusión. Los nombre de los protagonistas de su primera novela, se parecen mucho a los de una acaudalada familia regiomontana. La familia se entera de tan infeliz comparación y agota la edición. Pronto, Su madre lo sabía, se vuelve icono de culto, se le busca en las librerías, no se le encuentra. La vida de un escritor siempre está rodeada por un hálito del escándalo y la leyenda. David Reynosa no se escapa a ello. Tras el éxito alcanzado de maneras inesperadas, Reynosa se convierte en un reconocido escritor. Levanta una Fábrica literaria que sólo le servirá para conocer a la amante, amiga de su hija, esposa de su lector incondicional en la Universidad, con quien empezará a cavar su infortunio. El amorío sale a la luz. El éxito finalmente hunde su cabeza y deja un rabo desgraciado e infeliz.
A Reynosa se le cierran las puertas. Pierde su familia, el placer del adulterio, la amistad del único que lo apoyaba. Solo, termina rentando una pequeña casa en una zona de departamentos paupérrimos de la ciudad. Sólo entonces, vuelve a encontrarse a su viejo maestro, al rengo y alcohólico Gerardo Chimal. Éste le recuerda todo aquello que buscó al inicio del sueño de querer convertirse en escritor y le revela la máxima que, sin saber, Reynosa buscaba: el ridículo desde el que se escribe la obra literaria. Así da con las primeras frases de la obra que finalmente lo hará escritor, como si todo lo anterior hubiera sido un ensayo: “En un lugar de la mancha urbana, de cuyo nombre no quiero acordarme..”
La segunda historia de Alguien tiene que perder narra la vida de Eusebio, un inmigrante venezolano en la ciudad de Barcelona, a la par de Chico, un inmigrante mexicano en la misma ciudad. Ambas historias tienen un punto en común, el trato que los dos personajes tienen con Jimena, una mesera que presume de una acalorada e interesante vida intelectual. Agobiados por el peso de ser extranjeros, los dos personajes deambulan y tratan de sobrevivir como meseros, buscando una manera de hacer de Barcelona su hogar, su casa, aunque saben que la verdadera quedó muy lejos y esta Barcelona que una vez les iluminó los sueños, con la promesa de una vida mejor, ahora se los quita, dejándolos fríos y desesperados. Al final, Eusebio toma una decisión violenta e inesperada que lo devolverá a su patria y Chico decide también romper sus lazos y retornar el desierto de Sonora.
Si algo une, entonces, ambas obras, es la sensación de que vivimos engañados por nuestros sueños. ¿Son ellos los que nos hacen mejores personas o los que nos llevan al hartazgo de nuestra vida cotidiana? Al leer el libro queda la pregunta abierta. Al leer a estos personajes sojuzgados por la aparente victoria no queda más que la premisa final de que en esta vida, siempre, alguien tiene que perder. No siempre, no generalmente pierde uno, pero sin duda, acumulamos más derrotas en la vida que triunfos.
César Gándara. (Guaymas, Sonora, 1971). Maestro en Literatura Comparada por la Universidad de Barcelona, es autor de un libro de cuentos y una novela infantil. Varios de sus textos han aparecido en antologías y revistas de México, Sudamérica y España; obra suya ha sido traducida al catalán.

domingo, octubre 05, 2008

Fuentes no interesa

Ayer venía en el metro. Leía el periódico. La gente me aventó hacia una de las puertas y pude oír a un par de chicos que hablaban. ¿Ya leíste el libro de Enrigue?, le preguntaba, emocionado, un chico a otro. "Si vieras que Hipotermia es una gran librazo." El otro chico asintió pero luego dijo: "no, no, es bueno, sí, pero creo que puede dar cosas mejores." Cerré el periódico, con una sonrisa cómplice. ¿Y ya viste que cambiaron la fecha para el premio nobel?, insistió el primero, de pelo largo, rizado, flaco, camisa con un oso medio electrónico. "Ojalá se lo den a Llosa o a Fuentes." dijo el primero. El segundo bufó con aburrimiento. "Fuentes, Fuentes, ¿no te da hueva Fuentes?" Entonces lo miré. El chico se veía aburrido, fastidiado, como si sólo mencionar a Fuentes o que alguien alababa a Fuentes le produjera una hinchazón en el juanete. El otro se quedó callado. "Bueno, entonces a Magris, o a Adonis o a Phillipe Roth." Entonces el otro apenas si sonrió y dijo: "Podría ser Magris, pero quien sabe, tampoco creo que aún se lo merezca. Bueno, ya me bajo". Se despidió con un gesto adusto y el otro chico se quedó con una media sonrisa. No sé porqué, sentí que estaba ante dos iluminados: uno para quien la literatura es aún una diversión, una posibilidad, una certeza o vaya, un gran pasatiempo y otro para quien la literatura representaba todo lo que estaba ya muerto, sólo una manera de mantener una respiración artificial. El chico que se quedó en el vagón sacó su libro. Era Hipotermia, por supuesto. No le vi ya el rostro, sólo el lomo gris del libro, solo el bailoteo del nombre de Álvaro Enrigue en la portada que se movía por el vaivén del vagón.

jueves, octubre 02, 2008

Reflexiones sobre la CANACA

Alejado de los medios, muy tarde me enteré de este famoso personaje de la CANACA, un hombre que conducía ebrio y que, más tarde, fue aprotellado y muerto, ahora por una conductora ebria que ni una pizca de gracia tenía incluso en la ebriedad.
Por donde se le vea, el video de la CANACA es divertidísimo. Qué cosa cuando explica qué es la CANACA y alza la voz al decir: "de la república mexCAna..." O la otra tan celebrada de: "soy el hijo del papá".
Pero, después de ver varias veces el video, la risa voluntaria e involuntaria va perdiendo su efecto y sólo me queda una macilenta sensación de ahogo. ¿Y si sí es cierto? ¿Y si sí, los policías, le bajaron, tal vez no los cincuenta mil pesos, pero sí unos cinco mil, o mil o lo que fuera? ¿Y si sí hubo abuso de poder? ¿Y si la frustración de la CANACA era real, sólo que tergiversada, anulada, disminuida, ridiculizada por el alcohol y por la risa involuntaria que nos provoca?
Yo tenía un amigo que era policía. Un compañero de la cuadra. A veces nos contaba que lo mejor de los fines de semana era bolsear a los borrachos. "Era como si te dieran un domingo adelantado," recuerdo que me decía. Al pensar en ello vuelvo a la CANACA.
¿Y si sí lo amarraron como puerco? ¿Y si sí le quitaron su dinero? ¿No provoca entonces, en el corazón, una leve sensación de humillación, como siempre, ante el poder: uno ignorante, lerdo, poco instruido, como es el que nos topamos muchas veces ante la ley? (Con sus salvedades, claro).
Insisto: ¿Y si sí lo amarraron como puerco?

domingo, septiembre 28, 2008

Fe y cultura

No la he leído, pero alguién me contó, que salió una pésima reseña sobre la última novela (también, es decir, la primera) de mi amigo Gerardo Piña, La última partida. Un fragmento de ella decía que la novela se inscribía en los juguetitos experimentales de que están de moda. Gerardo no necesita mi defensa, para nada, pero de alguna manera lo haré más adelante. Yo sólo recuerdo que viví la creación de esta novela como viví la creación de Partitura para mujer muerta, de Vicente Alfonso o de Traducción a Lengua extraña, de Luis Jorge Boone o Siglo, de Hugo Alfredo Hinojosa.
Ahora, ya ha pasado un año que dejé de la Fundación. Este viernes hubo nuevo cambio generacional, si es que se puede llamar de alguna manera a la entrada y salida de becarios. Vivir en la Fundación es vivir en una burbuja de aire y ego. Ego porque conozco a pocos que al entrar no hayan sentido que quedaron inscritos con letra de oro en la literatura mexicana y de aire, porque conozco a varios para quienes ese año es una bocada de aire en la que salen o pueden salir novelas o libros de cuento.
Ahora que está de moda definir a la generación de los setenta, alegato que pronto perderá su valor, me parece importante para mí (insisto, sólo para mí), expresar que en suma, vivimos en un mundo post-evangélico. Los grandes profetas en la literatura mexicana han muerto, me refiero a Rulfo, a Paz, a Villaurrutia, a Fuentes que aún no muere y sólo nos han quedado los falsos profetas, los que quieren conducir a la grey a sus dominios, los que escandalizan con "verdad" el mundo.
Más que en religiones literarias y sus profetas afincados en las revistas y periódicos de mayor circulación nacional, uno debería de creer en los apóstatas, en los "desluminados", los que no creen, los que se guían en la oscuridad de su pensamiento, a tientas, con lo que ellos creen debe de ser la novela o su escritura.
Si bien, existe en la escritura puentes, puentes que se tienden inconscientemente de lectura en lectura, creo que cuando una novela se parece a otra por influencia ya se ha perdido algo. Y aquí viene la pequeña defensa a la novela de Gerardo. No creo que su novela sea una influencia de los juguetitos experimentales. Y si bien, en esa batalla de la crítica literaria, yo estoy en el bando al que le ha ido tocando perder, es decir, a los simples narradores que piensan que escribir es sólo contar bien una historia, creo que lo mismo pudo haber pasado con La última partida, que haya caído en manos de un reseñista del otro bando.
Así nos vamos construyento la historia de la literatura mexicana en estos tiempos: a modo de bandazos, gritos, euforia y repleigues simiescos porque nos sigue faltando lo que en el fondo todos buscamos: los grandes libros, los grandes autores, pero, ¿es necesario al pensar en esa ausencia, vociferar que todo está acabado y que nada va a remediar la pobreza de nuestra literatura? Tal vez ya los tenemos y sólo nos hace falta la perspectiva del tiempo, tal vez.
En adición, es difícil construirse el mundo. Al menos, durante un año, viví cómo nacía Juan José Blackaller, Banner, los viejos en la joven obra de Hinojosa, el Emarvi furioso del Geney, la frontera sureña y salada en los textos de Nadia Villafuerte, así como el diablo en La Noche caníbal. Todos ellos, por hablar de los que conozco y me son cercanos, no dudo que haya muchos más o mejores allá afuera, son autores que no se parecen para nada entre sí, pero que de alguna en su particular manera se tienen fe en lo que hacen, aunque a veces la moda de la cultura dicte que no están en el buen camino.

viernes, septiembre 19, 2008

Sin duda, no soy un autor joven de mi tiempo. No proyecto fanzines ni colectivos, no me conduelo por la muerte de escritores guías de mi generación, muertos jóvenes jóvenes con tantos libros por delante que ya no darán, no busco crear revistas ni investigar los beneficios del video arte y la lipoliteratura. Experimentar me importa un pito, como dice el poema; pero estoy vivo, sincera, inexplicablemente también.

jueves, septiembre 11, 2008

El crimen de la calle Aramberri


Sin duda, una de las novelas más importantes de la literatura regiomontana es El crimen de la calle Aramberri, del narrador Hugo Valdés. Recientemente reeditada por Jus, esta obra ha sido un parteaguas dentro de la literatura regiomontana ya que, más allá del morbo por conocer los sucesos de un crimen de la vida real, uno que sacudió a la sociedad regiomontana en 1933, ha sido estudiada por su calidad y su manera de afrontar el género negro.
Hugo Valdés utiliza para reconstruir la escena del crimen, un híbrido entre novela y reportaje, entre no ficción y esta técnica iniciada por Capote y continuada por Miller de "la novela real". A partir de la mirada inquisidora de Inés (esta edición cuenta con una fotografía del detective que resolvió el caso) conocemos los bajos fondos de la ciudad de Monterrey en aquella época pero también, como lectores, asistimos a una antropología del Monterrey perdido.
Aún así, es fácil reconocer sitios como el mercado Juárez, la avenida Madero, el viejo puente de San Luisito y la plaza Zaragoza frente a la catedral. Estos hallazgos hacen que el lector que conoce la ciudad se sienta más identificado con la obra.
La obra narra el asesinato de Antonia y Florinda Lozano a manos de un par de carniceros, Gabriel y Emeterio, secundados por los sobrinos y primos de las asesinadas. Un camino de sangre es la primera y única pista para dar con el paradero de los criminales; eso y un niño que recuerda un grito: "No me mates, Gabriel".
La novela hurga en los vericuetos del asesinato, desmantela hipótesis, persigue los juicios acertados y falsos, las pesquisas que terminan en un punto sin retorno y las que dan con el asesino. Desfila en este libro una sociedad moralina y morbosa, exigente y al mismo tiempo temerosa. Hugo Valdés tensa con maestría las escenas, las pistas, la tensión y las páginas donde se describe el asesinato son, sin duda, de las mejores escritas en la ciudad y por ende, de la literatura mexicana.
Es lamentable que el libro, hasta ahora, haya tenido sólo repercusión local, con las ediciones de Castillo que, aún así, alcanzaron para cuatro reimpresiones. Monterrey no es una cuidad que lee. Sí compra libros, pero muchas de las veces porque está consciente de que los libros se miran bien en las paredes de las casas.
Pero este libro sí ha sido leído y buscado. Esta edición, además, viene con el plus de un mapa de la ciudad, fotos de los asesinos y un croquis judicial de la época donde se describe la forma como encontraron los cuerpos.
Sobre todo, es una obra que seduce, como la propia historia, como la casa de Aramberri que sigue en pie y protegida cuando la gente empezó a invadirla bajo el rumor de que adentro se podía ver el espíritu de las dos mujeres. Leyenda local, sin duda, que no tiene nada que ver con El crimen de la calle Aramberri, una obra sensata, derecha y espectacular.
"¿Es que no se va a callar nunca: es que sólo con una puñalada como ésta, dirigida a su rostro, fuera del alcance de sus manos, desde un lado del mentón hasta el otro lado de la cara, es que sólo así, golpeando en hueso, fuerte, desprendiéndole una escama, va a callarse? ¿Por eso grita? ¿Porque Emeterio se está cogiendo a su hija?"

lunes, septiembre 01, 2008

Las verdaderas marchas

Uno
Míralos, ahí, todos apendejados, quesque marchando, que bola de pendejos. Un día de estos mejor le cortamos la cabeza a una niña para que sepan lo que es bueno.
Dos.
Señor presidente, la marcha ya empezó. No me interrumpas, me quiero dormir.
Tres.
A la hora de la marcha, aparecieron cuatro descabezados en Yucatán.
Cuatro.
¡Ahi vienen Laura Zapata y Niurka!
Cinco
Déjelos que marchen, que sientan que hagan algo, total, el país no va a cambiar.
Seis
Si viera que se siente bien bonito marchar, ver a toda la gente de blanco que llevan sus velas y sus linternas y hasta se ven gente bonita, puro nice, si hasta una siente que México Sí se puede, sí se puede, sí se puede.
Siete
Ah, qué gente, pero con que me compren las playeras de México sin violencia se me hace que saco para la quincena.
Ocho.
Que aburrido marchar, total, nada cambiara.
Nueve.
A mí lo que me preocupa es que en el tan cacareado foro de seguridad, ni Calderón ni Ebrad se dieron la mano. ¿Así es como piensan colaborar? Ý además, el día de la marcha un juez del D.F. liberó a Alfonso Zayas de la cárcel, al decir que el señor siempre no tuvo culpa en la muerte de los chicos del News Divine. Pagó una fianza de más de millón y medio de pesos y me pregunto, ¿cuánto gana un mando de la PFP como para, además de vivir, ahorrar un millón y medio de pesosP
Diez.
Al final de cuentas marché desilusionado. Nada va a cambiar en este país. Al día siguiente fui a comprar jabón a un Sam´s. Al salir un señor con los pantalones rotos y la ropa sucia sostenía una bolsa con pan y restos de comida. Me dieron ganas de decirle: Señor, qué necesita, dígame ahorita qué necesita y se lo doy. Pero imaginé que se asustaría, como asustados estarían en realidad los criminales de este país si supieran que ahora sí les viene la justicia.

miércoles, agosto 27, 2008

Esa cosa llamada el arte

Ayer salí tarde de la editorial y abordé el metro. En el andén, apretados en el pequeño pasillo de la estación, una pareja joven, no más de 17 años, se encontró con un par de chicas de la misma edad. Se abrazaron y saludaron efusivamente.
-¿De dónde vienen?
-De San Ildefonso, de ver la muestra.
-Está fabulosa, ¿verdad?
-es sumamente recomendable.
Y una tercera chica asintió e insistió.
-es sumamente recomendable.
El arte, qué caray.
Qué hermoso y simplemente hermoso cuando se ve en lo íntimo y se disfruta en silencio y no se usa como propaganda personal, política o mafiosa.

domingo, agosto 24, 2008

Cinco libros de Jus

Me gustaría tener las portadas aquí en casa para mostrárselas. Quedaron muy bonitas. Jus acaba de sacar cinco libros de literatura dentro de su colección de Contemporáneos. Son cinco libros fabulosos, cada uno con su bien delimitado universo. Lo mejor es que creo que nos han quedado bonitos. Y digo "nos" porque el proceso de edición es un proceso compartido, distribuido y compensado con la ayuda y las ideas de los demás.
Mis primeros cinco libros en Jus son:
Los diablos de Teresa, de la periodista de La Jornada, Gabriela Fonseca. Son cuentos de corte fantástico que rondan también el tono nostálgico o una acidez inusual. Una chica se lamenta del olor de su primer amante, porque no le recuerda en nada al aroma de su primer amor, una joven se acuesta protegida por diablos de papel que la cuidan de sus pesadillas y una chica decide hacer un hombrecillo mediante una rara pócima. Estos son sólo algunos de los cuentos en Los diablos de Teresa.
Erótika, de Patricia de Souza, es un libro que aborda, la sexualidad desde el punto de vista femenino. Mujeres que se reconocen y son mediante su erotismo o bien, a pesar de él, hacen de este libro un heredero directo de Pajaritos, de Anaís Nin. Además, Patricia es una autora muy conocida en Sudamérica y España, columnista invitada en El País.
El libro perdido de Heinrich Böll, de Liliana V. Blum es un interesante libro sobre la perdida. Mediante un libro que pasa de mano en mano entramos a la vida de seis mujeres con sus respectivos dolores, frustraciones y desesperanzas. Una chica no quiere visitar a su madre en un sanatorio mental, una mujer recuerda la muerte de su hijo, provocada casi indirectamente por ella y una mujer anhela la vida que dejó en México y la hija con quien no tiene relación algunas son algunas de las historias de este singular y excelente libro.
El crimen de la calle Aramberri, de Hugo Valdés, narra con un estilo de "novela real" que impusiera Capote hace mucho años, el asesinato de dos mujeres en Monterrey, en 1933. Sólo una pista puede dar con los asesinos y es un camino de sangre que sale de la casa hasta una carnicería. El crimen de la calle Aramberri es un libro totémico en Monterrey, pero que por primera vez se publica para una edición nacional. Casi como homenaje, esta edición viene con un mapa de Monterrey de 1933 y con las portadas de los periódicos que dieron la noticia en Monterrey.
Alguien tiene que perder, de César Gándara cuenta dos historias. La vida de un ingeniero industrial que después de leer el Quijote decide volverse escritor y las peripecias de los inmigrantes en España. La primer historia es en realidad, un velado homenaje a las vidas de diversos escritores regiomontanos, un cuento de síntesis donde la leyenda literaria de varios se conjuga para darle vida a un escritor ficticio: David Reynosa. La siguiente historia retrata mediante mails la vida de los inmigrantes en España, sus miedos, el racismo con el que se vive en la madre patria contra los latinoamericanos, africanos y árabes.
Todos estos libros ya se encuentran en librerías y pronto, muy pronto, viene otra de las novedades en mi colección. Diario de las especies, de la chilena Claudia Apablaza, Contrataciones de Manuel Parra Aguilar y Pasajeros, de Josué Barrera. Todos son parte de la apuesta de Jus por los escritores jóvenes y no tanto.

jueves, agosto 21, 2008

Mis diez escritores mexicanos que recuerdo con cariño.

Acabo de leer una breve nota periodística donde los ingleses seleccionaron o nombraron a los escritores que recuerdan con más cariño, no que sean los mejores según la crítica, no que tengan las loas de los académicos, no... simplemente, los escritores que recuerdan con cariño. Y, como las listas me gustan siempre y cuando no seanen antologías donde no me antologaron (ouch), diré mis diez mejores escritores cuyas obras recuerdo con cariño.


1..- Rulfo. ¿Por qué? Bueno, antes de saber si quiera quien era Rulfo (oh, sí, ignorante que soy, hubo un tiempo que no lo supe) me encontré su libro, una preciosa edición hecha por el FCE, en una librería de viejo. Venía con un amigo de comprar pantalones de mezclilla en la Pulga Río y vi el libro, blanco, limpio, casi nuevo, afuera de la librería Atenas o Atenea. Pagué 40 pesos por él. Hacía frío, era diciembre, la ciudad bullía de una navidad poco empalagosa. Empecé mi lectura con El gallo de Oro y no paré hasta ese primer cuento de Nos han dado la tierra. Me sentí orgulloso de comprar un buen libro, sin duda.
2.- Alfaguara publicó hace tiempo, siente novelas breves de Juan García Ponce. No recuerdo su nombre, pero yo estaba recién desempacado en el D.F. y quien me vendió el libro después se convertiría en una buena amiga. Me sentí cobijado en una ciudad desconocida mientras leía aquellas novela en el Wings de Alvaro Obregón y Cuauhtemoc.
3.- Aquí sale, en este momento, Batallas en el desierto, de Pacheco. Devoré aquella novelita de golpe y la sigo recordando con cariño. No he leído más cosas de Pacheco, me declaro culpable.
4.- Fue un gran descubrimiento la obra de Rafael Bernal. A mucha gente no le gusta porque no tiene la altura de (ponga su escritor preferido aquí), pero sencillamente El Complot Mongol y Gente de Mar son dos obras de autores mexicanos que he disfrutado singularmente. Uno lo leí en una edición casi industrial de Planeta y el otro lo subí a la red del ILCE. Fueron las horas de trabajo mejor pagadas.
5.- No me gana el afecto al decir que Estación Tula fue una obra que disfruté, sentado en un´sillón, en casa de un amigo, hace mucho, mucho tiempo, cuando ni siquiera pensaba que sería amigo de DT. Sentía la obra tan próxima, un Monterrey tan cercano que devoré la novela en un santiamén.
6.- Sin duda, leer Salón de Belleza de Mario Bellatín fue una experiencia. Aquella atmósfera densa, aquellos personajes (hacía calor en Monterrey y acababa de comprar el libro en la FIL de Monterrey, 15 pesos me costó), me enseñaron otro tipo de acercarme a la obra de este escritor. después, Sinji Nagaoka, naríz de una ficción me gustó mucho (lo compré el mismo día que las novelas de Juan García Ponce). Debo decir que me robé Instrucciones para una liebre muerta, pero, aún no la leo.
7.- Si hay libros que me dan coraje son los de Parra. Coraje porque me hubiera gustado escribir más de uno de los cuentos que vienen en Tierra de nadie. Hay gente que no da ni un centavo por la obra de Parra, pero eso no importa. Leí Tierra de nadie en casa, una tarde de sábado. Hacía mucho calor y recordaba al amigo que se había ido a la ciudad de México. De todos los cuentos, El cristo de San Buenventura es el que más coraje me da.
8.- Cómo me gusta la oración del 9 de febrero y Parentalia, de Reyes, y aunque aparece en el lugar número ocho no significa que esté en el número ocho. Ahí está un español que aún me sacude los nervios por su forma prístina y dócil que al mismo tiempo seduce y enrabia.
9.- Seré sucinto porque esto puede acarrearme desprestigio por siempre, pero me gustó Cambio de piel de Carlos Fuentes. Ya lo dije, pero hagan de cuenta que no lo dije. ¿Me perdonan?
10.- Sor Juana es muy padre, sin duda, pero creo que obstaculiza el brillo de Góngora, su maestro. Sus viajes de barlovento son estupendos. Al leerlos era como descubrir oh, un gran mundo y ver un español que estaba ahí, vivo, ripioso pero vigorizante.

lunes, agosto 18, 2008

Novelas por encargo

Wasser en Alemania ya lo hace. Así que por este medio, pongo mis servicios como escritor a quien desee escribir alguna aventura de su vida o una historia inéditadonde sea el protagonista.

Los precios son los siguientes:

Novela breve de 50 páginas: 2,500 pesos.
Cuento de no más de 5 páginas, 300 pesos.

Requisitos:
Nombre de quien se desee sea el protagonista.
Información familiar o personal que desee incluir en su historia: nombres de esposas, novias, esposos, novios, hijos, abuelos, etcétera.
Información relevante para la trama, en caso de que sea una historia basada en la vida real.
Tipo de novela: romántica, policiaco, ciencia ficción, realista.

La obra se entregará en un ejemplar encuadernado. Si se desea ejemplares de más, cada uno de estos tendrá un costo de 300 pesos. La obra se entregará en un máximo de dos semanas.

Mayores informes a kozameh@gmail.com

jueves, agosto 07, 2008

Estas horas inciertas cuando no estás en casa.
Para O

Confesión

Hay una cosa que en realidad sólo puedo ofrecer: mi amistad y la hospitalidad de mi casa. Todo lo demás que se quede afuera.

miércoles, agosto 06, 2008

Me encantan el metro cuando tiene un aroma que no sabes de dónde salió: si huele a cebollas pasadas, a axilas frescas, al sudor de cráneo o bien a vómito o perfume barato en excesivas cantidades. Grenouille, el personaje de El Perfume, estaría fascinado con tan sólo hacer la ruta Zócalo San Cosme. Oh sí, estaría fascinado.

lunes, agosto 04, 2008

En la crítica literaria no exista tal cosa llamada democracia. Acaso, existe la visión unipartidista de lo literario o lo que los demás han denominado como lo literario. Partido de una sola dirección, la crítica, al igual que los electores y los candidatos, se venden o validan al mejor postor. Unos a cambio de unos pesos y la torta gritan consigas como: "Lo importante es la experimentación", "Lo importante es ser modernos", "lo importa es no contar" etcétera. Otros se venden a cambio de mejores prebendas. Pero que no me digan que la crítica es honesta con lo literario. Siempre se intenta atraer agua al molino. Siempre somos pozos sin fondo, gargantas sedientas del poder que dan las palabras.

jueves, julio 31, 2008

Necrología a Rascón Banda

Murió Victor Hugo Rascón Banda. Dirán los pesimistas de la literatura mexicana, ¿para qué lamentarse por la muerte de nuestros escritores? La respuesta es muy simple, porque son nuestros escritores. En lugar de andar suspirando por otras tradiciones, bien nos haría echarnos una buceada en nuestros contemporáneos y ya dejar de lado el boom por Tario. Ok. Tario es un excelente escritor, ¿porqué no se ponen a descubrir otros?
Pero esta necrología no es sobre Tario o sobre la crítica mexicana actual, sino, sobre Víctor Hugo Rascón Banda. Lo conocí una tarde tibia cuando fue a visitar a los precarios de la FLM. Iba en su clásico atuendo de burócrata, pero al sentarse frente a nosotros se mostró amable y afable. Algunos becarios, por supuesto, sentían que Víctor no era digno de estar frente a ellos, pero esa es otra historia.
Nos contó de manera jocosa su entrada al mundo del teatro, esos años dividido en dos, entre un empleo bancario y una furtiva vida literaria. Con animo de ofender nos habló de su maniobra para quedar como presidente de la SOGEM, mediante la hábil manera de hablarle a Chespirito y Florinda Meza para saber si tenía su apoyo y cuando éste le dijo que sí, Rascón Banda ya se sentía con las llaves de un reino que sin duda, ayudó a crear y crecer.
Rascón Banda, sin duda, es uno de los pocos dramaturgos mexicanos que tuvo un sincero afecto por parte de actores, lectores, público y burócratas culturales. Varios premios con su nombre se organizaron en diversas partes del país, hasta tiene un teatro y una sala hermosa en Ciudad Juárez.
Pero se nos fue Víctor Hugo Rascón Banda. Su obra, seguro, permanecerá. Una cantidad impresionante de gente la ha visto montada en los teatros. Y sin duda, la seguirán viendo como seguirán el rastro de su acento, de su realidad llevada al teatro con ánimo, también, de ofender, pero también, de divertir.

miércoles, julio 30, 2008

Murió Alejandro Aura. Nunca lo conocí, poco lo leí, pero por alguna extraña razón se me hizo un nudo en la garganta saber que su lucha de tres años contra el cáncer tuvo el desenlance que tal vez se esperaba. Lo recuerdo en un encuentro en Monterrey, haciendo reír a todo el público y sus siempres nostálgicas invenciones en sus blogs. En fin, Aura, este blog se une también a los que te recuerdan.

jueves, julio 24, 2008

Ok, yo también he caído en esa tentación pero... ¿porqué a veces nuestra ficha biobibliográfica en los blogs literarios es tan larga como un chorizo, con información tan irrelevante como que nos dieron un premio en un concurso en Zinatécuaro de los Pájaros? ¿Tan necesitados estamos de cariño?

martes, julio 22, 2008

Dice Andrea Legarreta que ye la hacía falta esa operación de senos. "Ya que soy una persona pública". Bien por Andrea pero, ahora, ¿cuándo se preocupará por ser una persona más inteligente ante cámaras? Eso es lo que necesita urgentemente el público.

martes, julio 15, 2008

Acaba de morir la blogger más anciana del mundo a la edad de 109 años. Vivía en Australia y su último post hablaba ya de su enfermedad. Eso, no lo sé, pero me consuela un poco. Sin duda, ignoro si tendré una vejez lúcida o si me volveré una carga para toda mi familia, pero, ah, qué padre vivir esta vejez de estos años, con dvds, blogs, películas y tanta comunicación a cada instante. Pero luego pensé, bueno, si no me llama nadita la atención tener un iphone creo que tal vez, mi vejez sí está en problemas.

sábado, julio 12, 2008

En mi post anterior me puse sensible, pero es obvio que los regiomontanos somos una raza estúpida a nivel político. Le comentaba a un amigo, ¿hace cuánto que la sociedad regiomontana no ha salido a manifestarse a las calles? Y pensamos y pensamos y llegamos a la conclusión de que sí, somos unos agachados que toleramos el aumento tradicional del camión a principios de año, las barbaridades de nuestros políticos, mientras sigamos trabajando y buscando una superación o nos pongan el nuevo uniforme de lo rayados en la cara o veamos la boda de Burgos con esta chica cuyo nombre no recuerdo. Ah, Monterrey.

sábado, julio 05, 2008

Entre el malo y el peor

Nuevo León, en serio, despierta. Sale hoy una encuesta en el periódico El Norte de Monterrey donde dice que Adalberto Madero y Abel Guerra puntean las encuestas para ser el próximo gobernador de Nuevo León.

Nuevo León, en serio, despierta.
Adalberto Madero tien en un año tiene más críticas por corrupcion, nepotismo y populismo que Chema Elizondo en seis años al frente de las alcaldías de Guadalupe y Monterrey.
Abel Guerra es la "mente maestra" que está con la idea de construir el arco víal que acabe con flora y fauna endémicas en el cerro de la silla, sin mencionar que piensa perforar un patrimonio del estado y todo porque el señor tiene hartos terrenos ahí que subirían de valor y vendería a bienes raíces y supermercados.

En serio, no los dejen llegar a ninguno de los dos.

¿O nos vamos a contentar con más futbol, más cerveza y más tonterías en la televisión que nos adormezcan? ¿Qué no tenemos herencia judía, de tribus valientes y más?

jueves, julio 03, 2008

El viejo

Hace días me hicieron recordar al viejo. No fue un ejercicio de la memoria directo, sino más bien indirecto. Leí en el periódico que el INBA le realizó un homenaje por sus casi 90 años de vida, un homenaje en toda ley y en toda forma en Bellas Artes con amigos, reseñas, palabras de esas bonitas que sólo a los 90 uno puede recibir y sobre todo vino del bueno, del que al viejo le gusta. En realidad, no puedo decir que soy amigo del viejo. No, no, decirlo sería presunción. En suma, creo ser o más bien, no ser amigo de muchos viejos del medio. No me les acerco, para qué. Aunque tal vez muchos piensen que es la única manera de sobrevivir medianamente en la república de las letras, pero esto del compadrazgo es para viajeros, no para residentes de tiempo completo.
Tal vez por eso, desde que terminé mi relación con el viejo no he vuelto a saber de él. No lo he visto, no me lo he encontrado en reuniones. Una tarde, invitado por una buena amiga de aquel tiempo, fui a la presentación de un libro y ahí estaba el viejo con su copa de vino y la mirada vidriosa de quien ya no espera más. Una chica, la autora del poema, dijo que la alegría mas importante de su vida era que el viejo hubiera ido a la presentación del libro y le dedicó un poema, malo, diré, cursi, plagado de lugares comunes y enunciado con esa voz cantadita que muchos poetas piensan que es poesía.
El viejo agradeció y luego murmuró algo a su novia de aquel entonces, una chamaca como de treinta. Conociéndolo, seguro maldijo.
Y sin embargo, durante un año vi al viejo todos los miércoles, de cuatro a seis de la tarde. Llegaba un poco bebido y pugnaba por una poesía y un lenguaje más limpio. Era un terrorista del pasado pero que con nosotros fue más bien diplomático, como cansado de seguir yendo los miércoles a aquel taller, como si lo literario le diera ya tremenda flojera.
No así la fiesta. Varias veces nos invitó a su casa a beber, como era tradición, y nos contó sus historias de fantasmas, de aquellos quijotes que conoció y que fue enterrando poco a poco. Decía, divertido, que cuando iba al funeral todo mundo pasaba a darle las condolencias pero él sólo decía frente al féretro del amigo: "a tí también te gané".
Luego, todo aquello acabó y no volví a verlo, ni anduve mandándole recados, ni siquiera me apersoné en su casa con mis libros siguientes. Pero sigo recordándolo. Es el viejo. Recuerdo aquella anécdota que nos contó una vez, de cuando en un restaurante un borracho lo confundió con Fidel Velazquez. El viejo sonrió y calló y obtuvo el premio: la cena y la bebida pagadas.
Así han pasado los años. Ya tiene más de 90 años y sigue ejerciendo esa pequeña sabiduría hoy tan pasada de moda, hoy que está in vociferar, gritar a los vientos, golpearse el pecho con las plumas enfurecidas y llenas de sangre. El viejo sigue callado y sigue sonriendo. Ha dicho que ya no necesita escribir, que para qué.

lunes, junio 23, 2008

Son curiosos los blogs. Yo aún no los entiendo.
Greñas, pelo, sucio, greñas, aquí, allá, metiéndose en las orejas, bailoteando sobre los ojos, metidas las puntas en la boca, greñas, cabellos, pelillos, pelos, arg, pelos pesados en la nuca. Es hora de la navaja.

jueves, junio 19, 2008

Si viven en el D.F. Salven un libro!!!

La Secretaría de Cultura y el Auditorio Nacional organizan a través de la Coordinación del Programa de Fomento a la Lectura 'Para leer en Libertad' la 2a Venta de bodega de libros de remate. Compra un libro para que siga existiendo, en lugar de que se tenga que destruir.La Industria Editorial tiene sus bodegas llenas de libros que han pasado por venta, rebajas y saldos. No tiene cómo deshacerse de ellos ya que se le prohíbe donarlos o regalarlos a menos que paguen impuestos por los mismos. Además de costarles el almacenamiento tienen que pagar como activos fiscales. Por tal motivo algunas editoriales se ven en la necesidad de triturarlos (otras no).
La Secretaría de Cultura del GDF, para evitar esta práctica tan terrible decidió hacer una gran venta de bodega de donde pongan los libros a precio de remate. Con esto estaremos ayudando a las Editoriales y también a los lectores a comprar libros a bajísimo precio.Esto se llevará a cabo en el Auditorio Nacional, del martes 24 al domingo 29 de junio de 2008, de 11:00 a 19:00 horas. ENTRADA LIBRE

domingo, junio 15, 2008

The happening

Uno
¿Qué ocurriría sin en algún momento a la gente se le inhibe el deseo de la autopreservación? Esta es la terrible premisa de The Happening o El fin del mundo, como se subtituló en México a la última película de Shaylaman. The Happening cuenta la historia de una pareja que huye de Nueva York una vez que se descubre una toxina en el aire que desactiva este deseo. Las muertes inician siempre en los parques. Las escenas son escalofriantes. Tipos se lanzan desde las azoteas de los edificios, en caída libre, con los brazos plegados al cuerpo, chicas que antes leían animadamente, se sacan las agujas para el pelo y se las entierran en la garganta. Un policía se dispara, la pistola cae al suelo, otro tipo la recoge y se da un tiro, la pistola cae al suelo, una mujer la toma y jala del gatillo, la pistola cae al suelo...
La pareja huye en tren junto con un amigo y su hija. A mitad del camino reciben la noticia de que en la ciudad a la que se dirigen también ha llegado la plaga. Sólo les queda deambular por los campos y las ciudades pequeñas, pero incluso ahí los alcanza la maldición.
Mientras veía la película, me di cuenta que le hablaba directamente a mi deseo de preservación. ¿Qué ocurriría si un día decido, simplemente, darme un tiro?
Dos
Y sin embargo, al salir, en lo último en que pensé fue en darme un tiro y pensé, oh sí, pensé en cómo sería la vida si desapareciera el deseo de autopreservación en los políticos. Piénselo bien. Cómo puede caer un político de su gracia: simplemente, diciendo la verdad, no aceptando millonadas o miles de pesos, no yéndose por lo que dice el partido y sirviedo en realidad al pueblo y no a sus intereses. Ahí, el político renunciaria a todo lo que lo define como cualquier de nosotros definiría nuestra vida. El político, tal vez en su afán de darse una muerte política, tal vez, se estaría salvando. Irónico. Lo mismo ocurriría con la policía. Buscarían bien a los narcos o a los delincuentes, ¿qué, acaso buscarlos e ir en contra de ellos, no sería como ponerse una pistola en la cabeza?
Tres
Al final, de cuentas, la película me emocionó. Me asustó también. Me gusta mucho la obra de este director indio que dentro de la categoría de películas palomeras, siempre termina haciendo a uno pensar en algo más, como la chica ciega que va en busca de una medicina al otro mundo, el hombre obsecionado con encontrar a su oponente, la chica que viene a develar el futuro a un hombre o el padre que busca desesperadamente salvar a su hijo de los otros.
Las cintas de Shaylaman bien podrían situarse de esa manera: cómo comprender lo otro, lo extraño, lo que está ahi afuera de nosotros, acosándonos, ya sea fantasmas, una sociedad corrompida, un antagónico, un monstruo infernal, los extraterrestres o la propia muerte. Pero al final, siempre en las cintas de este director, se llega a la conclusión de que lo otro, lo que nos rodea, no se irá. Uno tiene que comprenderlo y al hacerlo y aceptarlo, comprenderse a sí mismo. Y sobre todo, dejar de hacer rabietas porque no nos sale, lo que no nos sale y porque el mundo no hace, lo que uno quiere o lo que uno considera, es lo mejor.

miércoles, junio 11, 2008

El crimen de la calle de Aramberri

En 1926 ocurrió un terrible crimen ¿alguno no lo es?, en la calle de Aramberri, en Monterrey. Gabriel y Emeterio Lozano, junto con un par de familiares de las víctimas, entraron a la casa con el número 1026 y asesinaron a dos mujeres, a la más joven también la violaron. El crimen llenó de indignación a la ciudad. El detective Inés González fue el encargado de llevar a cabo las pesquisas que concluyeron con en ajusticiamiento de los criminales en la carretera a Zuazua y su posterior exhibición de cadáveres en las afueras del hospital González.
La gente se acercó en tumulto a ver los cadáveres de los asesinos, como ahora se sigue acercando cuando hay un accidente vial. Este crimen marcó, de alguna manera, el inicio de las hostilidades en Monterrey. No porque no hubiera habido antes otros, sino porque estos fueron en especial brutales.
Sí, somos una ciudad que cuando mata, mata muy bien. No hay que olvidar luego el asesinato de la niña Nasar a manos de su amigo y su cuerpo enterrado en el patio trasero hasta que lo descubrieron y ni qué decir de Diego Santoy Riverol y los dos niños muertos a martillazos. Esto sin contar o mencionar los crimenes en las periferias, de padres contra hijos. ¿Asusta? No.
Por eso la ola de asesinatos en meses pasados, no creo que en realidad conmocione a la gente. Y vendrán muchos más asesinatos tal vez con más saña de los ya vistos. ¿Al final, qué puede conmocionar a Monterrey para que finalmente alguien diga ya vasta? Quien sabe. E incluso, cuando eso ocurra, tal vez terminaremos saliendo a las calles para ver los cadáveres de asesinos y asesinados y recordaremos levemente a Aramberri, levemente acaso.

domingo, junio 08, 2008

Consejos para escribir Best Sellers de Casavella

... más le vale que integre en su obra cuatro elementos clave para los gustos de un público amplio: la fácil lectura, la instrucción, un argumento ingeniosos y la "nobleza de intenciones (o que os buenos sean buenos y ganen al final, aunque les agiten sombras de melancolía o acaben en la inopia). Ése es el trato. Y no parece abusivo.

viernes, junio 06, 2008

Ediciones de Nuevo León

Recibo en mi correo electrónico el número más reciente de la revista Contrafuerte, dirigida por el escritor regiomontano Gerson Gómez. Contrafuerte es una revista sencilla, con buen talante, sólo dependiente del tiempo, ánimos y lecturas de GG. Poesía, cuento, son generalmente los géneros que maneja dentro de sus páginas. Es un esfuerzo loable el de las Contrafuertes, nombre tomado, no sé si de las contrafuertes porteñas de Roberto Arlt, pero que cumplen con una función mínima que cualquier lector agradecer: fragmentos de obras, ápices de buena calidad.
kala editorial, es también un esfuerzo editorial regiomontano. Afincados desde su página http://www.kalaeditorial.com/ publican a escritores mexicanos, latinoamericanos y españoles, muchos de ellos escritores de blog que dan en kala, a veces, sus primeros saltos a la ficción. Kala no es sólo una página web, también son una pequeña editorial con diversos títulos. Es interesante que vivan lejos del medio cultural regiomontano. Es una manera también de saber que no se necesita pertenecer a ninguna sociedad literaria para hacer literatura.
Otro de los esfuerzos independientes es el de Héctor Alvarado Díaz y Livier Hernández. Su proyecto se llama Ediciones intempestivas. ¿Qué son las ediciones intempestivas? Pequeños libros, grandes y buenos autores. Los libros tiene un cierto aire a las antiguas ediciones de La Mancuspia, libros con cierto aire a cuadernillos, pero con un trabajo editorial de fondo. A la fecha, Ediciones Intempestivas ha publicado a Gabriela Torres, Coral Aguirre y Joaquín Hurtado.
Junto con estas podemos mencionar la revista de La Manscuspia, con nombre tomado de Cortázar y es tal vez la publicación decana en el estado, por donde han pasado textos de escritores con huella en Nuevo León y el país.
Una página web que también hay que seguir es http://www.clubdebrian.com/ Dirigida por Bernardo Chapa, club de brian y sus páginas gemelas http://www.letrasregias.com/ y http://www.cafeliterario.com/ son un esfuerzo interesante por mostrar el trabajo de los autores regiomontanos, ya sea reseñas, entrevistas y fragmentos de la obra de los escritores de Nuevo León. Acaso, letras regias sea la apuesta más interesante para llevar a cabo un sondeo de qué hacen los escritores de Nuevo León? ¿Quiénes son?
Similar a ésta, está la página http://www.nuevoleonliterario.com/ del escritor Pedro de Isla. De Isla obtuvo el año pasado el Premio de Literatura Juan Rulfo de París, donde ya otro par de regiomontanos habían obtenido mención y el premio, respectivamente, Héctor Alvarado y Eduardo Parra. Nuevo León literario es una suerte de biografías de autores, fragmentos de obra y un listado de blogs donde se muestra el quehacer de los autores en el estado.
Finalmente, está el proyecto de Harakiri. Multitudinario en un principio, había al menos una buena cantidad de autores jóvenes en él, Harakiri eran auto publicaciones de autor, pero que mostraba lo que hacían los más jóvenes. Harakiri, como proyecto editorial, ha muerto, pero los autores señeros de la colección mantienen otros proyectos como Pimp My Poetry de Minerva Reynosa, Gaby Torres y Oscar David.
No hay que olvidar también el excelente trabajo que realiza el Fondo Nuevo León, (no el perteneciente al Conarte), que ha estado editando interesantes libros de historia sobre el estado y sobre la plástica nuevoleonesa, con una calidad de edición interensante, dirigidos por Carolina Farías.
Y al último, pero no por ello menores, los fondos editoriales del Conarte, verdadero acervo de lo escrito por autores nuevolleoneses.

lunes, junio 02, 2008

Madero winner

Las ciudades son las noticias que genera. ¿Qué noticias genera Monterrey a sus televidentes y lectores de periódicos día con día? Bueno, la última que ha causado alboroto es la apuesta que el alcalde, Adalberto Madero, perdió contra el alcalde de Torreón. La apuesta se afincó en el marco del partido de semifinales que Monterrey jugó contra los Santos, hoy flamantes campeones y consistía en que el alcalde perdedor se pondría a dieta.
Y Madero perdió.
Otras cosas más urgentes tiene la ciudad como para saber el regimen alimenticio de nuestro alcalde, pero bueno. Ya la gente le está dando sus consejos para adelgazar y de ahí se desprende el porqué, Monterrey también tiene el índice de gordura más alto del país.
La gente cree que la dieta significa, dejar de comer y por lo visto, el alcalde también. Sin embargo, debo decir que Madero me cae bien. Sí, lo critico, sí me parece que no debió de ser nunca el alcalde de regiolandia, pero, Madero me cae bien. Aquí, ahorita, con estos kilos que está perdiendo está ganando votos, muchos votos, cantidad de votos para cuando quiera ser gobernador de Nuevo León.
¿A poco no les gana el corazón votar por un gordito que bajó, por un hombre cabal que enfrentó a la comida como un enemigo y la venció?

sábado, mayo 31, 2008

Capitulación de Monterrey

Términos de la capitulación de la ciudad de Monterrey, capital de Nuevo León, convenidos por los infrascritos comisionados, a saber, el Sr. Gen. Whort, del Ejército de los Estados Unidos, el Sr. Gen hernderson, de los voluntarios de Texas y Coronel Davis, de los rifleros de Mississippi, de parte del Sr. Mayor General Taylos, comandante en jefe de las fuerzas de los Estados Unidos, y los Sres. Grales. D. Tomás Requela, D. José María Ortega y el Sr. D. Manuel María de Llamas, de parte del señor D Pedro de Ampudia, Gral. en Jefe del Ejército del Norte.
Art. 1 Como legítimo resultado de las operaciones sobre este lugar y al posición presente de los ejércitos beligerantes se ha convenido que la ciudad, las fortificaciones, las fuerzas de artillería, las municiones de guerra y toda cualquier propiedad pública con las excepciones abajo estipuladas, serán entregadas al Gen. en Jefe de las fuerzas de los Estados Uidos que se halla presente en Monterrey.
Art. 2 En tierras mexicanas les será permitido retener las armas siguientes: los oficiales, sus espadas; las infanterías, sus armas y equipo; la caballería, sus armas y equipo; la artillería, una batería de campaña que no excederá de seis piezas con 21 tiros.
Art. 3 Que las fuerzas mexicanas se retirarán dentro de siete días contando desde esta fecha, más allá de la línea formada, pasando de la rinconada de la ciudad de Linares y San Fernando de Presas.
Art. 4 Que la catedral nueva nombrada ciudadela de Monterrey será evacuada por los mexicanos y ocupada por fuerzas americanas a las 10 de ella.
Art. 5 Con objeto de evitar encuentros desagradables y por convivencia mutua, las tropas de los E. U. no ocuparán la ciudad hasta la evacuación de ella de las fuerzas mexicanas, exceptuándose para ellos las cosas necesarias para hospitales y para almacenes.
Art. 6 Que las fuerzas de los E. U. no abandonarán más allá de la línea especificada en el tercer artículo antes de ocho semanas del tiempo que se juzgue necesario para recibir las órdenes o instrucciones de los gobiernos respectivos.
Art. 7 Que la propiedad del Gobierno General será entregada y recibida por oficiales nombres por los generales en jefe de ambos ejércitos.
Art. 8 Cualquier duda sobre la inteligencia a los precedentes artículos se resolverán de la manera más equitativa y sobre principios de deliberalidad para el ejército que se retira.
Art. 9 Se hará un saludo para la misma batería de la catedral nueva nombrada ciudadela al tiempo de bajar la bandera mexicana.
Monterrey Septiembre 24 de 1846.
T. Requena
H. María de Ortega
Manuel M. de Llamas
W. Wolf
P. Henderson
Jeff Davis
Z. taylos
Pedro de Ampudia
Toma del Palacio del Obispado.
Fragmento de la carta del teniente Edmund Bradford a Caroline Bradford
Tras una hora de fuego continuo escuché las cornetas de la caballería que subía a atacarnos en el cerro. Se ordenó a la avanzada guarecerse en una grieta del cerro y atacarlos. Cuando la parte derecha de mi compañía comenzó a juntarse, puede ver subir a un cuerpo de lanceros. Inmediatamente les disparamos y los hicimos retroceder; la compañía de la izquierda los persiguió cerro abajo, hacia El Palacio, y nosotros los seguimos. Al correr, vi una hilera de hombres en El Palacio. El teniente Ayres, del 3 de artillería fue el primer hombre que entró a El Palacio, yo entré tras él. el teniente Ayres tomó los estandartes Los hombre se formaron al instante en el Palacio, y comenzaron a disparar sobre los mexicanos que retrocedían... Poco después, todos habían desaparecido... Se izó cuanto antes la bandera estadounidense sobre la tierra...

viernes, mayo 30, 2008

Se llama J F Koloffón y es un escritor mexicano de 32 años cuyo libro, dicen, se ha mantenido como éxito de ventas, tal que, recientemente, Sanbors, el mayor depredador y negociante librero de este país, ha decidido apoyar a este libro y autor. El apoyo es simple y generoso al mismo tiempo, una gran campaña mediática y prestar parte de su portal para descagar el odf del libro. Por supuesto, yo ya bajé el mío. El astronauta terrestre, dice, es una novela para todos aquellos quienes buscar el amor y no perder la magia y la música.
Seguro, muchos lectores de mediano pelo para arriba no perderán el tiempo con este libro, pero, caray, creo que tal vez muchos otros lectores que sólo son lectores o gente que ni es lector, se pondrán a leerlo. Yo, ya lo bajé. Vamos a confrontar literaturas. Vamos a poner a competir al astronauta terreste con... qué les gusta: ¿Pedro Páramo? Por lo pronto, ojalá consiga pronto el correo de JF Koloffón para hacerle una entrevista, creo que sería interesante. ¿Cómo se vive la literatura fuera de la carrera literaria?

La muerte de las editoriales

Hablando con una persona a quien apenas conocí hoy vía electrónica, llegué a la conclusión de que, así como se hacen necrologías sobre las personas, deberíamos de hacer las necrológicas de cada editorial que desaparece. En el fondo, necesitamos editoriales y necesitamos editores. No se le puede dejar todo al mundo de los agentes que todo lo inflan y que todo lo tocan. Necesitamos editoriales que publiquen libros de cocina o literatura, libros de mentadas de madre o de filosfía. A propósito de eso, me contaron de un jueguito en internet donde diseñas tu mascota, le das de comer, juegas con ella, etcétera. Y le pones una tienda. Hay gente que en ese mundo virtual, tiene librerías y tiene editoriales y publican libros fantásticos que no se ven en el mercado. Pero lo cierto es que, hay que escribir sobre la muerte de las editoriales. Hay que tener nuestro panteón de los sellos que fueron, fueron importantes y desaparecieron. ¿Acaso no extrañan a Joaquín Mortíz? ¿Qué le hizo Planeta a Joaquín Mortíz? ¿Cómo fue que nos la mató?

miércoles, mayo 28, 2008

Pocas cosas le quedan por hacer a George Bush ahora que se acercan las elecciones para presidente de los Estados Unidos de América. Los medios de comunicación hacen papilla las intenciones presidenciables de Clinton y pronostican que Obama no ganará ante la marcada indiferencia de la presidencia Bush.
Bush ha pasado a la historia. Tal vez no de la forma como él hubiera querido, pero terminó por convertirse y se convertirá más adelante en uno de esos presidentes de los Estados Unidos que se vuelven representativos de su cultura.
Deja en sus ocho años al frente de la nación más poderosa del mundo, un reguero de sangre en Irak y Afganistán. Deja miles de millones de dólares de ganancias a sus allegados y ganancias que de tan absurdas se vuelven casi fantásticas.
Sin duda, Bush, cambió el destino de la humanidad, alteró la vida de miles de personas. Su etapa será conocida, en el futuro, como la etapa de la vergüenza. Pero Bush no sabe o quiere no saber de eso. Ahora ya contempla las aguas quietas del retiro, mientras mira a los contendientes nuevos, gastar energia en la derrota.

jueves, mayo 22, 2008

Me gusta trabajar en el Centro Histórico y llegar muy temprano, cuando las calles aún están limpias del bullicio de la gente. En ese pequeño espacio, los edificios del Centro toman un aliento distinto. Respiran a sus anchas dentro de su estólida calidez. Las ventanas cuentan historias de quienes miran através de ellas. Se ve ropa de bebé, cajas de productos electrónicos, alguna cafetera blanca. Las puertas de los edificios, también, dejan ver sus arcos, las marcas del tiempo, los retrato hechos en piedra de figuras emblemáticas. Incluso, he reconocido diversas grecas en ventanales y miradas libidinosas de un par de estatuas femeninas en los frontispicios de algun par de edificios. Luego, poco a poco, la gente invade las calles con una marea ruidosa, alegre, casi festiva. Y los edificios se van callando, callando, se vuelven otra vez de piedra, les llega el sueño de lo viejo, se hunden de nuevo en su callada indiferencia.

lunes, mayo 19, 2008

Grandes Hits, Almadía.

Tryno Maldonado nació en Zacatecas pero vive ahora en Oaxaca. Denominado por la revista Gatopardo como una de las voces más interesantes entre los escritores jóvenes de latinoamerica, acaba de realizar una antología con los narradores mexicanos que podrían ser un referente hacia el futuro.
19 narradoras y narradores habitan las páginas de este libro que, a manera de nostalgia viva, tiene iconos del atari 2600 en las fichas biográficas y en la portada y la contra portada. Al final de cuentas la antología es una fiesta. Los textos sobresalen por sí mismos. Alan Paul-Mallard, Jorge Harmodio, Julieta García González, Ximena Sánchez Echenique, sólo por mencionar algunos, habitan estas páginas.
La antología ya ha iniciado su sano ciclo de críticas. Los que están, los que no están, etcéra. En el fondo, Antonio Ortuño, en su blog de Letras Libres, afirma que la verdadera cuestión es: ¿narrativa joven, en realidad la leemos? Creo que ahí es donde reside la verdadera pregunta. ¿Leemos a nuestros narradores jóvenes y sobre todo, publicamos a nuestros narradores jóvenes?
Como en La generación de los enterradores, de Ricardo Chávez Castañeda y Celso Santajulia, apenas estamos en el primer pelotón de narradores nacidos en los setenta. Una generación todavía formada entre la vieja y al nueva usanza. Es una generación atrada por las formas y los procedimientos, pero no por la calidad.
La pregunta en verdad es, vendrán los narradores más jóvenes, con las armas más listas e instaladas en su cpu, a barrer con todo? ¿Y sobre todo, hay algo para barrer?

La noche caníbal

Acaba de salir el primer libros de cuentos de este escritor coahuilense también, Luis Jorge Boone, aunque ha dedicado la mayor de su obra a la poesía. Que un poeta escriba narrativa no es cuestión extraña. La noche caníbal, tiene diversos cuentos de manufactura precisa y de ámbito fantástico: un hombre que busca las pisadas del diablo, sólo por hacer una breve referencia.
Boone también acaba de publicar Traducción a Lengua extraña. Es un libro con múltiples registros que acaso puedan parecer osados, pero vamos, la poesía es un juego de osadía y error. Escribir poesía es como lanzarse desde la quebrada en Acapulco. No cualquiera cae en las aguas tibias y rozando el mentón contra las piedras rocosas.
Lo importante es que, La noche caníbal, ya está a la venta. Esther Seligsson da su voto de calidad en la contraportada de este libro. Y la gente conoce a Esther. Su voto es siempre, de calidad.

Partitura para mujer muerta

Una mujer es asesinada brutalmente en su departamento en los Condiminios Constitución. Es 1995. El país se debate en una crisis económica. Los únicos móviles posibles tienen que ver con una violonchelista y un misterioso violín extraviado. Al frente de la investigación se pone un gordo ministerial y Gómez, su joven ayudante quien presenciará en ese cuerpo joven y mutilado, no sólo el inicio de su vida como ministerial, sino el inicio del cambio de su vida.
Esta es la premisa en la que podría resumirse Partitura para mujer muerta, del narrador coahuilense Vicente Alfonso. Galardona con el premio IPAX de novela negra, Partitura es una novela provocadora, sintética, con erudición musical y con una tensión a punto de romperse como una cuerda de violín a la que se le exige la nota más elaborada, ansiosa y terminal.
Los personajes de Vicente Alfonso se mueven en un juego de espejos. Ninguno dice ser lo que es, pero al mismo tiempo se muestran totalmente, llevando al punto aquella máxima que lo más fácil que de esconder es la verdad expuesta.
Sobresale la aparición, podríamos llamarle de ese modo, o la "actuación especial" que realiza el maestro Carlos Prieto dentro del entramado de la novela, al ser no sólo el maestro de uno de los personajes principales, Perla Cantú, e incluso también, el famoso Chelo Prieto.
La novela, veámosla como una investigación policiaca, se inicia con dos testigos, con dos líneas de investigación. Alvaro, amante de la chica asesinada y su búsqueda de pistas de Perla Cantú y Gómez, el joven asistente del ministerial, quien realiza la misma búsqueda, pero del asesino de Laura. Cada línea da sus pistas falsas, sus estocadas finales, los puntos ciegos a los que llega cada investigación, hecho que el lector agradece, pues se vuelve cómplice y detective.
Al final, sorpresa. Nunca es bueno develar el final de las novelas y menos si son policiacas. Es como el mal gusto de contar la receta de la abuela a la familia.
Novela breve, con erudición musical, acaso muestra la otra faceta del autor, la vena musical. pero el arte se construye de muchas formas y las sinfonías no necesariamente precisan de música para ser escuchadas. Al menos, ya con esta novela, Vicente Alfonso incluye una nueva partitura dentro del pentagrama de lo que será su obra ya nutrida con un par de libros de cuento y otro de reseñas.

El Monterrey que gane, pero el otro Monterrey, la ciudad, que se hunda en la violencia.

Bonitos comunicadores tenemos en Monterrey. Ríen ante cámara más de lo que deberían de criticar. Cuando tienen las visitas de los peces gordos no les hacen las preguntas que deberían. Nos tienen a pan y agua (pan la violencia regiomontana a todo lo que da, agua, las tonterías de lo que hace Konan Big y Emily, la de Recta).
Hoy por la mañana, Mario Castillejos se aprestó a decir, con singular alegría, que ya era merecido que el futbol nos hiciera olvidar la violencia y que la ciudad está ilusionada con el triunfo de 8-5 sobre el Guadalajara. Para quienes no son de Monterrey y llegaran por azar a este blog, debo de decir que Monterrey es una ciudad donde sólo valen tres cosas: tener dinero, beber Carta Blanca y que ganen los equipos de futbol.
Si bien, hay algunos despistados a quienes les gusta el arte y la cultura o piensan que existen otras maneras de vivir (vean el blog de cartones de Cindy la regia para otra crítica sobre la ciudad), hay una inmensa mayoría para quienes las declaraciones de Castillejos son, algo así como la oración sacerdotal.
Sí, Monterrey ganó, pero intentar que eso nos haga olvidar que el hermano del gobernador se está acabando las reservas naturales protegidas para hacerse de un jugoso dinero, o que los alcaldes del área metropolita decidieron que siempre no habrá policía bancaria o acaso olvidar que Madero dejará una alcaldía endeudada (y lo que falta, aún falta la mayor desviación de recursos en la alcaldía regia, recursos que se utilizarán para apoyar la candidatura de Madero a gobernador), es simplemente hasta cosa de mal gusto.
Eso es lo que pasa por endiosar una cosa de lo que hace la gente u otra gente. Uno tiende a quitarle a su vida sus cotos, sus opiniones, para hacer una teoría unificada de la vida. Para muchos regios, esa teoría unificada de la vida es el futbol, carta blanca y tener dinero. Para Castillejos... pues quien sabe.
¿Tenía una buena intención Castillejos la recordarnos que debíamos de olvidar? Tal vez, eso es lo único que es aplaudible y, como dice el comercial de, y la cheyenne, apá, habría que preguntarse, ¿y la ciudad, apá?

lunes, mayo 12, 2008

Sobre los nuevos narradores

Sale en carril número Uno, Chispita, que ha ganado ya el campeonato nacional de galgos, seguido por el número Dos, Dóberman, famoso por su furia, el en carril número tres, con apenas su segunda carrera, Trotsky, un hermoso ejemplar de color ébano y en el carril número cuatro...

A esto, podría resumirse los dimes y diretes sobre la nueva narrativa mexicana. Parece que todos están en competencia. O los ponen a competir entre ellos, los escritores adultos, las instituciones, los que consideran que no están tan visibles ahora, etcétera, etcétera. Yo digo, qué hueva.
Como en los galgódromos, el conejo nunca sabe que lo van a perseguir. Así la literatura y los lectores, ni se enteran.

lunes, mayo 05, 2008

Comparta el sabor de Starbucks con un amigo.
Compre una bebida Starbucks y
llévese una segunda bebida
de valor igual o inferior, sin cargo con este cupon.

Canjeable en tiendas Starbucks Coffee participantes
Sin valor en efectivo. No aplica a bebidas embotelladas.

viernes, abril 25, 2008

A mi me vale madre

Qué bonito el gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez.
Ante las críticas de los ciudadanos por donar cantidades millonarias a la iglesia y decirle al cardenal que apenas están empezando y por darle donativos a varias televisoras, contestó con un sonoro y limpio: !A mí me vale madres lo que digan unos poquitos!"
Pues para qué discutir, ¿no?, si mejor te puedo mentar la madre, ¿no?
Que dono 15 millones a la iglesia, pues chinga a tu madre.
Que digo que los hago campeones del mundo en futbol y no lo hago, pues chinguen a su madre.
No, qué bonito. El PRD se autosabotea, el PAN nos la mienta, el PRI, ya hundió al país por largos 70 años.
Así, pues mejor a esperar, ¿no? Que todos vengan y la mienten. Total, mentar la madre es lo más barato y más honesto que nos puede salir.

lunes, abril 21, 2008

Adios mi tierno amor

Este fin de semana se llevó a cabo la última carrera de la Cham Car, antes serie Cart, antes Indy Car. La histórica competición se llevó a cabo en una de las pistas emblemáticas de la serie Cart, en la paradisiaca Long Beach. El triunfo correspondió a Will Power y el tercer lugar, que es lo que me importa, la piloto mexicano Mario Domínguez.
Domínguez se hizo de un nombre en la hoy extinta serie Cart. Su carrera inició con el equipo Herdez Competition, que en un principio era digirido por Hernández Pons y daba cabida a mecánicos, ingenieros, asistentes y auxiliares de equipo completamente mexicanos en una serie completamente norteamericana.
Domínguez llegó a la serie Cart cuando otro ídolo mexicano dominaba las pistas, me refiero a Adrián Fernández. Era un lujo para los aficionados mexicanos al deportes automotor ver esos tres carros con las estelas verdes, rojas y blancas alcanzar los 250 kilómetros por hora en las competencias callejeras, óvalos y más. (el tercer piloto era Michael Jourdain).
Sin embargo, cuando los problemas económicos llegaron a la serie y tanto Fernandez como Jourdain salieron a la Indy Car el primero, a la NASCAR el segundo, la serie perdió interés para el público mexicano. Sólo Mario Domínguez permaneció como el estandarte azteca en una serie que poco a poco empezaba a perder su estilo.
Cambios de equipo después, falta de patrocinadores, relegaron a Mario Dominguez de varias temporadas, al tiempo que la chispa de la Champ Car, antes Cart, se desgastaba en las pistas., hasta el casi patético final de incorporarse a la serie rival, la Indy Car.
Con todo y esto, sólo quedó pendiente una última carrera, la de Long Beach. Los autos de la champ se presentaron en la pista para despedir a una serie por la que pasaron grandes nombres como Montoya, Fitipaldi, Tracy, Bourdais, Adrian Fernández, Helio Castro Neves y muchos más.
La carrera fue una fiesta y al final, es curioso que un mexicano haya alcanzado el sitio último del podio. Es simbólico, ya que, en los últimos de vida de la Champ, la carrera de Monterrey y después de la la ciudad de México se convirtieron en verdaderas bocanadas de aire para el serial. Tan sólo en la primer visita a la ciudad de México se rompió el récord de asistencia en un evento de la serie.
Hoy, la serie ha muerto. Yo me hice fan del automovilismo en la Cart. Muchos, como yo, lamentan su partida, pero al menos Domínguez estuvo ahí, al final, dando la cara por los aficionados mexicanos que con él, nos hicimos totalmente Champ Car.

Antes de leer

Acabo de leer El Husar, de Eduardo Casar. Me gustó mucho. El libro entra de lleno al ámbito del juego con el lenguaje. La historia es simpática. Un Husar se embaraza ¿del lenguaje? ¿de sí mismo? ¿de la nada? y durante esos nueve meses tiene un contacto con cosas instrascendentes y trascendentes, en una historia que es al mismo tiempo una ausencia de historia. Esta novela es un total bullyng, un acoso con los juegos verbales. Es una edición vieja. Pronto saldrá la nueva, sin duda.
Antes de El Husar, leí La guerra enana en el jardín, de Ricardo Chávez Castañeda. El libro tiene muchos aciertos. Retrata con familiaridad una etapa, pero sobre todo, una etapa moral. Los personajes descubren con una inocencia que raya en la inverosimilitud la violencia, el amor, los juegos sexuales, incluso, la literatura. Son cuentos cortantes, veloces, cuya anécdocta parte como rayo y a la par, cuentos lentos, con devaneos, largos como a morir. Me llamaron la atención Contrafuga a 60 kilómetros por hora y la historia de una anodina pareja de intelectuales que le abren la puerta de su casa a un extraño.
Antes de El Husar y La guerra enana en el jardín, me leí El orden infinito de Rodolfo Naró. ¿Qué se puede decir de una primera novela? Mucho, cuando la novela mantiene una claridad y una limpieza con las frases. Mucho, cuando una novela se centra a contar la historia. La novela trata sobre la historia de Analco y la Nina Ramos, una mujer que al estilo de Páramo ejercer el poder sobre la población. Sí, es una novela que otorga muchos puentes con la obra de Rulfo y de García Márquez. A mí, me encantaron muchos fragmentos como la narración de la batalla de Celaya y el retrato íntimo de una región que aunque mágica, no deja de ser real.
Antes de El Husar y La guerra enana en el jardín y El orden infinito, me leí, sí, El castillo de Cristal de Jeannette Walls. Autobiográfica, la novela es una épica de la pobreza, el desorden y la desesperanza del sueño americano. Es una novela que me hizo reír, que me hizo cómplice de los personajes. La pequela Jeannette cuenta la historia de su familia y su deambular por pueblos fantasmas, ciudades en la llanura y somnolientas poblaciones carboneras en los Estados Unidos. Hay una pizca de magia en la forma como evaden su realidad.
Antes de todo eso, vi Los Simpson. Qué buen capítulo Los Simpson. Sin duda alguna.

martes, abril 15, 2008

Se me chispoteó

ya lo dice el viejo y conocido refrán:

"La suerte de la fea... amanece más temprano... No... No por mucho madrugar... la bonita la desea... No... La bonita no desea madrugar muy temprano... y la fea tiene mala suerte desde que amanece... Bueno, la idea es esa."

viernes, abril 11, 2008

La tumba del gorrión


****

...Sólo hasta entonces el niño pudo sentir lo que era matar. Antes lo había hecho, pero de una manera casi instintiva y sólo dentro de la esfera del mundo de los insectos y del juego. Habían sido sus víctimas, arañas que aplastaba con el pulgar, pequeñas cucarachas abatidas por el peso del zapato, hormigas que corrían inquietas ante la flama de un encendedor y mariposas, sobre todo, mariposas. A veces, junto con el resto de la pandilla, cortaba ramas de los pocos árboles en los terrenos baldíos cercanos a su casa y salía al descampado —que no eran otra cosa que los mismos terrenos abandonados, pedazos de tierra cedidos a la intemperie en medio de la colonia—, con el afán de matar mariposas.
Casi siempre era a principios de marzo —o de abril— cuando los insectos atravesaban la zona en un desdibujado peregrinaje hacia el sur, huyendo de los fríos que a veces alcanzaban a lamer las orillas de la ciudad. Junto con los demás, el niño formaba una primer línea imaginaria de ataque, separados los muchachos por algunos metros entre sí, listos para cazar a las mariposas que descendían sobre los descampados buscando tierra. Eran como una marejada multicolor que descendía de los techos de las casas sólo para morir ante el ataque. Algunas, en realidad muchas, caían ante el mandoble de aquella arma ruda hecha con las ramas. Al niño le gustaba escuchar el silbido del aire al agitar el ramaje y le daba la ilusión de que lo arañaba, de que él, con su poca fuerza y con una rama era capaz de dañar algo que no se podía palpar, que no se podía saborear. Y el mejor ejemplo de eso, eran las mariposas que caían con las alas deshechas o los cuerpos rotos, que caían como pedazos de papel entre las piedras.
Después las levantaba, con un gesto casi amoroso, y las depositaba en un bote de plástico donde se hacinaba el resto de los insectos: mariposas amarillas, payasos, monarcas, estilizados caballos del diablo y caballetes. Le gustaba mirar al interior de esas minúsculas cárceles de plástico. La profusión de patas, alas y cabezas con antenas le provocaba ansiedad, como si de pronto trajera patitas tras las encías y hormigas bajándole por la espalda. Al menos durante esa tarde iba con el bote de un lado para otro, mostrándolo con orgullo.
Una vez terminada la caza, el resto de los chicos se reunía a jugar su botín en partidas de tapados.
Los caballos del diablo y las mariposas pasaban de mano en mano en cada revés de la moneda. El niño conocía bien el sistema de valores al interior de la pandilla. Las mariposas monarca se cotizaban alto. Los escarabajos valían su peso en oro, lo mismo que las arañas. Hormigas, tijerillas, grillos, resultaban moneda corriente. Por eso procuraba matar más mariposas monarcas, por eso buscaba entre las piedras los insectos más raros. Aquellos que se salían de cualquier clasificación eran los especímenes con más valor. Nunca se preguntó quién había decidido tal importe.
Era como una vieja tradición que pasaba de generación infantil tras generación infantil. A veces, al revisar el interior de su bote, le daba fastidio saber que tantas palomas amarillas no llegaban ni siquiera al precio de un caballete. Movía la cabeza con cierto enojo al comprobar que otro, con un golpe de suerte, había obtenido con una sola captura todas las ganancias que él había logrado en una hora.
Tampoco importaba, pensaba entonces, porque lo que el trabajo no conseguía, a veces lo alcanzaba la suerte en los volados.
Las monedas eran grandes, de un color cobrizo. Al tocarlas se traía un olor a tierra agria. Al niño le gustaban esas monedas. Lo hacían sentir que sí traía dinero. Desechó desde ese entonces la liviandad de los billetes, era como traer aire, el mismo que intentaba rasgar con las ramas.
El grupo se juntaba afuera de una casa donde vivía un viejo: una casa de tablones amarillos y techos de hojas de asbesto, la única de la cuadra con jardín al frente, también la única de la cuadra que no estaba construida con bloques y lozas de cemento. En el jardín había una higuera y un árbol de mandarinas. El grupo hacía un círculo y mostraba el interior de los botes ante los ojos escrutadores de los otros niños. Después los pasaban de mano en mano para comprobar la calidad de los insectos. No tardaban en hacerse los retos, las apuestas corrían, las manos frotaban las duras monedas de cobre contra la banqueta para calentarlas y así las lanzaban al aire.
Tanto por el caballito del diablo. Yo quiero la monarca que está buena. Te reto estos cinco chapulines por el chapulín rojo. No la llegas, no la llegas. Las monedas en el aire eran como otras mariposas con su aleteo de fortuna o infortunio. Antes de caer, las manos, rápidas, las ocultaban. Cara gana, escudo pierde, escupía con desdén quien había ganado todas las apuestas hasta ese entonces. Después las manos se levantaban y empezaba el conteo. Gané, gané, perdí, gané, perdí. Se intercambiaban los animalejos y volvían a apostar.
Así se podía ir la tarde hasta que sólo uno obtuviera todo el botín. Mientras tanto no faltaban las risas, las burlas, el relato a veces minucioso y repetido de los incidentes de la caza. Alguno se lamentaba por aquella mariposa que se le había escapado, otro pregonaba el insecto más interesante de la jornada.
Al niño no se le iban muchas, pero cuando alguna se escapaba, no diría que feliz, pero libre de él, una pequeña frustración le invadía el pecho. No se quedaba lamentándose mucho rato, porque la caza continuaba y había qué volver. Pero sólo hasta la hora del juego era cuando empezaba a recordar ese botín que se le había ido entre las ramas, literalmente.
Pocas veces ganó el botín de insectos. La mayoría de las veces lo dejaban limpio a la cuarta o quinta ronda. A veces se esperaba, no hacía apuestas, atento al devenir del juego. Sus ojos iban de la moneda en el aire a las manos que las ocultaban, después la revelación. Al final terminaba apostando.
Al finalizar el juego, llegaba lo más importante de todo: la hoguera. El ganador tenía el derecho de lanzar sus insectos al fuego. Era un ínfimo golpe de gracia para los insectos: el que lograra escapar se salvaba. Hacían la hoguera en el mismo terreno baldío donde había sido la cacería, trozos de madera y plásticos servían de combustible. No tardaba en levantarse un fuego espeso, trabado y líquido abajo pero bailarín, nervioso, volátil en la parte alta. El ganador lanzaba el insecto al fuego. Les gustaba ver cómo enrojecían, cómo se agitaban los cuerpos por última vez. Aplaudían cuando alguno lograba escapar, generalmente los caballitos del diablo o mariposas de alas intactas a pesar del manoseo.
Una vez, recordaba el niño, una mariposa monarca había estado a punto de escapar. Se elevó con dificultad, acomodándose al aire después del envión. Todos los ojos la siguieron en su periplo. La mariposa jadeó, rozó el fuego, se elevó, se elevó, casi sorteaba el fuego cuando un manotazo de lumbre la alcanzó, pero el insecto siguió volando y justo cuando parecía que se iba, justo cuando estaba por arrancar la admiración en todos, repentinamente apretó las alas, encogiéndolas alrededor de su cuerpo, enroscada y cayó al fuego. Una sentida lamentación abrasó las bocas de todos. Luego lanzaron más insectos.
A veces el niño pensaba que en ese pequeño juego se condensaba todo lo que ocurría alrededor de él o lo que podría ocurrir alrededor de él: mariposas a salvo de las llamas o mariposas consumidas. Una parte de él se quemaba con las alas amarradas por la lumbre, otra parte de él se quedaba a salvo cuando veía a la débil mariposa levantar el vuelo con dificultad, como si de un salto mágico hubiera evadido el fuego.
Y sin embargo, durante todo ese tiempo, desde que aprendió a matar insectos, nunca había tenido esa sensación de abandono y ansiedad que ahora sentía. No era placer, aunque no lograba precisar si era alegría lo que sentía o una profunda tristeza, pero era una sensación que no lograba precisar. Con el cuerpo muerto a sus pies —se le había caído de las manos—, intentó descifrar eso que ahora lo embargaba. Era una sensación cálida, pero al mismo tiempo vergonzosa. Sólo hasta ese momento se preguntó por qué lo había hecho. No era una pregunta que viniera de la culpa. No. Pero después se preguntó porqué hacía lo otro con los insectos.
Intentó recrear lo que sentía al matar insectos y no tardó en llegar a la conclusión de que sólo le causaban alegría cuando los mataba en el llano, cuando los lanzaban a las llamas. En otro momento, en otra circunstancia, no eran nada: sólo insectos. Algo, no alguien, a quien se podía aplastar. Su propio padre lo hacía. Su madre a veces regresaba del supermercado con veneno para ratas o contra cucarachas. Lo dejaban con suma tranquilidad en las esquinas, casi siempre en pedazos de tortillas o pan duro. Nunca en carne. Nunca. Se lo pueden comer los gatos, le había dicho una vez su madre. Ya sabes que a tu hermana le gustan los gatos. Así había aprendido que unas cosas se pueden matar, pero otras no.
¿Y por qué esas otras cosas no se podían matar?
La preguntó apareció de nuevo mientras veía el cuerpo a sus pies. Por un momento quiso salir corriendo, ocultar el cadáver, no ser visto en la escena del crimen, pero después pensó de nuevo en sus amigos que se sentaban a ver insectos quemándose. Intentó encontrar la diferencia pero no halló ninguna. No había ninguna diferencia en el fondo: cortar una vida, aplastar pequeños o grandes pulmones. ¿El permiso para matar tenía qué ver con el tamaño? ¿Había un permiso especial, un permiso dado por los centímetros y las reglas de medir? Tal vez, por eso, a los gatos no se les debía de matar. A las ratas sí. Las ratas eran de un tamaño que sí se podía aplastar. Gatos no, ratas sí. Insectos sí, conejos o perros no. Se lamentó entonces por los que mataban elefantes. O los que mataban personas.
Sólo entonces sintió tranquilidad y pudo descifrar bien ese sentimiento. Se inclinó y tomó el cadáver. Lo auscultó. Después alzó la vista y buscó al resto de sus compañeros, perdidos en el llano mientras jugaban a las guerras. A un lado estaba la piedra con la que había matado al animal. En verdad, había sido un golpe de suerte y nadie le había prestado atención en ese momento. Estaba solo en el llano, hundidos sus pies entre las piedras. Metió el dedo gordo en el pico del ave y jaló de él hasta que lo abrió.
Qué cosas se pueden encontrar en el interior de un pico.
Después escuchó su nombre y, al igual que los insectos, tiró el animal entre las piedras mientras corría de regreso con el grupo. Aprendí a matar aves, se dijo con cierta felicidad mientras aceleraba el trote, ansioso por contarle a los demás su hallazgo y mientras el aire se le enredaba en el rostro, los codos y las rodillas: hoy aprendí a matar cosas con alas...

jueves, abril 10, 2008

Una noticia para alegrar el día

(Tomado de El Universal)
Maestros, alumnos y padres de familia de la primaria Benito Juárez protestaron ante la Agencia del Ministerio Pública de Neza-Palacio por el robo de seis computadoras que eran parte de la Enciclomedia del plantel.
El director de la institución educativa, ubicada en la calle Voladores, colonia Metropolitana Primera Sección, Adán Cruz Cisneros, indicó que este no es el primer caso que ocurre en la zona, y lamentó los altos índices de inseguridad que privan en el municipio.
"Parece ser que es la moda que ahora los delincuentes penetren a las escuelas y roben los equipos de cómputo sin medir las consecuencias, no sólo económicas, sino académicas que provocan a los estudiantes", comentó.
Cruz Cisneros detalló que los conserjes se percataron que las puertas de los talleres de cómputo de quinto y sexto grados se encontraban abiertas y que faltaban las computadoras, por lo que de inmediato avisaron a las autoridades del plantel.
El director indicó que al lugar acudieron los peritos del Ministerio Público para corroborar el robo y detectar todos los detalles para dar con los culpables.
Adán Cruz abundó que este hurto afecta de manera directa a 300 alumnos de quinto y sexto grados, además de forma indirecta a otros 700, quienes ya no contarán con el equipo de cómputo para concluir el ciclo escolar.
fml
Qué gran novela es El castillo de Cristal de Jeannette Walls: sencilla, contundente, asfixiante, con pequeños rastros de humor. Pero ningún literato de medio pelo para arriba en este país la leerá porque, bueno, se supone que es una novela fácil, una novela light.

miércoles, abril 09, 2008

Todos los grandes tiranos, tienen, en algún momento, un instante de reflexión ante su tiranía. Aníbal, aquel que aterró Roma, ante un hoyo con cadáveres, sólo dijo, qué bonito espectáculo. Napoleón, al volver de Rusia, se limpió magistralmente el zapato sin contar las cantidades de cadáveres que la nieve había ocultado. Cortés lloró en la noche triste y Hitler se emocionaba viendo perros. Bush nos acaba de regalar unas lágrimas por un soldado muerto en Irak. Reuters lo confirma, lo difunde. Lágrimas absurdas las del Bush... dudo aún que esté arrepentido.

viernes, abril 04, 2008

Una visión de la generación de los setenta de Jaime Mesa

La generación de los setenta es egoísta. Estamos ocupados pensando en nuestros temas individuales, renegamos, sin el mayor asomo de ofuscación, de aliarnos como generación porque, en la mayoría de los casos no tenemos una conciencia social fuerte, o sí, pero siempre resulta algo superficial, dicho en entrevistas más bien porque “debe decirse” o porque pensamos que por ahí está en Gran Tema.Escribimos de México, a pesar de México, o sin México indistintamente. Y entre tantas lecciones que aún no certificamos está esa; y se podría leer así: ante la imposibilidad de hablar de México escribamos de otros lados. Pero, entiéndase, esa imposibilidad nace del deseo impostergable de hacerlo.
En Milenio

jueves, abril 03, 2008

Al por mayor

Me dicen, que en la calle, no mire las portadas donde hay tanta mujer mostrándonos piernas, traseros, holgados senos artificiales. Pero da la casualidad que en mi camino, a la hora de la comida, en un puesto gris, metálico, cubierto por una lona roja, brillante, hay todas las portadas que uno se pueda imaginar. Itati, Galilea, Cecilia Galeano, Lis Vega, Dorismar, Susana Gonzáles, Maribel Guardia, la Chiva, Angelie Boyer, Camilia, Claudia Lizalde, Mariana Soane, Irán Castillo, Cecilia Ponce, Pilar Montenegro, Ludwika Paleta, Gaby Spanic, Aylin Mujica y más, más, muchas más, esperan pacientes el paso de la gente. ¿Y qué hace uno? Detenerse, aminorar la marcha. Mirar, sorpresivamente, también, al niño que observa las portadas, que pregunta el precio, a la despachadora que aburrida, calcula la venta y dice, dame veinte y te llevas dos.
A veces me envían fotos de niñas secuestradas. Y las miro. Detenidamente las miro. Me las grabo. Sé que no las voy a encontrar. Sé que no veré esas trenzas, esos gestos, esas sonrisas develadas en tiempos mejores. Pero me siguen enviando fotos de niñas secuestradas y sé, íntimamente, que más las condeno a la oscuridad, al anonimato, a la fría mano de la muerte cuando marco: delete.

martes, abril 01, 2008

De uno de los proyectos estacionados...

VI AL MUCHACHO ACERCARSE desde las casas donde terminaba la ciudad. Arrastraba un hilo de polvo como si eso fuera lo único que se le podía pegar a aquel punto gris y redondo que se movía a lo lejos. Me subí a la máquina, abandonada quince años atrás después de transportar a presidentes y gobernadores por la costa del Golfo de México y desde ahí la figura tomó forma de hombre con cabeza, brazos y piernas. Agitó los brazos en señal de saludo y yo hice lo mismo. La vida en este lugar es tan aburrida que el saludo de un extraño te alegra el momento. Miré hacia atrás la hilera negra de vagones, los niños que jugaban con la tierra, parecían empezar a moverse para acercarse un poco más a ese muchacho, en un ruido de gritos, moscas y polvo. Las viejas regresaban de la vía a Laredo después de vender sus chucherías. Era una lenta peregrinación de rebozos y cuerpos que regresaban a puños, como una ola de piel vieja y arrugada. La figura se fue acercando. Me moví sobre el pasillito y maldije esa lámina tibia que empezaba a quemarme las nalgas. Sin embargo no me levanté. Apenas llegó, el muchacho apoyó el cuerpo en una esquina, alzó el rostro y pude distinguir la cara lampiña, el cuerpo delgado. Buen lomo, me dije. Todavía echaba de menos a Roberto. Luego caminó despacito, como si estuviera palpando la tierra, distinguiendo con los pies los montones, los hoyos que los güercos habían hecho simulando bombas, los matorrales llenos de espinas. Le dio la vuelta a la máquina. Subió por las escalerillas y pasó a mi lado. Entró en el cubículo donde antes estuvo un maquinista de overol y grandes bigotes, cuando esta mole pasaba por Guaymas, Culiacán y Nayarit, a setenta kilómetros por hora y arrastrando, como una gran oruga de fierro, más de ciento veinticinco vagones cafés, amarillos, oxidados, con una carga de ocho toneladas de sorgo, maíz, acero o documentos importantes; antes de que, el tiempo, las lluvias, los desplomes de vías y puentes lo fueran aniquilando como un animal enfermo, y lo volvieran lento, como ese muchacho que caminaba alrededor de la máquina. Quise ir con él pero estaba demasiado cansado de arrastrarme así que espere. Así como espere a Roberto cuando lo vi venir de las casas, cuando la ciudad estaba todavía más lejos y uno tenía que abrir bien los ojos para distinguir el lomerío y las casas hechas a la fuerza, cuando Roberto se acercó y vio mis canas largas y sucias, las ojeras del color que toma el agua revuelta donde se esconden mis ojos, el moquillo que nunca he podido evitar, esta piel llena de manchas negras o pardas. Así que espere. La marea de ancianas subía con torpeza a los vagones. Se acercaban con lentitud como si fueran lanchas pequeñas y acabadas que esperan tocar puerto, aunque fuera este puerto de roca y polvo. Al fin el muchacho se sentó junto a mí. Respiro con profundidad y me miró como todo mundo lo hace, con una mezcla de asco y compasión al ver junto a mí las cajas de chicles y esa mirada de perro sin dueño que tengo; pero antes de que me preguntara otra cosa, porque siempre terminan preguntando eso, le dije
- Fue el tren, me mochó las dos piernas.
Agite los dos muñones con vendas sucias y pasé una mano sobre la lisura redonda donde empiezan mis piernas de aire; mis piernas gigantescas y flojas que se meten en donde sean, según yo lo desee, desde los cuartos malolientes a orines de Solidaridad hasta los cuartos limpios del edificio de Ingenieros que está enfrente del crucero donde trabajo o las calles cerradas y llenas de baches de donde recojo periódicos, cartones de aluminio; o en las afueras de las editoriales donde me dan montones de libros que nadie compra y yo leo y luego quemo para darme luz en las noches de Solidaridad. El muchacho volvió a mirar los tejabanes, la hebra blanca o rojiza que se movía sobre la ciudad cómo un dragón despierto por la mañana. Era una mirada de nostalgia que tienen todos los habitantes de Solidaridad. Miran rumbo a las casas como si desearan esos montones de paredes de cemento y techos de lámina, las tienditas de la esquina con sus estantes repletos de comida, sus baños con drenaje.
- Voy a vivir aquí - me dijo el muchacho. Escuché la voz amargada, dicha a pedradas, con esfuerzo. - ¿ Cree que pueda quedarme algunos días en esta máquina ? - Sonreí en silencio. Mire bien en sus ojos. No, este muchacho se iba a quedar toda su vida en este lugar, junto a este cementerio de viejos y fuereños. No tenía el coraje para vivir en la ciudad. Así como yo no lo tengo, ni nadie en este lugar. Traté de levantarme.
- Ayúdame muchacho, que no ves que estoy cojo.
- Me llamo Dagoberto, Dago para usted.
Sonreí. Un hormigueo familiar empezó a descender desde mi cintura y llegó hasta los muñones. También ellos saboreaban extenderse de nuevo en huesos, sangre, nervios, piel, dejar para siempre las piernas de aire, para sentir de nuevo el dolor de andar sobre la tierra en dos pies y no con un estómago, o codos o brazos. Dago se inclinó un poco y mostró la espalda joven, fuerte, como la de Roberto. Los muñones me hirvieron por la sangre que se agolpaba con fuerza en ellas y Dago volvió a mirar rumbo a la ciudad, como si de pronto se diera cuenta que vivir aquí, en el oxidado cementerio de vagones, junto a forasteros con acento de San Luis Potosí, junto a viejas decrépitas cuyos rostros el tiempo borraba en arrugas o lunares anchos junto a la nariz o verrugas llenas de pelos, junto a legiones de grillos que todas las noches se pegaban a las paredes tibias de los carros, que todo eso, era enterrarse en vida, dejar el coraje para andar por calles anchas, vecindades olorosas a sudor y orines, calles angostas, carros estacionados y grupos de perros despellejados; y Dago se sentó junto a mí. Suspiro un momento y por un momento sentí mis pies sobre la tierra, en los montones, la sangre ir más allá de la curvatura de mi piel costrosa y rajada, la sangre se arrastró centímetros junto a unos huesos jóvenes, tendones, nervios y carne, carne de segunda, de pobre, pero carne al fin, como la mía. Después empecé a caminar. El muchacho me cargaba. Había crecido, estaba más alto. Las piedras me calaban en los pies. Mis pies andaban. Mis pies eran largos, huesudos, de uñas negras que se dejaban ver a través de los huecos de mis huaraches de llanta, mis pies olían a podrido pero caminaban. Mire rumbo a la ciudad. Las casas estaban en silencio. Cuando volteé, Solidaridad parecía un montón de fierros sin vida, huecos. El sol pegaba, amarillo, despierto.. La tierra estaba caliente y volvía ver a Solidaridad y ya veía los techos ardientes de las máquina, del carro-carreo, del cabús: ardiendo cómo todos los días, en ese infierno diario. Las últimas mujeres regresaban de la vía del ferrocarril a Laredo como pequeñas figuras de humo que, apenas se desprendían de la tierra se evaporaban en la soledad del desierto y sus cazuelas repicaban como campanas heridas. Unas viejas empezaban a cruzar la malla de fierro donde el gobierno puso el letrero pero ahora eso ya no me importaba. Mis piernas se movían con torpeza sobre el terreno. Me sudaban, tenía comezón. - Ya te acostumbraras al terreno, le dije al muchacho. Quiso decirme algo pero lo callé.- Las piernas no piensan muchacho, - le dije mientras me cargaba y nos acercábamos a las casas. - las piernas tampoco hablan.