martes, agosto 30, 2005

Vacilación

A la ciudad de México le gusta conglomerar a su gente. Las hacina en el metro, en las esquinas, en las filas para comprar patitas de pollo con esquites sin importarle si hay codazos, prisas y mentadas de madre. Esa es la ciudad de México a la que te acostumbras y vives; la que disfrutas en su caos organizado. Y no contenta con eso, el gobierno de tan populosa ciudad decidió hacer otro punto de reunión y apresuramiento apachurrado creando el metrobús.
El metrobus no es más que camiones largos donde caben como cien personas y que se detiene en estaciones acondicionadas y que tienes nombres tan ampulosos como Dr. Galvez, Barranca del Muerto, Insurgentes y Álvaro Obregón. Vivir en una ciudad así conlleva también a una pérdida de la identidad que se sofoca en la grisura de la masa. Pero la vida siempre está ahí, el detalle siempre aguarda el momento para ser descubierto.
Hoy venía en el metrobus en calidad de bulto. Me dolían los pies, mi espalda estaba en una posición poco acostumbrada y de puntillas, qué más, mientras sentía el apretujamiento de los pasajeros a mi espalda pude ver en el asiento delantero a una mujer que escribía. Primero me sorprendió que en ese caos ella fuera escribiendo. Curioso comencé a leer, a invadir la intimidad de la mujer.
Escribía una carta de amor a un tal Jesús. "Amo cada una de las partículas del aire que me traen tu nombre y cuando no estás te recreo en mi silencio y te amo cuando no estás y cuando estás te amo mucho más porque entonces no hay plazo para ser feliz". Intenté verla bien y descubrí las manos pequeñas pero regordetas, las uñas coloreadas de rosa, la caligrafía casi infantil que decía "extraño tus brazos, Jesús, tus sonrisas y cuando no estas yo lo vivo en el recuerdo, te vivo en el recuerdo". Seguí leyendo y no había más allá de eso en la mujer que escribía. Mi yo lector de Gelman, Girondo, T.S. Elliot y Castellanos me dijo: "son solo palabras, no son poesía" pero mi otro yo, al que termino siempre escuchando, estaba maravillado por como en ese caos, esas flexiones de cansancio por el avanzar y detenerse del metrobus podía estar ahí presenciando ese ejercicio del amor y la nostalgia en la mujer.
Luego, mientras escribía, se detuvo. La mujer se llevó al punta de la pluma a la boca y comenzó a tachonear, a rayar decididamente esas palabras de te vivo en el recuerdo, extraño tus brazos, Jesús, tus sonrisas y cuando no estoy te vivo en el recuerdo". La mujer pasó la hoja y volvió a escribir una carta de amor para Jesús, escribía con la letra más redonda, como pensando cada palabra y entonces me dieron ganas de reír porque en ese momento de vacilación, antes de empezar a borrar, ya estaba la palabra dictando nuevas medidas, ya estaba la correción en la punta de la boca, el amor ya escrito y dicho pero queriendo decirse de otra manera.
Qué asombrosa entonces esa indecisión donde el amor y las palabras se corrigen. Qué asombroso entonces que en un camión donde todos íbamos apretados, cansados, con las respiraciones de otros en la nuca y las manos aferradas a barrotes metálicos tibios alguien iba en otro lado, en otras noches y otros abrazos, disfrutando simplemente del recuerdo, vacilante al mismo tiempo por cada palabra dicha que quería decirse, expresarse, de la mejor manera. Las palabras se corrigen entonces pero el amor también.

lunes, agosto 29, 2005

Eres tan hermosa que dan ganas de morderte, de usar una sierra y separarte los huesos, de chuparte los ojos, de pinchar tu piel con cables electricos. Eres tan hermosa que dan ganas de estropearte la cara, de usar un mazo para destronar el talle de tus rodillas, de machacar los dedos de tus pies. Así de hermosa eres como para comerte a trozos grandes, suculentos. Es esa belleza tuya que espanta, que conmina a todos los terrores. Así que ven, dejame morderte, tiemblan mis incisivos, se agrieta mi lengua de deseo.

jueves, agosto 25, 2005

Al cajón

A veces cuando se decide ser escritor se pierde algo que anda ahi gozosamente en tantos blogs, mails y cartas que parten de un lado al otro del atlántico. Se pierde cierto grado de libertad, de ludismo. Más bien, la libertad y el ludismo se cambian por otros elementos como orientación y estructura narrativa. Y esto, a veces, casi siempre, le da al acto de escribir (y a cualquier otro tipo de arte) una dosis de dificultad que no es mala, pero que suele confinar tardes enteras a revisar una cuartilla o a reescribir todo un cuento.
Por eso, a veces extraño esos espacios donde la literatura no importa y cierta farsa con las palabras, darle a las palabras sólo su ámbito más primario de juego, burla y camaradería se vuelven naturales. La literatura es el corsé de las palabras, la barra de plomo que sujeta una columna destrozada. He visto y estado en feroces sesiones de taller donde la saña es la capacidad más celebrada y al mismo tiempo la mejor manera de aprender. Y he estado en fiestas y reuniones donde esos mismos feroces talleristas cometen toda clase de barbaridades sintácticas, metafóricas y tartamudas que resulta sorprendente encontrar una similitud entre el que horas antes ejercía la rigurosidad de la palabra con este que ahora cuenta un chiste donde repite hasta el cansancio la palabra K (apócope final de ca: ca, apócope inicial de cabrón).
A veces cuando se escribe se entra en una paranoía de la corrección. Es que incluso en un blog se deben de cuidar las comas, me decían noches atrás en una cena. Hay que eliminar comas, colocar bien puntos y seguidos, ver si el personaje es creíble, romper con rimas internas, omitir frases comunes como andaba la noche como boca de lobo. El cuento, se dice, debe de ser corto, con pocos personajes, la historia debe de ser sólo una. El cuento debe de tener atmósfera, psicología, una bien definida línea temporal, etc.
Y uno escribe ufanamente, imagino, encuentra una historia, se sienta, la pule, la escribe, se imagina a los personajes, describe la mirada, el dolor en los entresijos, la carne ardiente después de recibir un golpe. Y uno escribe contento, insipirado, sin pensar en los queísmo, deísmos, iísmo y cualquier repetición vana de palabras. Se amontonan las palabras (todo cuento es inicialmente sólo un montón de ideas sueltas) y finalmente se le da el punto final. Listo. La primer versión del cuento está hecha.
Escribir no es sencillo. No. No lo es para nada. Imaginen después la terquedad del autor por volver a leerlo para eliminar rimas internas, cortar oraciones, meter comas, verificar que si el personaje dice: Adió, ¿te cae? sea por que exactamente sea eso lo que tiene que decir. Imaginen ahora esa gran maraña de decir: Ya tengo el final del cuento, sólo me falta saber cómo llegar a él.
Conozco muchos autores. Autores jóvenes, maduros, autores cuya vida ha sido un desfile de correciónes, libros y academias. Y encuentro en todos ellos una dualidad de placer y cansancio frente a cada texto. Cada correción es avizorar el nuevo cuento, el que yace ahí en esas palabras.
Miles de historias vienen todos los días avanzando en la oscuridad del eureka o en la imagen que se queda latiendo en una calle pero son pocas las historias que lograran esa inmortalidad tan anhelada. Pocos Quijotes y Dantes nos quedan, pocos Macondos y Cuévanos hay en realidad.
Y sí... es un ejercicio apasionante pero lleno de espinas porque el corsé siempre quiere romperse y porque la barra a veces se oxida. Porque no es sólo contar una historia, sino "decir algo" lo que obliga a tanto escritor a hacerlo.
Y a veces, de tanto querer decir algo se cae en la pretensión. A veces, se cae en la necesidad de salir en todas las mesas, de publicar en todas partes y es válido. Se crean élites, se asumen posturas y personajes literarios. Los escritores se rehacen ante el público, gesticulan, se ponen lentes llamativos porque como siempre se ha sabido, muchos son seducidos por los fuegos pirotécnicos. pero en el fondo siempre está la palabra que significa tanto y nada para muchas personas.
Y una vez que se termina la obra, que se logra dar orden a ese pandemonium de ideas, personajes, diálogos y sensaciones sólo quedan dos opciones válidas: ir corriendo a publicarlo o que se vaya al cajón. Yo digo salud ahorita por todos lo que van corriendo a publicarlo y le doy un gran abrazo a todos los que dicen: va al cajón.

XXII

Ayer descubrí ancianos a mis padres. Los vi con sus años amontonados, el largo cansancio resumido en ojos donde había más niebla que nada. Y me acordé de ellos siendo jóvenes cuando salían rodeados de hijos pequeños que lejos lejos jugaban pero siempre sin dejar de buscarlos; y me dio una tristeza malsana por tanta vida que se les había ido, por tanta vida que también a mí se me había alejado apenas en un volver el rostro y descubrirlos con tanta vejez compartida, tanta.

miércoles, agosto 24, 2005

Hombre pájaro

-¿Entonces usted cree que el hombre pájaro sí existe?
-Claro, con toda seguridad. Sólo ayer lo vi planear por el Cerro.
-¿Y cómo era? ¿Lo vio cerca? ¿Lo vio alto? ¿Grande, plumas doradas?
-No, no vi nada de eso, pero vi un hombre que con alas pegadas al cuerpo daba un giro mortal en el cielo, luego planeaba suavemente hacia la ciudad.
-¿Seguro? ¿Seguro que era un hombre pájaro? ¿Tenía pico, garras, ojos aplanados? ¿Tenía un nombre? ¿Lo llamó usted?
-No, no, hombre, no tenía nada de eso. Era sólo un hombre pájaro. ¿Usted no ve el cielo muy seguido ¿verdad?
-No, para nada, para qué ver el cielo, puro sol nada más.
-Ahora entiendo. Hay más que sol allá arriba, ¿sabe?, los hombres pájaros son lo de menos.

lunes, agosto 22, 2005

Las 400 bombas

La historia de Blangadesh, nación asiática cercada por el gigante indio, es una cronología de divisiones, ciclones que pasan y devoran lo que da la tierra arrastrando de paso casas, vidas y la siempre errática esperanza de la gente. Nación cercada por la pobreza, reconocida como la más africana de Asia debido a sus bajos índices de expectativa de vida y alta morbilidad, es el estado más musulman del mediano oriente y es, en esta alta actividad religiosa, donde también se centra el origen de sus divisiones.
La vida moderna del estado, también conocido como Bengala, parecer ser un guión copiado de las grandes actividades políticas de la vecina india, con dirigentes asesinados en fila india -literalmente- y guerras contra países no tan vecinos como Pakistán. Y es el fondo de todas estas diferencias donde nacen otras al amparo de la discordia y de esta necedad del hombre por hacer que otros piensen lo que ellos piensen.
Y para lograr eso, se sabe, todos los medios son necesarios.
Tan sólo el pasado 17 de agosto, de forma sistemática, memoriosa y cruel, las principales ciudades del estado de Blangadesh se vieron sacudidas por la explosión de más de 400 bombas que entre las 11:00 y la 11:30 hrs. locales explotaron en zonas comerciales, oficinas gubernamentales, aeropuertos y centrales de camiones. Es difícil imaginar cómo el terror creaba en cadena, a partir de bombas de menor impacto, un tsunami de proporciones decembrinas cuyo miedo invadía la tranquilidad de los hogares y se batía, colosal e invicto en las esquinas de las calles y al fondo de los autobuses. Al menos dos personas murieron por estas detonaciones, entre ellos un niño que tomó una bomba y que le explotó en las manos.
Sólo entre la pobreza se puede dar los fenómenos más terribles de la desesperación humana. (entre al riqueza se dan los fenómenos más egoistas y soberbios). Contra los pobres y sobre los pobres. Tan sólo en Dacca, la capital del estado bengalí, donde vive la mayor cantidad de slums, es donde se llevan a cambio destrucciones de casas, desalojos, agua envenenada con arsénico. Sólo entre y contra la pobreza, donde la desesperanza es mayor y el odio se incuba vengativo, detonaron la mayoría de las bombas.
No logro ni imaginar cómo esas detonaciones fueron sembrándose con calma, como semillas de venganza que dormían entre hierros, bajo durmientes de trenes, en botes de basura, bajo los labavabos en las escuelas, en las farolas de luz y en cajones de escritorios para después florecer con su mensaje de fuego y violencia. Fueron 400 bombas las que sembraron su polen de lumbre entre las calles. Las primeras indagaciones sobre los atentados apuntan al grupo islámico Jamaat ul Muyajidín que exige que la nación sea pura y entre en las reglas de la verdad islámica. Y otras apuntan a que fue un boicot de la liga Awami contra la primer ministra Jaleda Zia. Quien sea que lo haya hecho ha logrado que un poco de su terror salga de las fronteras de Blangadesh e irradie el mundo como un erupción que disparse su ceniza por el orbe.
Porque hoy, aún con la medida de la indiferencia de la gente, en el margen oscuro de la información, esas 400 bombas saben en el mundo a una intolerancia que se vive en todas las ciudades y en todos los gobiernos; que se vive incluso entre compañeros de una misma oficina: una intolerancia racista, energúmena, diva; que va explotando 400 veces todos los días.

miércoles, agosto 17, 2005

XXI

Leo las noticias en el periódico: desocupan Gaza, cae un narco, dice Jolette que no se considera la estrella que México espera. Paso las hojas y sólo anuncios de comida, ventas nocturnas y agencias de casamientos prontas para tanta soledad. Y pienso entonces esa sensación de fruta de tus labios, esa cáscara fresca resbalándose en mi lengua, las frondas de tus manos al apretarse secretas y silenciosas en mi espalda. Y me digo entonces qué tanta soledad abrá en el mundo para que agencias casamenteras, ciudades amuralladas y narcos que caen a punta de las balas sean la noticia el día y no esto que esta aquí, entre nosotros, sembrándose.

lunes, agosto 15, 2005

Los nuevos caballeros

Recuerdo con cierta nostalgia aquellas clases de Basic en la preparatoria. Con un diagrama de flujo que incluía rombos, cuadrados y más cuadrados que se unían con flechas para marcar los caminos y las tomas de decisiones, el maestro Del Toro nos mostraba cómo hacer un programa para calcular puntos o bien, el porcentaje de calor en el agua. Desde entonces ese mundo de sistemas me pareció absolutamente indescrifrable. Incluso ahora, que utilizo programas como XML writer, Dreamweber y Xmetal me sigue pareciendo un proceso de lógica en el que me siento excluido y cuyas puertas del Edén están cerradas para mi.
C.P. Snow habla en su ensayo de The Two Cultures sobre la separación del conocimiento humano en dos esferas: la del conocimiento científico y la del conocimiento artístico. Esta escisión de la inteligencia marca las pautas de un mundo nuevo. Sin embargo, creo que en realidad nos encontramos en la actulidad en un mundo de las Tres Culturas: ciencia, arte y sistemas web. ¿En qué momento apareció este último? Imagino que desde el largo proceso de la computadora matemática con la que Pascal se ayudaba para realizar sus experimentos hastas las plataformas Pascal y Linux el viaje de los sistemólogos ha sido, como el de científicos y creadores, un mar de lágrimas.
El dispositivo de Blaise Pascal data de 1642 ¡Imagínense esa primer computadora! Utilizaba una serie de ruedas de diez dientes en las que cada uno representaba un dígito del 0 al 9. Las ruedas estaban conectadas de tal manera que podían sumarse números haciéndolas avanzar el número de dientes correcto. Era un aparato inédito y fuera de tiempo en su época y tan mítico como si hubieramos leído Contrapunto de Huxley en 1800 o se hubiera atisbado el LASER el mismo año.
La historia de los sistemólogos, o geeks, tiene también sus nombres secretos y de héroes que peleaban en la oscuridad del conocimiento humano con el fin de crear una computadora eficaz. Babage con su primer máquina analítica, Leibniz quien adecuó el sistema binario o Von Neuman quien mostró la necesidad de monitores para presentar los datos y los diagramas de flujo que el profesor del Toro intentaba enseñarnos en preparatoria, ocupan un sitial sagrado en el mundo de ordenadores y sistemas donde firewalls, plataformas linux, pascal, visual basic, servidores, LMS y más son las herramientas para construir el mundo nuevo.
Los sistemólogos son los nuevos caballeros de este tiempo. Empotrados en sus relucientes corceles IBM, Hewlet-Packard o Apple salen a la batalla del programa en blanco, dotados con sus 1-0, 0-1 con el cual pueden conquistar ese mundo nuevo, esa América web cuyas orillas apenas pisadas hondean las banderas de los primeros conquistadores. Brian W. Aldiss en su novela Galaxias como granos de arena muestra un futuro donde caballeros andantes con robots de nanotecnología andarán por las calles y los pueblos listos para defender o matar bichos. Imagino de esa manera a los sistemólogos, con sus 0101010101 revoloteando en sus cabezas listos para darle color al mundo nuevo. Y ellos lo saben. Saben que han llegado para quedarse. Se reconocen como los únicos posibles creadores de la matrix, los nuevos ilusionistas de la realidad.
Los sistemólogos saben que con su lenguaje se definirá el mundo del futuro que se acerca cada día más gracias a ellos. El resto, si no aprendemos, pasaremos a ser los verdaderos primates de nuestro tiempo: los funcionales orgánicos, los del pensamiento no escalado ni codificado. Estamos así, en el mundo de las tres culturas. Nuevamente Hécate entre nosotros, la diosa de los caminos que se bifurcan, o Quimera, el monstruo mitológico que tenía una cabeza de cabra, de león y serpiente o Cerbero, el perro de tres cabezas que custodia la entrada al infierno. ¿Qué forma tomarán los sistemólogos? ¿Hacia qué camino dirigirá Hécate su mirada ahora que ve a los nuevos caballeros con sus laptops y biblias de usabilidad? No lo sé. Sólo sé una cosa y a esa me apego. Son las palabras sabias de Dulce María Loynaz. Dice la poeta cubana que si el mundo perdiera el canto de las aves ahí estarían los poetas para traerlo a los hombres. Dice la poeta cubana que si el mundo perdiera el color de las flores ahí estarían los poetas para volver a darle color a la vida. Pero que si el mundo perdiera a los poetas entonces sí, adios flores, el canto de las aves y el color del mar. Ahí entonces la oscuridad, por muchos sistemólogos que pudieran, no lograrían crear el calor que anida en la poesía, ese latir de la sangre tan humano y tan carente de bits.

viernes, agosto 12, 2005

El juego que muchos amamos

De niño no había mayor placer que tener un balón a los pies y ver cómo, en la calle, corrían mis primos y vecinos en espera del primer pase lateral. Los héroes eran Bahía, Martelloto y Carlos Hermosillo y nos disputábamos sus nombres en las playeras imaginarias. El futbol era el punto culminante de una tarde de vacaciones después de andar por las calles en las bicicletas o matando mariposas. ¿Por qué jugábamos al futbol? Me atrevo a responder porque el futbol es el juego más simple que existe, el que tiene menos reglas y por ende, el más libre. El futbol es la imaginación del hombre puesta en marcha, el ver las opciones, el atravesar las filas enemigas con un balón en los pies.
Es en su simpleza donde se encuentra la universalidad del juego, en los colores de sus camisetas donde se adhiere el corazón. Como todo en la vida, si no se toma partido no se disfruta del juego. Yo amo los colores del Monterrey desde que lo vi campeonarse frente al Tampico Madero en la final del México 86. Pero hay gente que ama los colores amarillos del América y las historias del Estrella Roja de Belgrado contra el Partizán o los encuentros acérrimos entre el River Plate con el Boca Juniors.
Sólo quien ha tenido un balón a los pies y a dribaldo a un oponente para enfilarze a una portería sabe dónde llama la sangre. Sólo quien se ha detenido un momento frente a una portería vacía y visto cómo el balón se guarece en ella después del tiro y grita el gol, sabe que en ese pequeño acto se encuentra el germen del deseo de miles de fanáticos en todo el mundo.
Con un balón a los pies Maradona dribló a una poderosa defensa inglesa en el Mundial del 86 y con una poderosa defensa vimos a Italia alargar el 0-0 contra Brasil en la final del Estados Unidos 94.
Así como un hombre puede construir su futuro e identidad con las palabras, con sus hechos o bien con sus cuchillos como Miguel Otero Silva, Pancho Villa o Charles Manson, con un balón se puede crear mitologías como las de Garrincha, Sócrates, Puskas, Sánchez y Baggio, verdaderos asesinos del área chica. Dice Vladimir Dimitrevic que en el futbol es donde nace el sentido de lo sagrado. Estoy de acuerdo. Sólo esa fragil sensación de avanzar en terreno abierto rumbo a una portería remite a la búsqueda que nuestros ancestros hacían para alcanzar el fuego.
Desde la infancia el futbol ejerce su mayor atracción. De niño eres adulto en tanto que usurpas un rol y no más. Es por eso que, cuando veo niños jugando al futbol en la calle me dan ganas de quedarme a ver esos pases inexactos, el correr sin orden tras la pelota. Me parece que ese momento es de los más puros en su deseo por ganar o seguir el balón. Me parece que ese momento es cuando se empieza a aprender a ser hombre.

miércoles, agosto 10, 2005

¿Dónde está Ofelia?

Ofelia Pérez Sepúlveda no necesita presentación y sí necesita. La conocí, y ella lo sabe hasta el cansancio, en un evento literario hace mucho tiempo. Poeta, investigadora, promotora, Ofelia ha hecho mucho con sus investigaciones sobre la literatura del Norte. ¿Porqué investigas sobre todo eso? le preguntaron una vez y ella contestó: Porque es lo que hemos hecho. Así se ha embarcado en amplios proyectos de investigación, en entrevistas y más. Por mucho tiempo tuvo varios programas de música y entrevistas en Radio Nuevo León y cuando habla de música le brillan los ojos. ¿Dónde está Ofelia para los lectores? En muchos libros: Doménico, De todos los santos: herejes, Cuartos privados y La inmóvil percepción de la memoria. ¿Dónde está Ofelia en web? En www.ofeliaperezsepulveda.com ¿Dónde, dónde está Ofelia en este post? A continuación.
Balada de 2 de abril

“¿Tú qué sabes del amor si nunca has besado a un perro?”,
me dice la mujer en el 2 de abril,
y yo le sonrío a fuerzas,
porque eso de ir de pueblo en pueblo
y no tener respeto
por una mujer alcoholizada
no es algo muy bien visto en estos días.

“¿Tú qué sabes de la vida si no te ha mordido un burro?”,
y le contesto que no,
que es verdad,
que vivir es difícil,
que la culpa es del agave,
y le acerco el caballo y le sonrío.

Ella traga,
ríe,
se despeina
y me cuenta quién entra y quién sale del Cielo
--que así se llama el motel donde la rubia trabaja—
sobre la línea imaginaria que lleva de Toluca hasta el DF.

“¿Tú qué sabes?”, insiste,
“si nunca has perdido un diente a las tres de la mañana”.
Y le digo que quizás,
que tal vez.
Y sonrío de mirarla,
tan pulcra la heroína.

Y como a vaca sagrada
le prendo aún las veladoras
en noches de alcohol y de vendimias.

Porque nunca falta quien hable
de amor y de traiciones.
Porque viaja la voz más de corrido.
Porque nunca faltan diosas ni oferentes,
a todo el que ensaya eso de jugar a los versitos,
en honor a la rubia
de alcohol
y venerable,
no falta la hora en que rezonga
mi alma de devota y primitiva,
de foránea en casi todas las cantinas:
“¿Tú qué sabes del amor y de mordidas?”
Asi, ella es Ofelia. Búsquenla. Hay que seguir encontrándola.

Abajo el español

  • Fred Elbel es el dirigente del CAIR en Colorado, el Colorado Alliance for Immigration Reform.
  • Fred Elbel acaba de decir: "no se deberían usar fondos públicos para pagar por esta clase de libros en español, ni para promover libros en español en general". Y también agregó: ""¿Por qué promover libros en español si eso no trae ningún beneficio para la ciudad de Denver, donde la mayoría no quiere ni a los libros en español ni a los inmigrantes latinos?" y terminó su discurso con: "es material totalmente pornográfico que enseña a abusar de las mujeres". Esto a propósito del catálogo en Español que se encuentra en la red de bibliotecas de Denver.
  • Fred Elbel, Dirigente de la CAIR Colorado que, junto con con la Minumetam Alliance, el grupo Defensa de Colorado Ahora y el Comité para salvar los Estados Unidos, apoya que los ganaderos del sureño estado norteamericano salgan con sus rifles a sus ranchos a cazar mexicanos.
  • En una visita a la página web de la Biblioteca: http://denverlibrary.org/ se encuentra un acceso en español de la Página. Dentro de los libros ubicados en el catálogo están: El general en su laberinto, Cartas desde el infierno de Ramón Sampedro, Atravesando fronteras, la biografía del periodista Jorge Ramos, el Colonialismo interno en la narrativa chicana de Hernández-Gutierrez y El cantor de Tango de Tomas Eloy Martínez.
  • Fred Elbel es la muestra más rádical de la ceguera norteamericana que quiere recuperar un territorio que ya se perdió. ¿Puede un hombre contra un idioma? ¿Pueden cinco organizaciones contra un idioma?
  • ¿Seguirán los inmigrantes atravesando las fronteras de perros, cazadores furtivos, desierto y hambre? Sí. Habría ahora que dotarlos con libros en las espaldas, pegados al cinturón, escondidos en el fondo de sus mochilas, arrugados y sudorosos y que, llegando a la Bibliteca Pública de Denver los dejaran ahí.
  • Hay que inundar esa biblioteca con libros en español. Hay que formar una caravana de Almudenas, Rulfos, Arreolas, Montefordes, Contis y Girondos que en operación hormiga caigan en la red de bibliotecas no sólo de Denver sino también en la casa de Fred Elbel.

viernes, agosto 05, 2005

Hay gente que no lo entiende pero a veces es necesario agarrarse a golpes con alguien o de perdido contra la pared. A veces llama sentir los nudillos inflamados y la adrenalina del miedo y saber que en ese regusto de la sangre o ese nervio roto algo de animal aùn late en nosotros, algo de incivilizada humanidad. Sí. Llama a veces una buena madriza. Dar o que te la den. Pero hay gente que a veces eso no lo entiende como no entienden la necesidad del gritar por gritar, o la necesidad imperiosa de esta noche salir y darle de golpes a algo o a alguien. Ah.. el canto de un madrazo.

miércoles, agosto 03, 2005

Estadística

Hay 209 escritores serios, comprometidos en Monterrey según el último censo artístico. 209 que han sido becados, premiados, publicados, emborrachado en fiestas, asistido a talleres y atacado de manera directa o indirecta.
Eso sin contar a los que escriben y no lo dicen. ¿Habrá alguna vez 1000 escritores regiomontanos? No sé porqué tengo miedo. Pero si los hay, que los haya.

lunes, agosto 01, 2005

Todos los días atrás

Mi libro ha salido. Se llama Todos los días atrás y es el producto del trabajo de mucha gente. Va aquí el agradecimiento a Mario Cantú Toscano, el editor, por cuidarlo, formarlo y vigilar sus letras y párrafos; a la gente de Grafo Print que lo imprimió, a Felipe Garrido, Eduardo Parra, David Toscana, Gladys Miranda y la gente del New Tallar por haberlo leído amorosamente y con cuidado para corregir sus fallas que temo no todas se hayan limado. Agradezco a Porfirio Sosa la sesión de la fotografía para la portada y a todos aquellos que siempre me preguntaron por el libro en tardes defeñas o noches regiomontanas y aquí podrían caber muchos nombres.
Este libro es un compendio de textos que datan desde 1997 hasta el 2003. Al menos dos habían visto forma en revistas en Monterrey pero han cambiado en título y texto para esta edición. El resto son inéditos y los escribí en la desesperada situación económica que viví en Lomas de Plateros, en el F-3 entrada 6 depto 501. Las primera versiones salieron mientras mi gato Ajax destruía una enredadera y yo escucha la música de un vecino.
A veces, aburrido, encendía la computadora más por abulia que por deseo y los cuentos fueron saliendo. Ahí encontré a Alfredo ansioso de cambiar un billete de la suerte, a Martha y Javier, los protagonistas de Cállate, tú no eres como Anita y vislumbré los contornos de la Sierra del Negro y la Cuesta de los Tirados. Un texto más se unió al compendio y fue el de Bandidos, cuya primer versión apareció en el 2003 y fue terminado gracias a una deslumbrante y amena charla con Mónica Lara.
Los envié todos al Premio Nuevo León de literatura en el 2003 y al cabo del mes obtuvo el primer lugar con un jurado compuesto por Jesús de León, Felipe Garrido y Eduardo Parra, estos últimos después revisaron el material para su publicación. Con el premio me llevé a mis primos y hermanos a Bosque Mágico, me di el lujo de gastar mil pesos en libros y en la noche festejé con amigos y amigas en el bar La Pirámide y luego en el Antrópolis en Monterrey.
He intentado simplemente contar historias que reflejen algo de lo que significa para mi la vida. Ahora sólo puedo exponer aquí el inicio de los ocho cuentos y compartilos. Muchas gracias a los amigos por el apoyo y si desean saber más pueden escribirme a la dirección de este blog.

Los inicios...


Sierra del Negro... El borde de la carretera semejaba el filo mellado de un cuchillo. Ramón quitó el pie del acelerador y el motor del valiant 64 lanzó un soplo de alivio...

En la Bahía de Auckland... Alfredo supo que se volvería millonario apenas vio el billete de Oro raspadito. Ahí se encontraba el premio que le devolvería la tranquilidad...

Arqueros de Babilonia... Nos gustaba la calle Salazar Mallén por amplia, y porque casi nunca pasaban carros que nos molestaran a la hora de jugar futbol. En tardes de lluvia se transformaba en un canal de aguias oscuras y frías donde nadábamos...

Cállate, tú no eres como Anita... Le dijo Javier, su esposo.Martha observó por el televisor cuando Ana atravesó la meta. La mexicana había ganado. Otra vez iba a besar sus biceps como muestra de su poderío. Martha alargó una mano hacia el tazón con cacahuates y le supieron amargos...

Ver las nubes... -Protegeme este día -dijo Perla en voz baja. Quiso ver bien dentro de la poca luz y cuando sus ojos se acostumbraron encontró el calendario con la foto de unas nubes grises empotrado debajo del altar...

Bandidos... Juego al solitario. Encima de las cartas negras acomodo las rojas. A un siete le sigue un seis. Una reina de corazónes negros tapa un rey rojo y luego un bandido montado a caballo la oculta...

La cuesta de los Tirados... ¿Ve esas lomas? Vamos más lejos. En la canícula el pellejo se reseca, el sudor quema y tenga cuidado de no cargar nada en las manos o al lomo, porque entonces como que agarra pesadez...

Ovidio Monterroso... Apenas entró por la ventana, el vuelo zigzagueante de la mariposa negra capturó la atención de la mujer. El insecto flotaba como un pedazo de noche. A veces caía, atacada un desmayo imprevisto y luego remontaba el aire, perezosamente...