viernes, febrero 29, 2008

Nada como empezar el día escuchando a Celso Piña, el rebelde del acordéón y su ronda Bogotá, pa recordar Monterrey. Ajúa!

martes, febrero 26, 2008

Ayer un hombre con enfermedad pedía dinero en la entrada del Wal-Mart. Temblaba, aspiraba las palabras, gemía, pedía dinero para alimentar a su hermana. Al salir, poco pude darle, una pieza de pan, casi nada. Casi nada damos nunca, casi, casi nada.

viernes, febrero 22, 2008

Semana

Que levantarse, prender el boiler, sortear el tráfico, trabajar toda la mañana, ir por una coca, comer con los amigos, volver al trabajo, salir, sortear de nuevo el tráfico, dormir, levantarse, prender el boiler, sortear el tráfico, trabajar toda la mañana, ir por algo de tomar, un café o té o refresco y volver, comer solo, el trabajo, leer apurada y despacio, teclear algunas cuantas páginas electrónicas, sortear el tráfico de regreso a casa, dormir, amor, amor, amor, despertarse, prender el boiler, hace sol, el tráfico, un camión detenido en la joroba de Viaducto, trabajar toda la mañana, ir a comer con todos, suspiro, un helado en el Mcdónalds, volver a leer, caminar, el sudor, hace sudor, unas cuantas risas, sortear el tráfico, regresar, dormir, prender el boiler, dormime un rato en el sillón, comida para las gatas que no se me olvide, escribir, poco, poco, muy poco, trabajo, leer decenas de cuartillas, risas involuntarias, ir a comer comida española, trabajo, sortear el tráfico, reunión con amigos, risas, muchas risas, conducir por el centro histórico vacío, dormir... sí, dormir, levantarse, prender el boiler, sortear el tráfico, comer, leer varias cuartillas, comida, risas, más, sí, volver al trabajo, ver a amigas, sortear el tráfico, ¡Viernes! ¡Viernes! ¡Viernes! Ah... cervezas... Ah... dormir.

Rambo, Regreso al infierno

Sin ir más lejos, Rambo, regreso al infierno, si bien no es la gran película, sí es una buena película para los fans del guerrillero que nos regaló el famoso tatanka, tatanka. La película se desarrolla ahora en las selvas y ríos de Birmania y Rambo tiene que llevar a un grupo de cristianos a una aldea acosada por la guerra, el hambre y la enfermedad. No es curioso que Rambo tenga que ayudar a cristianos, puesto que creeanme, ellos llegan a todas partes.
La película cumple con todos los estereotipos posibles y no otorga ninguna sorpresa. El malo es bien malo (además, homosexual pederasta "Hola padre Maciel") y tiene bajo su comando un batallón del ejército birmano que además de emocionarse viendo bailar semitapadas a cuatro birmanas que no harían aullar a Pepe lepú, se dedica a matar en su tiempo libre a birmanos a quienes hacen pasar por minados sembradíos de arroz.
La cuestión interesante es que si los birmanos se emocionan con mujeres como esas y muestran en la película excelentes dotes para matar, no sé ni quiero pensar si la alta dirigencia de la milicia birmana contratara a las excelentes bailarinas del Foxy´s y el Caliente de Monterrey. Me cae que con esa inspiración hasta se fregaban a los gringos en una batallita.
Si uno entra al cine con la certeza de que la premisa de la película es: ok, Rambo va a matar y va a ganar, se pierde todo el interés en ella, pero si entra al cine con la duda, de ¿cómo se va a chingar Rambo a estos ojos rasgados?, entonces la emoción es trepidante.
Y vaya que lo hace, hay un predio de 2.56 muertos por minutos. Rambo mata con cuchillo, con flechas, con minas que parecen bombas atómicas de bolsillo, con rifle, metralleta y ojo... Rambo también mata con con la mano. En una escena a un tipo lo levanta del cuello con la mano y le rasga la garganta cual animal encerrado.
Me decepcioné un poco cuando mata al malo de la película, porque no fue la gran cosa. Nada más le tiró unos balazos, le hizo un corte transversal para que se le salieran las tripas y nada más. En ese sentido la película sí desmerece porque en la primera hace retroceder muy bien al sheriff, en la segunda le tira de balazos al sistema y en la tercera acaba con un helicóptero ruso y ahora, pues nada más corte transversal, caen las tripas y listo.
Excelente película palomera es Rambo, Regreso al infierno. Yo la disfruté muchísimo, pero parece que mucha gente no. Hoy viernes, ya la quitaron de la cartelera de varios cines.

martes, febrero 19, 2008

Paqueterito

De niño, siempre quise trabajar como paquetero en alguna Soriana o Gigante de por la casa. Me parecía un trabajo muy bueno ese de guardar cosas en bolsas y recibir a cambio algunas monedas. Mi madre no estaba del todo de acuerdo y prefería que vendiera periódico con mi abuelo. Como ella no soportó varios chubascos ni la mordieron un par de perros en la madrugada (hacíamos las "entregas" antes de las seis de la mañana y uno nunca sabe cuántos perros se pueden esconder en la oscuridad), no entendía mi casi necesidad por trabajar dentro de un lugar, como diría Heminway, limpio y bien iluminado.
Pero las Sorianas y la Gigante estaban muy lejos, una hasta Félix. U Gómez y Madero y la única tienda grande cerca de la casa era Merco pero ahí sólo aceptaban niñas y la otra tienda, la del ISSSTE se quemó en una célebre navidad. Pero entonces abrieron Soriana Félix U. Gómez y una tarde, después de clases, en lugar de irme a la casa me abrí paso hasta la Soriana. Mi plan era simple y fabuloso: contratarme en Soriana, llegar a casa con la noticia y abandonar al abuelo.
Me entrevistó un empleado de cajas, me pidió mi nombre, mi boleta de calificaciones y me hizo un par de preguntas. Entonces llegó al pregunta matona: ¿tienes alguna enfermedad? Me quedé callado y como decir la verdad siempre me ha dado mis buenas y malas cosas, le dije: soy asmático, no puedo cargar así muchas cosas que tú digas, pero sí puedo con el trabajo.
Por supuesto, no me dieron cabida.
Volví con mi abuelo, porque con él, si me pasaba algo, mamá tendría la seguridad, y nunca más intenté ser paqueterito. Cuando mi hermana la menor creció, yo la instaba a que cumpliera mi sueño de ser paqueterito, pero ella siempre le sacó. Seguí vendiendo periódico con mi abuelo hasta que cumplí casi 17 años y luego puse mis negocios que fracasaron pero esa es otra historia.
Eso pensaba hoy cuando metía bolsas de basura dentro de bolsas de basura. Al final, siempre terminas guardando algo en algúna bolsa.

lunes, febrero 18, 2008

¿A o b?

Hace tiempo, un amigo de Aguascalientes me contó que hubo un cisma en su taller de cuento. Se reunían casi quince personas a tallerear y todo parecía estar bien hasta que un día, un asistente del taller, un, digamos, escritor avanzado, invitó a tomarse un café al tutor y le propuso dividir el grupo en un grupo A y uno B. En el A, estarían sólo los talleristas que hubieran demostrado cierto talento y malicia. En el grupo B, los talleristas con demasiado esfuerzo pero poca claridad narrativa. El maestro, cuyo nombre no recuerdo, pero todo esto ocurrió o debió de ocurrir por el 2000, escuchó atentamente la solicitud del escritor avanzado y dijo que lo plantearía al grupo. En el grupo, la bomba cayó mal y de malas. El maestro decidió dejar de dar el taller. Le dijo a mi amigo, cuando éste fue a pedirle que continuaran con las sesiones, “Esto es Aguascalientes, una ciudad chica, gente que sólo quiere escribir y ¿me salen con esto? El grupo no se volvió a juntar y el maestro, con la sabia idea de: ¿y para qué soporto esto?, decidió esconderse de la vida literaria y los talleres. En cambio, el escritor avanzado terminó dando su propio taller y a casi ocho años del cisma, nada o casi nada ha publicado, aunque sé que sigue pavoneándose como gran escritor. El resto de los alumnos se perdió. Algunos se acomodaron en otros talleres, pero aquel ímpetu que llevaba el grupo terminó por eclipsarse.
Ahora en Monterrey, sé que ha ocurrido lo mismo al interior del Centro de Escritores de Nuevo León y pienso de nuevo en aquellas palabras del maestro hidrocálido: “Esto es Monterrey, una ciudad chica, gente que sólo quiere escribir y ¿salen con esto? La cuestión es: ¿qué grupo es el mejor, el A o el B?

domingo, febrero 17, 2008

Suazo

Recibo un comentario anónimo donde se me reprocha haber dicho cosas feas de Humberto Suazo, el ahora delantero estrella del Monterrey, cuando en enero del 2008 era ya casi un indiseable en el equipo y para muchos seguidores de los rayados. Hoy, con seis goles y líder de la tabla de goleo, hablar mal de él es casi un absurdo. ¿Qué ocurrió con Suazo cuando se dio cuenta que no le quedaba de otra más que seguir con los rayados hasta que saliera una nueva oportunidad de irse? No lo sé, pero con seguridad, algo que pocas veces ocurre: sensatez y trabajo y dedicarse sólo a lo que sabe hacer.
Aplaudo eso, porque casi siempre estamos más que acostumbrados a echarle la culpa a los demás por nuestros problemas y Suazo, bueno, dejó de quejarse de la ciudad, dejó de pelearse con sus compañeros de equipo (recuerden sus agarrones con Ervitti), se trajo a su familia y empezó a producir goles. Como rayado, claro que estoy contento. Como rayado disfruto que meta goles. Vamos, hasta me pareció de una profunda sorpresa y buena onda que festejara su gol contra el Morelia alzando el brazo y apuntado a De Pinho por la jugadota que había hecho. Sólo eso marca hasta cierto punto su nueva comunión con el equipo.
Una vez retractado de mis comentarios, me llama la atención hasta qué punto los aficionados se apropian de los jugadores de un equipo. Qué vacío personal nos llenan los jugadores para, anónimante, pero al menos hacerlo, defenderlos con ardor, con pasión, tal vez hasta la muerte. Bueno, eso pienso pero mejor me callo, ya que todos los domingos busco con algo de ansiedad cómo le ha ido a Aguirre en el Atlético de Madrid, cómo le va a Salcido con el PSV, si el Sttugart ya salió de la mala racha (al menos ganó este domingo) Y cuando gana el Monterrey, ahí estoy buscando el record para leer la nota.
Somos fans por naturaleza. Los jugadores de futbol del mundo o quienes atraen fama algo de Blanche Dubois debend de tener sin darse cuenta: siempre han dependido de la amabilidad de los extraños, como hace rato, Suazo, ha dependido de la gustosa amabilidad de un anónimo.

viernes, febrero 15, 2008

Mis hermanos

Mi hermana la menor soñó que me mataban. En el metro, entre la confusión, alguien me robaba y al resistirme al asalto me herían. Mi hermana sólo me veía tirado, lleno de sangre, con el rostro pálido y ella pedía ayuda pero nadie la ayudaba. La gente se alejaba de mí, del espectáculo de mi muerte. Despertó angustiada después de eso y hoy me ha dedicado el nick de su messanger. Ah que mi hermana la menor. Cuando la muerte me alcance, espero que sea dentro de mucho. Y espero no tener que darles el dolor a mi familia y mis hermanos de verme muerto, de enterrarme. Yo quiero ese dolor para mí. Yo quiero darles la felicidad de nunca sentir que este hermano se les ha muerto, aunque a cambio yo tenga que recibir sus cuatro muertes, ir tras ellos, poner las manos en sus féretros. Mis hermanos. Qué regalo. Como los quiero. Hasta que.

Bomba en el distrito federal

Voy en el carro a la altura de Insurgentes y Río Rhin cuando escucho las explosiones. Pienso, ¿coheteros a esta hora? Pero no hay nada en el aire, ni nada en el tráfico y cuando da la luz verde avanzo con la tranquilidad de siempre, doblo en Marsella hasta Dinamarca y es ahí cuando empiezo a escuchar a las patrullas. De la nada avenida Chapultepec se convierte en un desfile de granaderas y patrullas que avanzan torpemente entre el tráfico. Cuando llego a la casa don Rafa me dice que si escuché los bombazos. Asiento pero en ese momento, no sé porqué, en lugar de entrar a la casa vuelvo caminando hacia Avenida chapultepec y trato de ir hacia el lugar del siniestro. Un helicóptero sobrevuela el área y el sol cae de manera dócil sobre el pavimente. Chapultepec ahora sí está detenida. Los autos esperan con el motor encendido y atrás de ellos aparecen un par de camiones de granaderos que avanzan pesadamente sobre el asfalto negruzco.
Conforme llego al metro insurgentes encuentro gente afuera de la entrada y me digo que es imposible entrar ahí así que sigo por Puebla, paso una sex shop, a la gente que habla sobre la bomba, con sus palabras estiradas entre el las torretas de las patrullas. Finalmente llego a Monterrey pero ahí todo es un caos. Los cuerpos de granaderos han hecho una valla y los camarógrafos se pelean con ellos. Desde ahí nada se puede ver pero escucho el parte de boca en boca, un parte de guerra que se engrosa con cada mirada, con cada ángulo distinto, "se llevaron a varios", "se cayeron unos anuncios panorámicos" "hay un muerto" "que va a venir los antibombas", "se rompieron los vidrios de mi negocio". Las palabras, el olor a incertidumbre en el aire, el sol, el aire suave que mueve las copas de los árboles, los camarógrafos y las miradas ausentes de los policías que rompen y se congelan en la tarde, se dispersan en los cláxones de los autos varados en Monterrey y Chapultepec. Alguien dice tras de mí; fue un ataque terrorista, pero apenas si alcanza a arrancar un risueño en todos. Me quedo todavía unos momentos más ahí y emprendo luego el camino de regreso a casa. Llevo las manos dentro de la bolsa del pantalón. La tarde sabe a torretas que vomitan su sonido estridente. Un perro cruza entonces la avenida. En un puesto de tacos, un chamaco, tal vez como de unos 16 años se asoma al cazo donde se cuece el suadero y creo escucharlo cuando dice: deme tres, campechanos.

miércoles, febrero 13, 2008

Los muros

Como si el mundo no estuviera lo suficientemente separado entre los que tienen una visión de una cosa y tiran a matar a los que difieren de ella, y como si Monterrey no fuera famosa también por sus muros (aquellos con los que taparon las colonias pobres que daban a Cintermex, durante aquel lejano foro de economía en el 2002), ahora, en San Nicolás de los Garza, el alcalde ha decidido poner su propio muro fronterizo en sus lindes con la terrible Guadalupe.
Las colonias aseguradas de San Nicolás serán la Fidel Velázquez, Blas Chumacero, La Talaverna, Residencial Talaverna, Cipreses, Residencial Cipreses y La Fe. Son 7 kilómetros en total según la cuenta del alcalde nicolaíta. Siete kilómetros de salvación. Siete kilómetros de paz. Y del otro lado del muro... que se friegue Guadalupe tan sucia, tan rebelde, tan naca, tan violenta. Ahora resulta que San Nicolás de los Garza son los gringos de Monterrey.
Yo propongo que, si a esas vamos, construyamos todavía más muros para darle en la madre a todo el que no nos caiga o al que le tengamos tirria. En mi colonia podríamos poner un muro que vaya de la esquina de Limón y Gardenia a la esquina de Limón y Manzano y vuelta a la redonda. O un muro que aisle a toda al colonia, con sus puntos de seguridad en Pablo A. de la Garza y Magnolia y Magnolia y Ruiz Cortínez y nada más.
Muros, como sea de nada servirán. La inseguridad y la violencia, como los ilegales... siempre encuentran la manera de brincarse el muro como lograrán, con toda seguridad, cruzar ese muro nicolaíta los ladrones, nomás por sus puros guevos.

martes, febrero 12, 2008

Me gustan mucho las historias donde un héroe tiene que sobrellevar grandes penas y resurge cual ave fénix, dejando atrás la envidia, su impotencia, su dolor, etcétera. Y me gusta cuando el héroe, derrotado, humillado por los otros, etcétera, huye a su especie de templo de la soledad y vuelve por sus fueros...
Ah... la vida como lector de novelas rosas o trillers me está, sinceramente, afectando. Sólo está semana leí la historia de Nostradamus que roba objetos de científicos para ver el inicio del universo, la vida amorosa de una hotelera rural y su amor por un escritor de trillers y la novela sobre un tipo que busca la ópera secreta de Mozart... y... lamentablemente para mí, estoy emocionadísimo con la historia de la hotelera rural y su escritor de betlsellers...
Ya soy lector de betsellers... adiós a la otra Literatura.

lunes, febrero 11, 2008

Nombres de payaso

Siguiendo con esto de los payasos... qué difícil encontrar un buen nombre de payaso. No un buen nombre, de perdido un nombre digno de payaso. Pipo, con todo y lo que se pudiera pensar, creo, era un excelente nombre de payaso. Pipo, bueno, el hombre sí le apuntó. Pero revisando esta página: http://payasosdelreino.iespana.es/mexico.htm uno puede darse cuenta que la originalidad no siempre va acompañada de la risa o la risa se mata con la ausencia de originalidad.
Burbujita... ah, bien, Los chicharrines... pasan, ¿Moyete? ¿Chester? ¡Tiritas! ¡Tiloncillo por piloncillo! ¿M & Mr. Corbatrón? Vean ustedes la cara de Galletín para decididamente decidir no invitarlo nunca a una fiesta. ¿Velto? ¿Qué diablos es eso? ¿Platanito Yuyú? y si fuera ¿Platanito ayeye? O vean a Padazin Pastel o Teddy con un muñeco de ventrílocuo que bien podría aparecer en El Juego del miedo. O qué les parece ese de Gozo el Payaso????
En fin, en el nombre del payaso está el futuro... yo me llamaría, no sé, Juguetín o Trompasio o vayan ustedes a saber.

viernes, febrero 08, 2008

La literatura vista a través de los ojos de Luis García

No cabe duda que Luis García fue un excelente jugador, pero estos días he descubierto sus dotes como reseñista literario. Esta es la reseña que escribió sobre Sergio Santana, jugador del Guadalajara, pero que, omitiendo nombres, agregando otros y algunas palabritas, se convierte en una delicia de la reseña mexicana contemporánea... nomás miren. (los nombres en rojo son las únicas palabras cambiadas y entre paréntesis el cambio)
Sergio Santana (Ponga aquí el nombre de su narrador mexicano joven preferido)
Irrupción
Más allá de que hoy comandas la lista de goleadores (narradores) en donde ver a varios de tus compatriotas es motivo de orgullo sin importar que sea apenas la jornada 3 (el 2008), has logrado consolidarte de manera destacable y, sobre todo, alejado de reflectores y glamour, que son causantes de desvíos y severas confusiones. Es tal tu excelsa disposición y comprensión de lo importante que es darle prioridad a lo colectivo sobre lo individual que a tus autoridades deportivas (literarias) no les importa ni les preocupa utilizarte en posiciones (géneros) que son desconocidos para ti en el entendido de que vas a exponer todas tus aptitudes en pos de cumplir de la mejor forma. Eres de esos raros casos que el no ser especialista en ninguna demarcación no coarta ni limita tu camino, sino lo enriquece y de paso te conviertes en ejemplo para tu entorno, enseñándoles que el pensar y ayudar al de al lado tiene recompensa. Tu sobrio temperamento y amplio recorrido en este juego te han brindado los suficientes argumentos para no desestabilizarte, pues conoces que ni los buenos ni los malos momentos son eternos. Se dice fácil, pero hoy eres el puntal y referente de la institución que mejor juega al futbol (a la literatura) en nuestro país.

Nostalgia por el payaso

Hace diez años que Pipo murió. La ciudad de Monterrey se cubrió de luto. Su féretro invadió las intimidad de las casas regiomontanas gracias a la televisión y al funeral ante cámaras que canal 2 de Monterrey montó con los restos de José Marroquín. Era curioso ver a Gilberto Marcos con micrófono en mano y el ataúd del payaso junto a él mientras amigos y compañeros de televisión hacían rondas o guardias de honor. Pindoce, Globito, Tommy, Los Vips y conductores de televisión pasaron frente al cuerpo esas largas horas. Cuando la procesión salió del canal, la gente formó una valla ante el paso fúnebre de la carroza itinerante bajo el sol regiomontano y las cámaras dieron cuenta de las muestras de dolor, de afecto, de los aplausos y los gritos de: ¡que salga Pipo! ¡Que salga Pipo!, frase con la cual iniciaba su programa todas las tardes al filo de las cuatro de la tarde.
De niño, durante la década de los ochenta y parte de los noventa, era imposible huir de la imagen del payaso. Estaba presente todos los días, salía en televisión, lo contrataban para kermeses en escuelas y en las vacaciones de verano conducía un programa llamado "Supervacaciones" que alertaba sketches y caricaturas. Fue de Pipo la infancia regiomontana durante mucho tiempo. Sus desfiles de niños disfrazados de princesitas o de vaqueros, su clásico pipi, los concursos de canciones y bailables del "Paletón Corona" y por supuesto, las famosas "Aventuritas" son parte de cierto código infantil de los niños perdidos de los ochenta.
Durante un tiempo, cuando canal Dos de Monterrey tenía una presencia incuestionable en Monterrey, al tiempo que lo tenía Televisa sobre todo México, la imagen del payaso representó lo in y lo out. Era in ir a su programa, salir en televisión, comentar las aventuritas, era out no saber quién era Pipo, siempre acompañado del infaltable patiño del Profesor Pilocho a quien fue el primero a quien se le dio gas cuando los noventas llegaron con esa carga de irreverencia y los inicios de la cultura pop, cuando los payasos en televisión (al menos la regiomontana) empezaron a ser parte del pasado.
La muerte le llegó muy bien a Pipo. Cuando se es personaje público, la muerte impulsa, opaca o esconde la fugacidad de las carreras de la gente que sale en televisión y a Pipo, la muerte le vino bien con una infancia que empezaba a dar los visos de la infancia abierta, irreverente, sobreexpuesta a la cultura de la imagen y que, por supuesto, ya no veía en Pipo a aquel adorable payaso de otras generaciones sino a casi una cosa rara, un esperpento.
Pipo fue de Monterrey nada más. Pipo fue de una época nada más. Sin embargo, la nostalgia por el payaso que se ha puesto de moda, nuevamente, en canal dos, habla no sólo de la nostalgia del canal por un personaje, sino de la nostalgia del canal por sí mismo. Hoy, con el empuje de Multimedios Televisión, con la aparición de TV Azteca Noreste, con la intrincada ruleta y diversidad de opciones de entretenimiento en cablevisión, la usura y el dominio de los juegos de video caseros, sin contar con el acceso casi gratuito de películas piratas y dvds han hecho que la televisión regiomontana sea casi un territorio de nadie. El canal busca sus raíces cuando afuera hay tormenta.
Pipo le produce nostalgia a la gente que observa el especial de televisión que realizó hace días Televisa Monterrey, porque Pipo representa ese statu quo de lo que ya no fue. Ese Monterrey de los ochenta donde las cosas tenían y pesaban por su nombre. Ese ¡que salga Pipo, que salga Pipo, para que todos empecemos a reír! es en realidad una ronquera impresionante por la vejez, por todo lo indefinible que es el inicio del siglo XXI en Monterrey: con rostro nuevo, con los mismos siempre políticos oportunistas, aunque ahora sean del PAN (qué nostalgia esa también, no, de ver ganar al PAN en Monterrey y pensar que la ciudad cambiaria) y la violencia instalada en los hogares, (que nostalgia esa de pensar que "los malitos" sólo estaba en el D.F.) en las asesinas que ahora invaden la intimidad de las casas como antes lo hacía el payaso de pelos naranjas y zapatos muy grandes...

jueves, febrero 07, 2008

Uomo, manicure y pedicure para hombres acaba de hacer una atenta invitación para que visite sus instalaciones como cliente. No es una visita de cortesía, no, no lo vayan ustedes a creer, sino que me pasarán el ticket una vez que me hayan dejado como leonardo di caprio (al menos en el pelo) o como algún galancete de televisión como Leonardo García o Eduardo Santamarina (insisto, al menos en el pelo). Uomo, manicure y pedicure para hombres, dice ser una peluquería exclusiva para hombres, sí, el sitio que necesitábamos para hablar de las viejas y emborracharnos al menos con el olor del pelo recién cortado. Uomo es un lugar donde el cuidado y la comodidad de nuestros clientes es nuestra misión.... como en todas partes, no??
El publimail... una vez que caes en sus listas de correos, es la muerte.

miércoles, febrero 06, 2008

Un tipo que envidio.

Si hay un programa de televisión que me encanta y literalmente me hace agua la boca es uno que pasan en Home&Healt y que se llama Comidas exóticas. En él, un chef pelón, gordito, bonachón, recorre el mundo engullendo las comidas típicas de cada país y no sólo las típicas, sino las que incluso exceden del gusto de las naturales de aquellas tierras.
Mi favorito en repugnancia es uno que comió en Marruecos, en una de las montañas. Había comprado un cuarto de carne casi echada a perder (que allá es como un manjar) y la había cocido con huevo y especias. Dios, aquella carne tenía un color rojizo y verdoso. Sólo imaginen en qué éstado se encontraba. Apenas le dio una mordida el tipo se puso de todos los colores y dijo: Esto es fuerte... oh, sí, esto es fuerte.
En cambio, un plato que le envidié y oh, han sido muchos, fue un guisado hecho a base de hojas de té y carnero, con flores y con un tazón de abejas caramelizadas que comió en una isla de Taiwan. Se veían simplemente deliciosos.
El tipo ha comido mapache y zorrillo en el Mississippi, tortas de anguila en Filipinas, los típicos gusanos del maguey y rata en Corea del Sur. Ha probado langostas que exceden mi imaginación y frutas que, él mismo lo dice, huelen a echado a perder. Ostras, intestinos de puerco, ojos de búfalo, más de ochenta especies de aves y otro tanto de pescados y seres rupestres han pasado por los dientes de este hombre que, sinceramente, admiro.
Lo que más disfruto es cuando llega a las parrillas en los mercados y calles de ciudades perdidas. Casi se siente el olor de aquellos cortes que uno nunca sabe de qué pueden ser. Por eso, cuando voy al Mcdónalds no sé si sentir tristeza o alivio. Al menos esa carne nos la venden como de res.
Últimamente me he encontrado en varios blogs, opiniónes que defienden la "buena poesía" del manejo que hacen de esta diversos grupúsculos culturales. También he encontrado blogs y opiniones que defienden la buena narrativa de los grupúsculos culturales. Voces se erigen para defender el arte. Eso me parece bien, porque el arte siempre encuentra quien lo defienda en todos las épocas y todos los días. Sólo me pregunto ¿de cuándo acá la buena poesía o la buena narrativa necesita de Quijotes que salgan en defensa de ellos? ¿No son más bien estos blogs y opiniones, visiones que nacen de una casa de espejos, donde no se critica la esencia sino lo que se proyecta en una confusión de repeticiones de lo mismo?
Pero luego asisto a lecturas de poesía y descubro lo que se critica y me diho, ok... a esto se refieren. Ayer fui a una lectura de poesía y escuché un muy buen poema (lo que yo entiendo como poema que para cada quien es algo distinto). Vamos, en resto de los poetas pasaron de noche, pero esta chica leyó yo creo, unos muy buenos poemas, pero su actitud mataba al poema. Se cubría la cabeza con una gorra, engolaba la voz dándole un tono cantadito, apretaba los labios para que le saliera cierto argentinismo, hacía la voz de niña chiflada... en fin. Muy bueno poema y muy mala actitud.
Pero luego me dije, ya estoy haciendo justo lo que critico. Además, he descubierto que cuando se trata de discutir poesía no se trata de discutir en realidad, sino de tener la última palabra. Yo no quiero quitarles ese placer a los críticos. No, no, ni me pasa por la cabeza. Sólo me parece curioso que algo tan subjetivo como es la poesía, tenga tantos defensores y detractores. Es como aquella visión de dos hombres en el desierto ante un elefante. Es una gran víbora con patas, decía uno. El otro respondió: es un ángel.
Así justo pasa con la poesía y la narrativa. Una vez que se eliminan detalles técnicos, siempre necesarios de corregir, todo lo demás cae en el amplio terreno de la figuración. Y la figuración, necesita anclas y vaya uno a saber en qué parte de nuestra infancia podrida o de nuestras lecturas sublimes están esas anclas.

domingo, febrero 03, 2008

Yo soy el pequeño Edgar

De niño, incluso de adolescente y un poco más de adulto, fui fan de las telenovelas. Nada se comparaba en cuanto al ocio, a esa hora u hora y media cuando me sentaba a mirar aquellos dramas, aquellas historias casi esperpénticas y con aquellos personajes cuasi ridículos que pasaban de la tristeza al amor y de la venganza a la muerte en cuestión de capítulos. Y si bien, fui fan de muchas de aquellas historias, con el paso del tiempo me dejaron esa sensación que da cuando lees un libro y dices, ok, ya lo leí, me gustó, pero ahora, a ver qué sigue.
Sin embargo, de todas aquellas novelas, sólo una ha permanecido como la gran novela, la que me hace querer grabarla, escuchar el compás de su música incidental, los diálogos, los momentos de tensión, etcétera. Esa novela es Cuna de lobos. José Carlos, Leonora, Bertha, el inspector, Alejandro Larios y por supuesto, doña Catalina Creel han sido los personajes mejor delineados que he encontrado en las comedias. La música, wow, el manejo de la tensión, wow, las anagnórisis, wow, la composición dramática de los personajes, wow, esa delicia de los ochenta en los vestidos, las calles, los autos, wow.
La historia, muchos la saben. Alejandro Larios enamora a Leonora, una chica de clase media que vio cómo murió el padre de Alejandro. La enamora porque Vilma, la mujer de Alejandro, es estéril y Alejandro necesita un hijo para poder cobrar la herencia dejada por su padre. Después de un rápido noviazgo, Alejandro finge una boda con Leonora y le roba el hijo a ésta gracias al ardid de un médico. A partir de entonces, Leonora buscará con desesperación a su hijo, Edgar, y en su búsqueda por justicia se encontrará y enamorará de José Carlos, el hermano de Alejandro e hijastro de la líder de la madriguera: doña Catalina Creel, quien asesinó a su esposo para dejarle el camino libre a Alejandro y en el inter asesina a todo aquel que se oponga a sus planes.
En el capítulo que vi hoy, Leonora finalmente le cuenta todo a José Carlos y éste sale disparado para enfretar a Alejandro. El capítulo termina con un jalón de camisa por parte de José Carlos (Gonzalo Vega) hacia Alejandro (Alejandro Camacho) cuando el primero le dice: Dime si tú eres el canalla, dime si es cierto que Leonara y tú son el padre de Edgar...
Sencillamente, fabuloso. Y ahora viene lo mejor de la historia... porque el círculo se empieza a acortar y porque bueno, doña Catalina empieza a sentir el peso de la justicia o de la verdad ya muy cerca de ellos.
Todavía recuerdo las noticias de un ciudad o un país paralizado cuando se transmitió el final de la novela allá por los ochentas. Y el cierre que no recuerdo que tuviera otra telenovela, cuando al final, Edgar, (a quien le cambian el nombre para que no queda recuerdo alguno del pasado tenebroso), encuentra, jugando, un parche de doña Catalina Creel. Un primito o amiguito le dice: mira ese parche, Alfonso (creo que así es como le ponen) y el niño que en todo momento está de espaldas a la cámara, voltea sorpresivamente con el parche en el ojo y dice: no soy Alfonso, yo soy, el pequeño Edgar....
Deberían de sacar una segunda parte de Cuna de Lobos... de cómo el nieto recupera la maldad de la abuela y cómo un viejo Gonzalo Vega y una vieja Diana Bracho pelean por dejar atrás su pasado.