Tal vez uno nunca termina de aprender de sus errores. Acabo de cometer uno que me dije no iba a ocurrir más y helo aquí, de nuevo lo he hecho. No quiero castigarme de más, pero sí anotar que lo he vuelto a hacer, minar la seguridad de alguien con mi desdén. Y es que, al mismo tiempo, no estaba en modo de hacer lo que se me sugería. Ha sido un día largo y me encuentro entre enfermo y fastidiado, pero aún así lo he hecho. Hace mucho tiempo, cuando recién empezaba en esto de la vida, un compañero de un taller llevó un cuento del que rescato, pasados tantos años, la frase de "uno cree saltar la piedra que pateó solo para darse cuenta que va a patear otra más grande", o "uno se topa con la misma piedra, pero más grande". Esa era la frase. A veces me pregunto, cuándo empezaré a ser un adulto de verdad. Que sabe lo que quiere, que lo exige, que se muestra como desea, que se enfrenta a las cosas, que es gentil, etcétera, etcétera. Dice I que es una mentira, producto de nuestra educación evangélica. Pero hay evangélicos que son unas calañas de personas. En fin, que lo he vuelto a hacer. Tal vez me estoy castigando demasiado. Esa podría ser una frase para una playera: "Tal vez me castigo demasiado". Se vendería mucho, pero eso sí, requiere de, quien la use, mucho sentido crítico.
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