martes, mayo 13, 2025

Después de muchos días, el sábado me volvió a dar un ataque de ansiedad. Después de que mis hermanas y hermanos se fueron y volví también a la casa, me empecé a sentir triste, aislado. Me recosté en la cama. Ya había caído la noche y me quedé mirando el techo de lámina. Y entonces pensé en ti. Y ese pensar en ti se me empezó a hundir en el pecho como una lava fría. Y pensé en la vida que ya no tendré a tu lado y después pensé en la vida que tampoco ya no tendré en mi vieja casa. Y recordé a la terapeuta, cuando le decía: pero es que ya quiero estar bien con ella, ya quiero poder abrazar todo lo que me ofrece, pero no puede. Y entonces me dijo: es que estás a la mitad del camino. Y quien está a la mitad del camino sólo tiene eso: la esperanza de llegar, pero también la decisión de a) no querer volver atrás y b) querer dejar la puerta abierta para dejar lo de antes no como una huida, sino como una decisión. Pero estás en medio. Pero el sábado, de pronto, me di cuenta que estaba (estoy), justo en esa parte donde el mar no termina, donde el desierto no ofrece más que dunas. He dejado mi punto de referencia en el pasado y, a donde iba, a ese sitio al que iba contigo, desapareció, como un espejismo que te invita sólo a moverte de donde no hay más agua. Empecé a sentir la típica opresión en el pecho que antecede a la ansiedad y la angustia. Repasé nuestros momentos juntos, las discusiones, los en realidad momentos bellos que tuvimos y la ansiedad me atrapó con sus fauces salivosas, pero antes de empezar a victimizarme, recordé que fue una decisión que también yo tomé: la de irme. Y me puse en pie. Y empecé a trabajar en darle orden a todos mis papeles, que no son pocos. Y aparecieron cartas, documentos, contratos, recuerdos, que me reforzaron que aunque soy el de los últimos seis meses, no sólo soy ese. ¡He sido tantos más! En fin. Venimos a aprender y a gozar los pocos momentos cuando nos encontramos al fin con los otros. Y yo te encontré. Y me encontré en ti. Y luego nos fuimos. El chiste es saber qué hacer con esos recuerdos. No para mal. Sino para bien. Para el futuro. Una versión de ese otro que hemos sido. Que debe sumar al que viene.

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