sábado, julio 07, 2007

A propósito del post anterior, recuerdo que alguien me dijo que el optimismo es un rasgo de debilidad. Me dicen que, lo de hoy, es hablar del fin del mundo, de las corrupción de las cosas, del siempre nuevo ostracismo de la bondad. Me dicen que lo de hoy, es rasgarse las vestiduras y palpar en el aire la llegada de los cuatro jinetes del apocalipsis y contemplar cómo el hombre se destruye, como la hipocrecía no cambia y no sé qué más desgracias cotidianas. Ser pesimista es lo de hoy, es lo in, lo que nunca pasará de moda. Yo escucho eso con cierta solemnidad. Y no sé porqué, pienso entonces en los poetas parnasianos. Qué buenos eran los poetas parnasianos. Deberíamos de leerlos un poco más, a menudo.

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