miércoles, mayo 28, 2008

Pocas cosas le quedan por hacer a George Bush ahora que se acercan las elecciones para presidente de los Estados Unidos de América. Los medios de comunicación hacen papilla las intenciones presidenciables de Clinton y pronostican que Obama no ganará ante la marcada indiferencia de la presidencia Bush.
Bush ha pasado a la historia. Tal vez no de la forma como él hubiera querido, pero terminó por convertirse y se convertirá más adelante en uno de esos presidentes de los Estados Unidos que se vuelven representativos de su cultura.
Deja en sus ocho años al frente de la nación más poderosa del mundo, un reguero de sangre en Irak y Afganistán. Deja miles de millones de dólares de ganancias a sus allegados y ganancias que de tan absurdas se vuelven casi fantásticas.
Sin duda, Bush, cambió el destino de la humanidad, alteró la vida de miles de personas. Su etapa será conocida, en el futuro, como la etapa de la vergüenza. Pero Bush no sabe o quiere no saber de eso. Ahora ya contempla las aguas quietas del retiro, mientras mira a los contendientes nuevos, gastar energia en la derrota.