Ayer salí tarde de la editorial y abordé el metro. En el andén, apretados en el pequeño pasillo de la estación, una pareja joven, no más de 17 años, se encontró con un par de chicas de la misma edad. Se abrazaron y saludaron efusivamente.
-¿De dónde vienen?
-De San Ildefonso, de ver la muestra.
-Está fabulosa, ¿verdad?
-es sumamente recomendable.
Y una tercera chica asintió e insistió.
-es sumamente recomendable.
El arte, qué caray.
Qué hermoso y simplemente hermoso cuando se ve en lo íntimo y se disfruta en silencio y no se usa como propaganda personal, política o mafiosa.