Se vuelve de suma importancia, a veces, mientras empacas o piensas en la nueva casa, la otra vida, saber en qué casa se ira a quedar uno definitivamente. Si viajes, ciudades, casas negras o rojas o casas de dos pisos con balcón y estacionamiento pequeño, si casas con piso de madera o alfombra negra no iran disminuyéndonos lentamente, haciéndonos polvo. Una casa para vivir toda la vida. Una misma casa para morir. ¿Cuál es esa casa donde dejaremos de ser? ¿Cuántas casas más tendremos en esta u otras ciudades? Intuyo que la vida aún guarda muchas casas para nosotros y la casa de nuestra muerte tal vez sea la mas insospechada.