martes, junio 21, 2005

Bután

—Quiero conocer Bután —dijo Elena apenas cerró el libro.
—¿Bután? ¿Eso que es? —le respondió Carmen mientras terminaba de darle al vuelta a los canales de televisión.
—Es un país de Asia. Está a más de 4,000 metros de altura.
—Uy, eso está muy alto.
—Sí. Muy muy alto. Mira.
Elena extendió un libro donde se veían unas cordilleras nevadas y gente embozada en gruesas mantas y bufandas que a Carmen se le antojaron calientes. Pasaron otras fotografías donde se veía una explanada de losas blancas y limpias y filas de monjes budistas con sus cabezas a rape y los bordones anaranjados de sus túnicas.
—Ya va a ser hora de la novela —le dijo Carmen a Elena y esta cerró el libro.
—Un día voy a ir a Bután.
—Ajá —le respondió Carmen—. Anda, ya cambiale.
Elena se puso en pie y miró por la ventana. En la calle no había nadie. Decidió salir y comenzó a caminar. Bután quedaba muy lejos. Con que llegue a Ruiz Cortínes la hago, se dijo Elena mientras caminaba. Nunca antes había caminado sola hasta allá.