sábado, abril 01, 2006

In memoriam

—Se murió Salvador Elizondo —me dicen.
—También Stanislaw Lem.
—Cada día los mejores se nos van.
—Y quedamos nosotros... chale, ya me deprimí.
—Son zapatos muy grandes para llenar, zapatos que se tardan en llenar, treinta, cuarenta años.
—Quién sabe si nos alcance la vida para tanto.
—Quién sabe si tendremos zapatos mañana.

Salvador Elizondo acaba de irse, pero por su escritura, es decir por la sutil grafia de un gran espíritu fino por bien afilado, permanece y perdurará. Y gracias a esa escritura, el espíritu de Salvador Elizondo está y estará contemplado y pensando y mentalmente escribiendo el mundo desde su mirador: su veranda, y desde sus páginas y para nuestra agradecida lectura.

José de la Colina, extracto del texto leído por el autor en el homenaje
de cuerpo presente que se le rindió a Salvador Elizondo en el Palacio
de Bellas Artes.
Yo lo siento con mucha claridad: cada vez sé mejor que cada vez ignoro más.
Stanislaw Lem