De Comics
En la estación del Metro San Cosme hay una tienda de comics. El surtido es bastante pobre, pero aún así algunos despistados entran a ver los títulos. Lo atienden dos chicos que, las dos veces que he entrado, hablan sobre Superman o Los caballeros del Zodiaco. Siempre te preguntan que estás buscando y cuando les dices que sólo estás viendo casi se burlan de ti por lo neófito que eres esos asuntos, en cambio ellos. (Me recuerdan a ciertos críticos literarios jóvenes). Hoy entré porque estaba buscando un número final de una serie bastante escueta de Robotech y sí, ahí estaba. Iba a comprar cuando uno de los chicos, con aire de quien se cree el dueño del mundo, increpó a un vendedor por hojear una revista. Ey, le dijo, no se puede hojear las revistas y mochilero, tampoco se puede entrar con mochilas. Y luego, sardónicamente, volvió a ver al otro despachador y le dijo: es que soy un desconfiado, toda mi vida he sido un desconfiado, por eso no tengo ninguna relación sólida. En ese momento dejé mi revista en el estante y preferí salir. No me gusta la gente desconfiada. Simplemente no puedo con ella. Y pensé que tal vez, así como dejé el Dark Orbit para siempre, tal vez también deje las revistas y los comics.
De autores famosos
No sé porqué, me llegó un correo de un escritor que no conozco, informándome que había salido publicado en El País. El mensaje era bastante cálido y la nota no era otra cosa más que un listado de las todas las cosas buenas literarias que le habían pasado en el último año, encuentros, libros, traducciones, antologías y claro, haber salido publicado tres veces en El País. Quise escribirle, decirle que aunque no lo conocía le deseaba lo mejor. Pero no lo hice. Pero qué cosas cuando te llegan correos como éstos. Lo mismo me pasa a veces cuando me invitan a visitar blogs y metroflogs y Hi5. Me quedo como ante el abismo de conocer algo nuevo y tecleo simplemente el Delete.
De Marlen y Alicia
Muy padre poder platicar el lunes pasado. Lo disfruté mucho.