martes, junio 27, 2006

En la búsqueda de la poesia normal/ Entrevista con Lorena Saucedo

“Mi poesía es bastante convencional. A través de la poesía hablo de las cosas que me cuesta trabajo vivir, recordar, que por algún motivo representan una dificultad emocional o circunstancial. De repente siento que toca temas tristes. Mi poesía a veces, también es bastante recreativa. Hay algunas ideas donde intento ironizar o llevarlas a un tema lúdico.”

Lorena Saucedo es una más de las becarias de poesía en la tercera generación de la FLM, pero, como ella dice: “ninguno es más aquí”. Originaria de la ciudad de México, también es una más de las bloggers que inundan con reflexiones, poemas, crónicas de la vida diaria y dudas, las páginas libres de la blogósfera, ese mar nuevo, conquistado y explorado a diario por escritores de muchas partes del mundo.
Lorena usa lentes, tiene el cabello lacio y castaño. Hay en su mirada una forma de indagar en las cosas, como traer una pregunta siempre en los ojos. Su cubículo dentro de la Fundación se encuentra en la zona que los becarios han llamado “La Taquería”. Se encuentra junto al de Miajil Lamas y de Humberto Macedo y es común encontrarla a veces sola en la noche, trabajando frente a su computadora. Le gustan las películas de ciencia ficción y dice que le gustaría ser como la teniente Ripley aunque asegura, ella no es así. “Soy de las menos sociables pero me la paso bien.”
Para Lorena, igual que para muchos otros becarios, fue difícil adaptarse a la FLM. “La Fundación cambió mi vida”, dice, “dejé mi anterior trabajo, me cambié de casa, conocí gente nueva, me ha ido bien y mal, más bien que mal. En términos de escritura, acabo de hacer el comentario con mis compañeros hace poco, siento que, lo que he escrito estos meses no lo habría hecho sin tener que ir a la tutoría, no sólo por tiempo, sino por la revelación. Yo jamás había ido a un taller de poesía. Nunca había escuchado un poema mío leído por otra persona, tampoco nunca había oído críticas.” Y sobrevivió a las críticas, que, por otro lado, Lorena dice que a una crítica no hay que sobrevivir, sólo aceptarla.
En sus poemas se cuela siempre una sensación triste así como mitos sobre Pandora, una revelación también sobre lo cotidiano. Esto tiene que ver, sobre todo, con la búsqueda personal de Lorena en su poesía. Tiene que ver con algo que ella llama la poesía normal, insertar dentro del elemento poético frases captadas al aire, introducir en el elemento poético esa oralidad del día a día, esa forma como nos damos a conocer a los demás.
La poesía normal es buscar en las frases de la gente la poesía que lleva. Dice: “La idea, las frases o las palabras que lleva la gente encierra mucha poesía, sólo hay que saber escucharla. Meterla en un poema la sitúa, permite que la poesía que contiene, realmente se muestre. Eso pasa con los lugares comunes, me interesan los lugares comunes del pensamiento y del habla. Pero para hacer poesía de los lugares comunes tienes que desmantelarlas un poco. A eso me refiero con la poesía normal, el desmantelamiento de lo que pasa desapercibido por cotidiano.”

Una Pandora poética

La mitología griega dice que a Pandora se le otorgó una caja y al abrirla, salieron al mundo todas las pestes que padece la humanidad. El mito es uno de los favoritos de Lorena Suacedo. Lo utiliza en algunos de sus poemas. “Es un mito que me fascina porque, como todos los mitos, tiene esta capacidad de sintetizar, de, en un pliegue de historia bastante corto, contar mucho. Pandora resguarda la caja donde están contenidos los males del mundo y queda culpable para la posteridad por haber abierto la caja de la imaginación.” ¿Y qué hay en la caja de Pandora de Lorena, como poeta? “Mi poesía es bastante convencional. A través de la poesía hablo de cosas que me cuesta trabajo vivir, recordar, que por algún motivo representan una dificultad: emocional o circunstancial. De repente siento que toca temas tristes. Mi poesía a veces, también es bastante recreativa. Hay algunas ideas donde intento ironizar o llevarlas a un tema lúdico.” Lorena dice que no se siente culpable por abrir la caja de Pandora, su caja poética de Pandora. “Me imagino abriendo esa caja y disfrutarlo”. Y Lorena abre su caja de Pandora al decir: “A ella le gustan tanto los aviones y las galletas, así de simple”. Para Lorena su poesía es muy denotativa, con pocos giros retóricos. Intenta, por volver al tema de la poesía normal, andar ahí por la calle, escuchar a la gente y llevarse un poco de eso a casa, igual que una pandora que recoge del día a día, esas palabras que dejó escapar antes.

Poeta y blogger

“Mi padre era un lector de poesía, hasta donde sé no ha escrito nada. Nos martirizaba las tardes recitando a Lorca, a Borges, a Asunción Silva, pero recuerdo también placer al escucharlo. Muchas cosas te pueden acercar a la palabra, escuchar una rola que de repente está diciendo cosas por ti, cuando ves la tele, cuando escuchas pláticas de extraños, sientes un poco de atracción hacia lo que las palabras dicen y sugieren”, explica Lorena cuando le pregunto cómo fue que llegó la poesía a ella. A partir de entonces ha sido una búsqueda constante de lo que es la poesía. Lorena se divierte al escribir pero, dice, cuando hay un momento de revelación, cuando accedes a un misterio al que no podría entrar la ciencia, cuando se tiene una revelación sutil de una verdad, es cuando obtiene la mejor de las gratificaciones como poeta, es cuando se siente más poeta, lo mismo que, cuando lee algunos de sus textos y le siguen divertiendo.
Lorena muestra poesía y otra no la muestra, me dice. Para ella hay una diferencia de forma y canal. La poesía que muestra tiene forma versificada y se imprime. La que no. La sube a su blog.
Empezó con su blog hace tiempo, gracias a la insistencia de otro bloger. Para ella ha sido como una vía doble de aprendizaje: escribir en el blog y escribir poesía. Una rara combinación para crear pero que a ella le ha dado satisfacciones.
¿Se cerraría un círculo cuando tu padre lea tus poemas en casa, como hacía hace tiempo con otros poetas?, le pregunto y ella nada más sonríe. Me encantaría, dice. Yo estoy seguro que un día su padre leerá sus poemas en casa. Lo merece. Como todos merecemos un día encontrar esa palabra que salió de nuestra caja de Pandora y retornarla al redil, a la oración, al cuento, al ensayo o la novela que todos estamos destinados a escribir algún día.

Lorena en frases

“Mi poesía intenta algo, intenta ser una poesía escrita por una mujer, pero que a al vez no se detenga sólo en esos temas como la intimidad, el tedio doméstico, la lucha de sexos.”

“En los momentos que la siento, que la palabra me gusta, me la pruebo y siento que se me ve bien, es cuando me divierto.”

“Cuando llegué y vi a mis compañeros ahí fue mi sorpresa, con gente que ya tenía libros, premios, una voz sólida. Y entonces me cayó el veinte de que algo asociado a la buena suerte me había ocurrido.”

“Me encantaría identificarme con la teniente Ripley.”

“La parte más intensa de escribir poesía es el divertimento, es el entendimiento, cuando escribes algo y sientes que eso que escribiste te ha permitido entrar a un misterio, eso es muy motivante.”

“No sé si mi poesía es experimental. Sí creo que la poesía evoluciona pero siempre evoluciona y sigue siendo poesía. Los experimentos tienen que hacerse.”


Poemas

tanto tanto

a ella le gustan los aviones y las galletas,
así de simple.
Pero sus miedos son estambres salvajes,
Se propagan más allá de la hoja de papel,
A veces invaden el techo.

hay días que sólo le está permitido
ver el desperdicio del paisaje:
centavos, sombras sueltas, lodo y tropiezos.

mientras en su carne el presente se abre paso,
observa los espacios en blanco de su deseo
(tomar los centavos, no las sombras).
son ruinas las manos que nada rompen, piensa.
sigue caminando, se detiene, imagina
que el aparador que la refleja estalla
y ella obtiene el don de los gritos.

nadie cruzará la calle en su lugar,
lo sabe y cruza y se arrepiente
de imaginar una mesa de té,
la loza impecable, una silla vacía
(todo perfecto para ser nadie).
sabe que así se llega tarde
y sobras taches en el calendario.
sabe que nada quedará
después de haberle dado
tanto tanto
a su propia ausencia.


Fotos de familia (papá)

1.
tengo seis años.
mi papá dice que me enseñará a nadar
y con su mano hunde mi cabeza
en el agua.

lo único que aprendo ese día
es cuánto pesa la mano
de mi papá.
2.
nos detenemos en una gasolinera
a mitad del desierto;
aún faltan cinco horas de viaje.

mi papá compra un casete de credence,
lo escuchamos.
nunca volvimos a estar tan juntos
como esa vez.

3.
mi papá ve la televisión,
están jugando los azulejos de toronto.
me siento junto a él.

quiero que juegue conmigo a la casita.
él prefiere explicarme las reglas
del béisbol.

4.
vamos los cinco a bordo del coche,
mi papá conduce.

otro conductor se le cierra y nos rebasa.
mi papá le grita: ¡boniato!

siempre nos cuesta trabajo entender
a papá.

5.
mi papá diseña una computadora
y la llama zenac 83.

yo juego al lado con un mono de peluche
al que llamo miguelín.

han pasado más de veinte años
y esos nombres aún guardan
toda su distancia.

6.
alguien dice: sonrían para la foto.

siempre que mi papá sonríe,
los demonios de la felicidad
poseen mi cuerpo.