viernes, junio 16, 2006

Jardinería

Compré dos papas. Nunca las utilicé. Se quedaron encima de la tabla para cortar verduras, la tabla encima del refrigerador. Día a día el sol y el agua que caía del fregadero las inseminaron. Unos retoños verdes, como púas, les salieron, desafiantes, como caparazones verdes de otra cosa, de más papas. Hoy, cuidadosamente, las metí en una maceta. La mitad al aire. La otra al cobijo de la tierra. Son mis papas y están creciendo. Las miro con aire de padre. Al rato inundarán la casa, al rato, seguro estoy, tendré una sembradío de papas que se alargaran felices y gordas en mi sala.