jueves, julio 13, 2006

II Encuentro Voces Convergentes en la Silla.

(post repleto de nombres)
La lluvia inundó el patio central del Museo de Historia Metropolitano. Los ponentes del encuentro, huyendo del remojón, se subieron a las bancas, en las escaleras, en el estrado donde momentos antes Fadanelli decía que, para él, un hombre pendejo era aquel que pensaba que sabía de todo. Cayó el aguacero. Ismael, Liliana Blum, Glafira, Vicente Rodriguez, Espartaco y más huían del centro de agua donde las letras y la suciedad del piso parecían atragantarse, ocuparse a sus anchas de las baldosas.
Fue el segundo encuentro de escritores jóvenes del Norte, Voces Convergentes en la Silla. Se habló sobre la cultura pop. En la mesa de literatura gay Carlos Velazquez insultó, sedució y amenizó al público. En la mesa de mass media, Sara Uribe compartió una excelente ponencia sobre la realidad y sobre una visión de los medios dentro de la literatura. Luis Jorge Boone, poeta de Monclova, leyó un poema sobre un hombre que es enterrado con una corbata y Daniel Espartaco leyó un fragmento de un cuento medio sovieticón.
De un lado y de otro andaban los organizadores, Oscar David y Gabriela Torres. En una mesa había bocadillos y libros que todos tomábamos junto a una mesa de registro donde la gente de Conarte vigilaba el evento. Mario Cantú andaba de moderador del evento, siempre en traje, con una corbata larga. Da Jandra, el escritor que inauguró el evento, dijo que si los jóvenes no podíamos nutrirnos de la tradición, iba a ser imposible convertirnos en escritores.
Y todo eso se terminaba con un aguacero incontenible. Una lluvia que inundó el patio central del Museo y nos obligó a huir bajo la lluvia a la seguridad del hotel. Allá nos vimos todos de nuevo. Y de allí nos fuimos a la cena.