domingo, julio 30, 2006

La nota del periódico es breve. Un indigente mató a golpes a un doctor para quitarle una botella de vino. La familia salió a buscar al asesino pero no dieron con él. El indigente vio el alcohol y los ojos le brillaron. Es fácil imaginarse qué pasó después. El doctor, que ya tenía días de juerga, no quiso entregar el amado botín. De la negativa pasaron a los forcejeos. De los forcejeos a los golpes. Al final el doctor murió. Quiero encontrar aquí una imagen de algo, alguna verdad oculta pero sólo encuentro la imagen del indigente que huye con la botella en mano mientras otro hombre yace en la banqueta. Hay una belleza perturbadora en eso.