Carlos tomó el balón con ambas manos, lo giró un poco y volvió a colocarlo sobre el manchón penal. Atrás de él unas sonrisas cómplices lo saludaron. Miró bien al portero. Era alto y un vaivén de coraje bailaba en sus ojos mientras el árbitro se encaminaba a su lugar en las bordes de la meta. Carlos volvió el rostro y buscó a Mario. Lo encontró sonriente. Los raspones brillaban en su rodilla a causa de la barrida donde le habían quitado la pelota. Carlos había estado muy cerca de la jugada y vio cómo el balón, peleado entre dos pies salió lejos de su trayectoria inicial. Luego Carlos comenzó a gritar y se llevó ambas manos a la rodilla donde ahora había sangre. El árbitro no tardó en marcar penalti y cuando iniciaba la cámara húngara Carlos fue por el balón y lo colocó en el manchón. El portero fue y le dijo, tú sabes que no es penal pero Carlos lo ignoró. Ahora estaban ya solamente los dos y el balón de por medio. Cuando el árbitro sonó su silbato Carlos dio cuatro pasos cortos al frente y golpeó el balón con fuerza. La pelota se elevó, formó una comba, el portero dio un salto que apenas si arañó el aire y luego cayó pesadamente sobre tierra pero el balón se había ido lejos, hasta las otras canchas. Escuchó detrás de él los lamentos del equipo y luego Mario cuando pasó frente a él lo encontró molesto. Los gritos llegaban de las otras canchas cuando Carlos fue con el portero, lo ayudó a levantarse y le dijo: ya sabía que no era penal.
Antonio. Me sobrevivo en vela, mereciendo que al corazón me apunten al matarme. Bonifaz Nuño
martes, febrero 08, 2005
Acto de justicia
Carlos tomó el balón con ambas manos, lo giró un poco y volvió a colocarlo sobre el manchón penal. Atrás de él unas sonrisas cómplices lo saludaron. Miró bien al portero. Era alto y un vaivén de coraje bailaba en sus ojos mientras el árbitro se encaminaba a su lugar en las bordes de la meta. Carlos volvió el rostro y buscó a Mario. Lo encontró sonriente. Los raspones brillaban en su rodilla a causa de la barrida donde le habían quitado la pelota. Carlos había estado muy cerca de la jugada y vio cómo el balón, peleado entre dos pies salió lejos de su trayectoria inicial. Luego Carlos comenzó a gritar y se llevó ambas manos a la rodilla donde ahora había sangre. El árbitro no tardó en marcar penalti y cuando iniciaba la cámara húngara Carlos fue por el balón y lo colocó en el manchón. El portero fue y le dijo, tú sabes que no es penal pero Carlos lo ignoró. Ahora estaban ya solamente los dos y el balón de por medio. Cuando el árbitro sonó su silbato Carlos dio cuatro pasos cortos al frente y golpeó el balón con fuerza. La pelota se elevó, formó una comba, el portero dio un salto que apenas si arañó el aire y luego cayó pesadamente sobre tierra pero el balón se había ido lejos, hasta las otras canchas. Escuchó detrás de él los lamentos del equipo y luego Mario cuando pasó frente a él lo encontró molesto. Los gritos llegaban de las otras canchas cuando Carlos fue con el portero, lo ayudó a levantarse y le dijo: ya sabía que no era penal.