Esos viejos creadores que ya no cambiarán el mundo; esos viejos creadores que andan de coctel en coctel, satisfechos con su curriculum, con sus palabras, su traje impecable, satisfechos de ser los mejores en un mundo que no cambiaron. Esos viejos creadores son un muñón, un apéndice, la cicatriz que se difumina en la piel, la huella que oculta las aguas, un desecho ya que poco a poco el tiempo habrá de extirpar.