Nos gustan las figuras literarias. Qué haríamos sin ellas, sin buscarles el secreto escondido entre la correspondencia epistolar de uno con el otro, ver el rastro de "la literatura", "el genio", "la inteligencia" en aquellas cartas. Hay que erigir también aniversarios luctuosos y de publicaciones. Somos a quienes adoramos en festivales. A ese pequeño fantasma nos aferramos. De alguna forma hay que legitimar lo que hacemos, como si no fuera suficientemete legítimo sólo ponerse a escribir.
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