Altanero, nervioso, chiflado, poco profesional, así es como podría resumirse la vida del delantero de los Rayados del Monterrey, el chileno Humberto Suazo, traído al equipo regiomontano en el torneo pasado y antecedido por un gran cartel como tiburón del área chica. Sin embargo, al llegar a la ciudad de Monterrey mostró sólo uno y otro y otro más de los desplantes típicos de quienes se creen ganado algo en la vida.
De mirada huidiza, de escasas palabras, el delantero chileno que costó casi cinco millones de dólares desquitó el sueldo con casi tres goles en más de 18 partidos, pero sí lo ha desquitado en cuestiones de tinta. Decenas de páginas, miles de letras se han escrito en Monterrey para hablar de este fracaso colosal. Cinco millones de dólares. Con cinco millones de dólares se podría pavimentar mucho y se podrían crear decenas de scouters y escuelas deportivas. Con cinco millones de dólares, el equipo del Monterrey podría crear toda una infraestructura deportiva en y para la ciudad de Monterrey.
El gran problema del futbol es que no baja a las masas más que como idolatría, nunca como empresa o cuestión social. ¿Que cómo vamos a tirar cinco millones de dólares en la gente, en los regiomontanos, estamos para quitarles, no para darles? Señores directivos, eso y más han tirado con bombas como el chileno Humberto Suazo. Con seguridad, en Chile, el delantero es muy querido y alabado por la afición del Colo Colo, pero no es con el pasado como se construyen leyendas.
Humberto Suazo tuvo la oportunidad de convertirse en el delantero que borrara el cada vez más gigante recuerdo de Guillermo Franco, pero decidió hacer chespiritadas, decidió comprar chiripiorcas, sentirse la víctima del grupo y que la pelota, buh, se le chispoteara. Vamos, se tomó una chiquitolina y se perdió. Ahora irá al Independiente de Avellaneda y hará goles. No lo duden. Hará goles. Da la impresión de que Suazo es de esos delanteros que siguen pensando que sólo el futbol sudamericano o europeo vale para ser grande. Qué equivocado está. Basta sólo una pelota, once contrarios y una porteria para marcas leyendas.
Pero Suazo no lo quiso hacer así: se tomó la chiquitolina, se le chispoteó la pelota, vaya tuvo una chiripiorca a mitad del partido y se acabó.
2 comentarios:
No se quien diablo eres ni quien te crees lo que si tengo claro es que no sabes ni un carajo de futbol
en el futbol no hay verdades ni certezas a ver si sigues pensando lo mismo hoy.......intelectual a tus pasteles
Amigo... para ¿qué te enojas? Tú si sabes quien soy. Por supuesto en en el futbol no hay certezas ni verdades, sólo en la ciencia. Y, tú estarás de acuerdo conmigo que el dos de enero, en plena novela Suazo-Independiente-Monterrey nadie que quisiera los colores del Monterrey, estaría de acuerdo en que Suazo se quedara en el equipo. Y tienes que admitir que el día de 2 de enero de 2008, querer que el ahora goleador se quedara, era ya una misión que pocos querían. ¿Qué bueno que cambió, no? Si yo le voy a los rayados. Pero pon tu nombre, vamos y correo electrónico, para al menos discutir bien, no?
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