domingo, febrero 03, 2008

Yo soy el pequeño Edgar

De niño, incluso de adolescente y un poco más de adulto, fui fan de las telenovelas. Nada se comparaba en cuanto al ocio, a esa hora u hora y media cuando me sentaba a mirar aquellos dramas, aquellas historias casi esperpénticas y con aquellos personajes cuasi ridículos que pasaban de la tristeza al amor y de la venganza a la muerte en cuestión de capítulos. Y si bien, fui fan de muchas de aquellas historias, con el paso del tiempo me dejaron esa sensación que da cuando lees un libro y dices, ok, ya lo leí, me gustó, pero ahora, a ver qué sigue.
Sin embargo, de todas aquellas novelas, sólo una ha permanecido como la gran novela, la que me hace querer grabarla, escuchar el compás de su música incidental, los diálogos, los momentos de tensión, etcétera. Esa novela es Cuna de lobos. José Carlos, Leonora, Bertha, el inspector, Alejandro Larios y por supuesto, doña Catalina Creel han sido los personajes mejor delineados que he encontrado en las comedias. La música, wow, el manejo de la tensión, wow, las anagnórisis, wow, la composición dramática de los personajes, wow, esa delicia de los ochenta en los vestidos, las calles, los autos, wow.
La historia, muchos la saben. Alejandro Larios enamora a Leonora, una chica de clase media que vio cómo murió el padre de Alejandro. La enamora porque Vilma, la mujer de Alejandro, es estéril y Alejandro necesita un hijo para poder cobrar la herencia dejada por su padre. Después de un rápido noviazgo, Alejandro finge una boda con Leonora y le roba el hijo a ésta gracias al ardid de un médico. A partir de entonces, Leonora buscará con desesperación a su hijo, Edgar, y en su búsqueda por justicia se encontrará y enamorará de José Carlos, el hermano de Alejandro e hijastro de la líder de la madriguera: doña Catalina Creel, quien asesinó a su esposo para dejarle el camino libre a Alejandro y en el inter asesina a todo aquel que se oponga a sus planes.
En el capítulo que vi hoy, Leonora finalmente le cuenta todo a José Carlos y éste sale disparado para enfretar a Alejandro. El capítulo termina con un jalón de camisa por parte de José Carlos (Gonzalo Vega) hacia Alejandro (Alejandro Camacho) cuando el primero le dice: Dime si tú eres el canalla, dime si es cierto que Leonara y tú son el padre de Edgar...
Sencillamente, fabuloso. Y ahora viene lo mejor de la historia... porque el círculo se empieza a acortar y porque bueno, doña Catalina empieza a sentir el peso de la justicia o de la verdad ya muy cerca de ellos.
Todavía recuerdo las noticias de un ciudad o un país paralizado cuando se transmitió el final de la novela allá por los ochentas. Y el cierre que no recuerdo que tuviera otra telenovela, cuando al final, Edgar, (a quien le cambian el nombre para que no queda recuerdo alguno del pasado tenebroso), encuentra, jugando, un parche de doña Catalina Creel. Un primito o amiguito le dice: mira ese parche, Alfonso (creo que así es como le ponen) y el niño que en todo momento está de espaldas a la cámara, voltea sorpresivamente con el parche en el ojo y dice: no soy Alfonso, yo soy, el pequeño Edgar....
Deberían de sacar una segunda parte de Cuna de Lobos... de cómo el nieto recupera la maldad de la abuela y cómo un viejo Gonzalo Vega y una vieja Diana Bracho pelean por dejar atrás su pasado.

3 comentarios:

Proyectos, Trabajos y Galería de fabiancavazos dijo...

yo no soy braulio, soy el pequeño edgar

mangelacosta dijo...

Tienes razón, la trama era excelente. Pero Carrusel tenía a María Joaquina...
También eso cuenta ¿no?

Herr Boigen dijo...

La verdad nunca la ví, estaba demasiado morro, no le podía poner atención. Recuerdo ese legendario final, y me dio miedo. Era escalofriante. Yo tmb fui fan de las tv novelas!!!
Proporcionan una agradable sensación de comodidad a media tarde