lunes, agosto 01, 2005

Todos los días atrás

Mi libro ha salido. Se llama Todos los días atrás y es el producto del trabajo de mucha gente. Va aquí el agradecimiento a Mario Cantú Toscano, el editor, por cuidarlo, formarlo y vigilar sus letras y párrafos; a la gente de Grafo Print que lo imprimió, a Felipe Garrido, Eduardo Parra, David Toscana, Gladys Miranda y la gente del New Tallar por haberlo leído amorosamente y con cuidado para corregir sus fallas que temo no todas se hayan limado. Agradezco a Porfirio Sosa la sesión de la fotografía para la portada y a todos aquellos que siempre me preguntaron por el libro en tardes defeñas o noches regiomontanas y aquí podrían caber muchos nombres.
Este libro es un compendio de textos que datan desde 1997 hasta el 2003. Al menos dos habían visto forma en revistas en Monterrey pero han cambiado en título y texto para esta edición. El resto son inéditos y los escribí en la desesperada situación económica que viví en Lomas de Plateros, en el F-3 entrada 6 depto 501. Las primera versiones salieron mientras mi gato Ajax destruía una enredadera y yo escucha la música de un vecino.
A veces, aburrido, encendía la computadora más por abulia que por deseo y los cuentos fueron saliendo. Ahí encontré a Alfredo ansioso de cambiar un billete de la suerte, a Martha y Javier, los protagonistas de Cállate, tú no eres como Anita y vislumbré los contornos de la Sierra del Negro y la Cuesta de los Tirados. Un texto más se unió al compendio y fue el de Bandidos, cuya primer versión apareció en el 2003 y fue terminado gracias a una deslumbrante y amena charla con Mónica Lara.
Los envié todos al Premio Nuevo León de literatura en el 2003 y al cabo del mes obtuvo el primer lugar con un jurado compuesto por Jesús de León, Felipe Garrido y Eduardo Parra, estos últimos después revisaron el material para su publicación. Con el premio me llevé a mis primos y hermanos a Bosque Mágico, me di el lujo de gastar mil pesos en libros y en la noche festejé con amigos y amigas en el bar La Pirámide y luego en el Antrópolis en Monterrey.
He intentado simplemente contar historias que reflejen algo de lo que significa para mi la vida. Ahora sólo puedo exponer aquí el inicio de los ocho cuentos y compartilos. Muchas gracias a los amigos por el apoyo y si desean saber más pueden escribirme a la dirección de este blog.

Los inicios...


Sierra del Negro... El borde de la carretera semejaba el filo mellado de un cuchillo. Ramón quitó el pie del acelerador y el motor del valiant 64 lanzó un soplo de alivio...

En la Bahía de Auckland... Alfredo supo que se volvería millonario apenas vio el billete de Oro raspadito. Ahí se encontraba el premio que le devolvería la tranquilidad...

Arqueros de Babilonia... Nos gustaba la calle Salazar Mallén por amplia, y porque casi nunca pasaban carros que nos molestaran a la hora de jugar futbol. En tardes de lluvia se transformaba en un canal de aguias oscuras y frías donde nadábamos...

Cállate, tú no eres como Anita... Le dijo Javier, su esposo.Martha observó por el televisor cuando Ana atravesó la meta. La mexicana había ganado. Otra vez iba a besar sus biceps como muestra de su poderío. Martha alargó una mano hacia el tazón con cacahuates y le supieron amargos...

Ver las nubes... -Protegeme este día -dijo Perla en voz baja. Quiso ver bien dentro de la poca luz y cuando sus ojos se acostumbraron encontró el calendario con la foto de unas nubes grises empotrado debajo del altar...

Bandidos... Juego al solitario. Encima de las cartas negras acomodo las rojas. A un siete le sigue un seis. Una reina de corazónes negros tapa un rey rojo y luego un bandido montado a caballo la oculta...

La cuesta de los Tirados... ¿Ve esas lomas? Vamos más lejos. En la canícula el pellejo se reseca, el sudor quema y tenga cuidado de no cargar nada en las manos o al lomo, porque entonces como que agarra pesadez...

Ovidio Monterroso... Apenas entró por la ventana, el vuelo zigzagueante de la mariposa negra capturó la atención de la mujer. El insecto flotaba como un pedazo de noche. A veces caía, atacada un desmayo imprevisto y luego remontaba el aire, perezosamente...