miércoles, enero 24, 2007

Cansada de besar sapos

Ana Serradilla. Me declaro fan de Ana Serradilla. Cuando entre amigos, o compañeros de escuela, me preguntaban qué actriz me gustaba yo no vacilaba en decir: Ana Serradilla. Entonces, mis amigos ponían cara de ¿quién es ésa? y yo, ruborizado por mi gusto por una actriz sin leyenda, les decía sólo un par de novelas donde había trabajado. Pero Ana Serradilla, impasible ante mi desventurado gusto, como todas las actrices, siguió trabajando. Hizo un par de buenas telenovelas, compartió crédito en una película rara como lo fue "Un mundo raro" y ha hecho teatro, sólo por mencionar algunos de sus logros. ¿Ha menguado mi gusto por Ana Serradilla con el paso de los años? No. Pero como cualquier persona que se admire o agrade, ha pasado a ser tan sólo un gusto moderado, uno de esos que sabes nunca se van a cumplir. No creo que nunca vaya ni a cruzar palabra con esta actriz mexicana.
Después de esta breve introducción, entenderán mi emoción por ir a ver "Cansada de besar sapos", película mexicana donde Ana es la protagonista. Pero, "Cansada de besar sapos" es una mala copia de las comedias románticas norteamericanas, del estilo de: "Cómo perder un chico en diez días", con Kate Hudson, o de Jennifer Garner en "13 going 30". Ana interpreta a Martha, una exitosa diseñadora de interiores que tiene un novio, Roberto, interpretado por Bernal. La trama es simple. Los eventos son esperados. De Tavira interpreta a un aspirante a actor que se enamora de Martha.
No quiero excederme en la trama pero ésta se desarrolla con los patrones esperados: Martha rompe con Roberto, Martha sale con muchos hombres con la decisión de ya no enamorarse. Se enamora de De Tavira, De Tavira descubre el secreto, parte a Barcelona donde lo contratan como actor (inverosimil en el mundo del teatro) y Martha va tras él. ¿Cómo termina la película? Imagino que lo saben.
Cansada de besar sapos, sin embargo, tiene sus buenos momentos: por ejemplo con la secretaria que tiene encuentros sexuales divertidos o escabrosos y los intentos por hacer de la ciudad de México una ciudad fílmica, casi neoyorquina. Claro, hay que soportar otra vez el escaso plano actoral de Miguel Rodarte quien sabe otra vez como homosexual, el desentono de ver en pantalla, otra vez, a Miguel España, quien cree que actuar es hacer muecas y hacer más chilona la voz. Es tan predecible la historia que en te otorga esos pequeños placeres de ir por más palomitas sin perderte de nada o incluso, perder tantito el tiempo frente al espejo del baño. Espero, Ana, que nunca leas esto, y si lo lees, bueno, sólo soy uno más dentro de la gran ciudad.

2 comentarios:

Alfredo Carrera dijo...

Ah sí, casi todos los hombres, no así la mayoría de las mujeres, tenemos a una mujer a la que nunca accederemos. Yo me conformo con saber donde compra verduras, allá en la capital, una de mis mujeres. Saludos

Anónimo dijo...

Soy ANA. ¿Quiéres sexo oral? ¿Sí?

Aunque tengo la ligera impresión de que el único sexo oral que recibes es de las lecturas eróticas de alguna gorda y susodicha poetisa.

Patético, como el tipo que ideó este mensaje