Incluso, creo, puede haber algo de belleza en la desnuda unión de barras de metal en un edificio en construcción y en el girar lento de una grúa que por la tarde, sube a un piso inacabado placas de mármol que han de cubrir el acero. Incluso, creo, puede haber algo de pensamiento en las chispas que saltan de la barra de soldar y algo de salvaje en el grito solitario que un hombre le lanza a otro hombre en un piso a desnivel mientras el rumor de las plantas eléctricas, el jadeo espartano de un camión de volteo se conjugan en un paisaje de acero limpio y tornillos nuevos. He incluso, puede haber algo de sorprendente en alguien que vea la construcción del edificio, y que su corazón, apenas una migaja de sangre y barro, se sorprenda; apenas una griba su mirada por donde desfila la sensación del progreso.