Adelante de nosotros va un Porshe azul metálico, placas bonitas, defensa más limpia que los dientes de Jaqueline Bracamontes.
-Sí, es de los buenos -le respondo-, ese vale más que usted y yo juntos. Si le pega no lo paga ni con los riñones, ni vendiéndo el corazón, ni vendiéndo su columna ni nada. Es más, no pagamos el golpe aunque los dos vendamos el corazón, así de bueno, es ese carro.
El hombre murmura un ajá desanimado. Yo nada más sonrío que no valgo ni un porshe, tal vez ni un nissan corona.